martes, 5 de agosto de 2008

Congresos bajo estricta vigilancia

Los meses de verano suelen ser época de Congresos, Workshops, Cursos, Seminarios y similares. Por propia experiencia he comprobado que un Congreso, de nivel e impacto razonable, puede mover mucho dinero y, adecuadamente gestionado, puede reportar pingües beneficios. No voy a entrar en el asunto de cómo se financia cada cual la asistencia a este tipo de eventos, tema que me suele reportar "discusiones violentas" si hay algún médico o farmaceútico metido en el ajo.

La entrada de hoy viene motivada por la lectura del último número del Chemical Engineering News, en la que una miembra (¡toma modernidad!) de la American Chemical Society manifestaba su cabreo con lo que le había ocurrido en un reciente macrocongreso celebrado en Barcelona. A instancias de un colega descubrió que, en el interior del colgajo con el que nos decoran el pescuezo en los Congresos, había una especie de tarjeta electrónica como la que se ve en la foto, destinada a controlar (mediante unas antenas distribuidas al efecto en las diferentes salas en las que se desarrollaban sesiones paralelas) las entradas y salidas de su propietaria de los diferentes ámbitos del Congreso.

Indagando, indagando, Sarah Everts, que asi se llama la ciudadana, parece haber descubierto que mientras esa martingala ha sido ya corriente en los últimos años en reuniones de tipo médico, empieza también a aplicarse en reuniones de Ciencias duras como la Química o la Física. De hecho, mi comadroma me ha dicho que en un reciente Congreso al que asistió en Lanzarote ya tenían un chip que sabía cuando habían entrado y salido de la Sala del Congreso, aunque allí parecía haber una única antena o detector. Lo de Barcelona parece un paso más de sofisticación, aunque supongo que bastante más caro de implementar.

Así que queridos colegas asistentes a este tipo de eventos, avisados quedais. Se acabó la época de elegir Congresos en sitios exóticos, aparecer por el mostrador para registrarse y recibir el certificado de asistencia, hacer acto de presencia en un par de sesiones para justificar y dedicar el resto del tiempo a hacer turismo o irse a la playa. Un Gran Hermano vigila vuestros pasos. Y, como dice Sarah, sería razonable, una vez recibida la documentación del Congreso y
antes de dedicarse a mirar los Abstracts o Resúmenes para planificar las actividades, tomarse un tiempo en verificar si nuestra tarjeta identificativa tiene "espía" dentro .

1 comentario:

JM Pereña dijo...

Lo que me parece preocupante es que te pongan el chip escondido y sin avisarte, pero yo ya tuve una experiencia similar, aunque mucho menos refinada. Hace 15 años, en un congreso de polímeros en Sao Paulo, nos daban una tarjeta con código de barras que pasaba por el lector un chico en la puerta de cada sesión.
Creo que se trataba solo de saber la audiencia de cada sesión, porque no recuerdo que la leyesen al salir. O tal vez era para evitar que se entrase sin estar registrado.
En cualquier caso, está claro que empezamos a participar en Gran Hermano (o a vivir en casa transparente), quieras o no. Así que mejor estar preparado.

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