Placebo y regresión a la media
En cualquiera de las discusiones que siempre surgen en cuanto un grupo de amigos o familiares empieza a hablar sobre si es posible que las llamadas medicinas alternativas funcionen o no, aparece enseguida el término efecto placebo. Para la mayoría de la gente, dicho efecto se identifica con la posibilidad de sanar a un paciente tras suministrarle una sustancia sin valor terapéutico. Y es idea extendida que ese efecto curativo tiene origen psicológico, bien por la influencia que pueda tener el médico que receta la sustancia o, en otras ocasiones, es el propio enfermo el que se autoconvence de que la sustancia le va a proporcionar alivio o cura. En ambos casos, el asunto funciona en mayor o menor grado.
En los acalorados debates que se generan al respecto del efecto placebo en la eficacia de la homeopatía, sus partidarios suelen reaccionar diciendo que la homeopatía también funciona con niños muy pequeños y con animales, ambos difícilmente susceptibles a influencias de tipo psicológico. Y así, un conocido médico homeópata de mi pueblo, en una entrevista que le realizaba una periodista de El Diario Vasco este noviembre, argumentaba que en el Congreso de Homeopatía, celebrado en mayo en Donosti, contaron con el testimonio de un veterinario francés que se preguntaba, "cuando administro fármacos homeopáticos a 10.000 pollos, ¿cómo saben lo que les estoy poniendo?". En esa pregunta del veterinario se está suponiendo, implícitamente, que el efecto placebo es puramente psicológico y, ciertamente, el colectivo de pollos no es el más indicado para responder a esa influencia.
Sin embargo, tomar literalmente la palabra placebo en los términos anteriores no es del todo correcto. De esa opinión era, hace pocas semanas, Victor Javier Sanz, un médico especialista en Cardiología y Medicina Familiar y Comunitaria, autor además del libro Las terapias espirituales ¿vaya timo!, (Editorial Laetoli, 2016). En una entrevista en el periódico digital eldiario.es, decía este cardiólogo que el efecto placebo se interpreta mal, incluso entre los médicos, porque se reduce a esa influencia de la mente sobre el cuerpo, exclusivamente. Explicaba a continuación el funcionamiento de una sustancia o tratamiento placebo en los ensayos clínicos convencionales, o de doble ciego, donde hay un grupo de pacientes al que se le administra la terapia que se está investigando para verificar su eficacia y un segundo grupo de control al que se le da un placebo, una medicación inefectiva. En este segundo grupo aproximadamente un 30% se curará o mejorará.... Si el medicamento que estamos investigando supera por mucho el porcentaje obtenido por el placebo, podemos empezar a pensar que es eficaz. Pero si los resultados son similares a los del grupo que recibe el placebo, entonces el medicamento no sirve para nada.
Pero entonces, y parece pertinente la pregunta, ¿por qué se cura la gente (o los pollos) tras ingerir cosas que no tienen efecto terapéutico alguno?. El mismo cardiólogo lo explica en la entrevista diciendo que la curación se debe a lo que él llama factores inespecíficos: "Por ejemplo, el 70% de las enfermedades se curan hagas lo que hagas. Si tienes una gripe en unos siete días te vas a curar, quieras o no. Esto ofrece una gran ventaja a los pseudomédicos, es como si jugaran a la ruleta pero sabiendo que tienes una probabilidad muy alta de acertar". Victor Javier Sanz explica así, en lenguaje coloquial, algo que se conoce desde hace tiempo y sobre lo que escribía, hace poco más de un año David Colquhoun, un ya octogenario farmacólogo que sigue muy activo en su blog DC's Improbable Science, denunciando la mala praxis de las compañías farmacéuticas con los datos estadísticos derivados de los ensayos clínicos arriba mencionados. Lo cual no es óbice ni cortapisa para que también la emprenda, con idéntico ardor juvenil, tanto con las pseudociencias como con las Instituciones académicas que les acogen.
En esa entrada, Colquhoun explica lo que desde hace muchos años se llama regresión a la media, un término puramente estadístico, según el cual y aplicado a la Medicina, en muchas situaciones en las que uno enferma, tras un período crítico, se tiende a mejorar con independencia de que el paciente tome homeopatía, le pongan las manos encima o se tome un medicamento convencional. Y entiende que es esta regresión a la media la razón fundamental por la que muchos tratamientos poco efectivos (ya sean convencionales o alternativos) parecen funcionar, regresión a la media que juega su papel sea el paciente un pollo o el Búho ilustrado que os escribe. En mucha menor proporción la curación por el placebo se debería al poder de nuestra mente, la de hipocondríacos como yo, que podemos enfermar o sanar solo con pensar mucho en ello.
Así que, sobre la base de estos principios y en lo relativo a la curación de animales con homeopatía hay que negar la mayor: la homeopatía no funciona con animales como no funciona con personas. Y no lo digo yo, un oscuro químico, jubilado para más señas. La revista Homeopathy, publicada por el grupo Elsevier y referente donde los haya entre los homeópatas, publicaba en enero de 2015 un número entero dedicado a la homeopatía en Veterinaria, que este vuestro Búho ha explorado en detalle. El Editor de la revista, Peter Fisher, en su resumen inicial del número, resaltaba entre sus contenidos un artículo firmado por dos conocidos profesionales de la homeopatía: Robert T. Mathie de la British Homeopathic Association y Jürgen Clausen de la alemana Karl und Veronica Carstens-Stiftung.
Y lo resaltaba porque, según Fisher, el citado artículo es el primer y exhaustivo metanálisis de ensayos clínicos controlados aleatoriamente, usando placebos, que se publica en el ámbito de la Veterinaria. Es evidente con solo leer lo anterior que, en ese artículo, la palabra placebo se emplea en el sentido clásico de los ensayos clínicos habituales en la Medicina convencional. Repitámoslo para que quede claro: se suministra a un grupo de enfermos (en este caso a vacas, perros, cerdos y cabras) el preparado homeopático pretendidamente eficaz contra la enfermedad del animal, mientras que un grupo de control diferente recibe otra sustancia sin efecto alguno o placebo. Y se comparan los resultados. Admitiremos además (y esto lo digo yo) que el efecto psicológico no funciona por aquello de actuar con animales, siguiendo así la argumentación de los veterinarios homeópatas.
El mencionado artículo llega a una conclusión bastante decepcionante para los partidarios de la veterinaria homeopática. Literalmente, "El metanálisis proporciona una muy limitada evidencia de que la intervención en animales usando medicinas homeopáticas sea distinguible de la correspondiente intervención usando placebos". Conclusión que convendréis conmigo que, viniendo de quien viene deja pocas dudas al respecto. Porque algún pequeño sesgo implícito tendrán los autores, dadas las "holguras" del tratamiento estadístico de los datos. Así que los variados bichos de los 18 ensayos clínicos seleccionados por los autores para su metanálisis, se curaban más o menos igual con los preparados homeopáticos que con los placebos. En ambos casos, siguiendo a Colquhoun, se curaban por regresión a la media.
Dice Colquhoun, en una de las respuestas a los muchos comentarios de la entrada del Blog a la que estamos haciendo referencia, que "El principio de la regresión a la media se ha comprendido bien desde hace más de 100 años, por lo que no me resulta obvio por qué no es mejor entendido. Pienso que una de las razones es que, comprenderlo bien y usarlo, reduciría los ingresos tanto de las grandes farmacéuticas como de la legión de charlatanes que están deseosos de vendernos cosas que no sirven para nada".
Agradecimientos
Este post es el resultado de la preparación que hice para una charla impartida el 16 de enero en Ondárroa, dentro del ciclo organizado por Zientziaren Giltzak (Las llaves de la Ciencia), un grupo de fanáticos del conocimiento que me trataron de maravilla y cuyo ejemplo podría proliferar en el resto de la geografía (sea cual sea la tuya), para bien de todos.
En los acalorados debates que se generan al respecto del efecto placebo en la eficacia de la homeopatía, sus partidarios suelen reaccionar diciendo que la homeopatía también funciona con niños muy pequeños y con animales, ambos difícilmente susceptibles a influencias de tipo psicológico. Y así, un conocido médico homeópata de mi pueblo, en una entrevista que le realizaba una periodista de El Diario Vasco este noviembre, argumentaba que en el Congreso de Homeopatía, celebrado en mayo en Donosti, contaron con el testimonio de un veterinario francés que se preguntaba, "cuando administro fármacos homeopáticos a 10.000 pollos, ¿cómo saben lo que les estoy poniendo?". En esa pregunta del veterinario se está suponiendo, implícitamente, que el efecto placebo es puramente psicológico y, ciertamente, el colectivo de pollos no es el más indicado para responder a esa influencia.
Sin embargo, tomar literalmente la palabra placebo en los términos anteriores no es del todo correcto. De esa opinión era, hace pocas semanas, Victor Javier Sanz, un médico especialista en Cardiología y Medicina Familiar y Comunitaria, autor además del libro Las terapias espirituales ¿vaya timo!, (Editorial Laetoli, 2016). En una entrevista en el periódico digital eldiario.es, decía este cardiólogo que el efecto placebo se interpreta mal, incluso entre los médicos, porque se reduce a esa influencia de la mente sobre el cuerpo, exclusivamente. Explicaba a continuación el funcionamiento de una sustancia o tratamiento placebo en los ensayos clínicos convencionales, o de doble ciego, donde hay un grupo de pacientes al que se le administra la terapia que se está investigando para verificar su eficacia y un segundo grupo de control al que se le da un placebo, una medicación inefectiva. En este segundo grupo aproximadamente un 30% se curará o mejorará.... Si el medicamento que estamos investigando supera por mucho el porcentaje obtenido por el placebo, podemos empezar a pensar que es eficaz. Pero si los resultados son similares a los del grupo que recibe el placebo, entonces el medicamento no sirve para nada.
Pero entonces, y parece pertinente la pregunta, ¿por qué se cura la gente (o los pollos) tras ingerir cosas que no tienen efecto terapéutico alguno?. El mismo cardiólogo lo explica en la entrevista diciendo que la curación se debe a lo que él llama factores inespecíficos: "Por ejemplo, el 70% de las enfermedades se curan hagas lo que hagas. Si tienes una gripe en unos siete días te vas a curar, quieras o no. Esto ofrece una gran ventaja a los pseudomédicos, es como si jugaran a la ruleta pero sabiendo que tienes una probabilidad muy alta de acertar". Victor Javier Sanz explica así, en lenguaje coloquial, algo que se conoce desde hace tiempo y sobre lo que escribía, hace poco más de un año David Colquhoun, un ya octogenario farmacólogo que sigue muy activo en su blog DC's Improbable Science, denunciando la mala praxis de las compañías farmacéuticas con los datos estadísticos derivados de los ensayos clínicos arriba mencionados. Lo cual no es óbice ni cortapisa para que también la emprenda, con idéntico ardor juvenil, tanto con las pseudociencias como con las Instituciones académicas que les acogen.
En esa entrada, Colquhoun explica lo que desde hace muchos años se llama regresión a la media, un término puramente estadístico, según el cual y aplicado a la Medicina, en muchas situaciones en las que uno enferma, tras un período crítico, se tiende a mejorar con independencia de que el paciente tome homeopatía, le pongan las manos encima o se tome un medicamento convencional. Y entiende que es esta regresión a la media la razón fundamental por la que muchos tratamientos poco efectivos (ya sean convencionales o alternativos) parecen funcionar, regresión a la media que juega su papel sea el paciente un pollo o el Búho ilustrado que os escribe. En mucha menor proporción la curación por el placebo se debería al poder de nuestra mente, la de hipocondríacos como yo, que podemos enfermar o sanar solo con pensar mucho en ello.
Así que, sobre la base de estos principios y en lo relativo a la curación de animales con homeopatía hay que negar la mayor: la homeopatía no funciona con animales como no funciona con personas. Y no lo digo yo, un oscuro químico, jubilado para más señas. La revista Homeopathy, publicada por el grupo Elsevier y referente donde los haya entre los homeópatas, publicaba en enero de 2015 un número entero dedicado a la homeopatía en Veterinaria, que este vuestro Búho ha explorado en detalle. El Editor de la revista, Peter Fisher, en su resumen inicial del número, resaltaba entre sus contenidos un artículo firmado por dos conocidos profesionales de la homeopatía: Robert T. Mathie de la British Homeopathic Association y Jürgen Clausen de la alemana Karl und Veronica Carstens-Stiftung.
Y lo resaltaba porque, según Fisher, el citado artículo es el primer y exhaustivo metanálisis de ensayos clínicos controlados aleatoriamente, usando placebos, que se publica en el ámbito de la Veterinaria. Es evidente con solo leer lo anterior que, en ese artículo, la palabra placebo se emplea en el sentido clásico de los ensayos clínicos habituales en la Medicina convencional. Repitámoslo para que quede claro: se suministra a un grupo de enfermos (en este caso a vacas, perros, cerdos y cabras) el preparado homeopático pretendidamente eficaz contra la enfermedad del animal, mientras que un grupo de control diferente recibe otra sustancia sin efecto alguno o placebo. Y se comparan los resultados. Admitiremos además (y esto lo digo yo) que el efecto psicológico no funciona por aquello de actuar con animales, siguiendo así la argumentación de los veterinarios homeópatas.
El mencionado artículo llega a una conclusión bastante decepcionante para los partidarios de la veterinaria homeopática. Literalmente, "El metanálisis proporciona una muy limitada evidencia de que la intervención en animales usando medicinas homeopáticas sea distinguible de la correspondiente intervención usando placebos". Conclusión que convendréis conmigo que, viniendo de quien viene deja pocas dudas al respecto. Porque algún pequeño sesgo implícito tendrán los autores, dadas las "holguras" del tratamiento estadístico de los datos. Así que los variados bichos de los 18 ensayos clínicos seleccionados por los autores para su metanálisis, se curaban más o menos igual con los preparados homeopáticos que con los placebos. En ambos casos, siguiendo a Colquhoun, se curaban por regresión a la media.
Dice Colquhoun, en una de las respuestas a los muchos comentarios de la entrada del Blog a la que estamos haciendo referencia, que "El principio de la regresión a la media se ha comprendido bien desde hace más de 100 años, por lo que no me resulta obvio por qué no es mejor entendido. Pienso que una de las razones es que, comprenderlo bien y usarlo, reduciría los ingresos tanto de las grandes farmacéuticas como de la legión de charlatanes que están deseosos de vendernos cosas que no sirven para nada".
Agradecimientos
Este post es el resultado de la preparación que hice para una charla impartida el 16 de enero en Ondárroa, dentro del ciclo organizado por Zientziaren Giltzak (Las llaves de la Ciencia), un grupo de fanáticos del conocimiento que me trataron de maravilla y cuyo ejemplo podría proliferar en el resto de la geografía (sea cual sea la tuya), para bien de todos.