Hierbas para los sofocos
El cohosh negro, también conocido por los más botánicos nombres de Cimifuga racemosa o Actaea racemosa, es una planta con un largo historial en lo relativo a usos medicinales. Desde que los galenos decidieron abandonar, por peligrosa, la llamada terapia hormonal sustitutoria, empleada para combatir los molestos síntomas asociados a la menapausia, la venta de esta hierba (más bien de sus raíces) se ha disparado en todo el mundo, particularmente en EEUU, donde ya los indios la usaban para combatir una larga lista de enfermedades. No voy a hablar sobre si la Cimifuga funciona o no a la hora de combatir los cabreantes sofocos, que ando rodeado de ginecólogos y matronas y puede que me lleve un currito por entrar en territorios que me son ajenos.
Hace unos años, aparecieron una serie de estudios epidemiológicos que parecían indicar que el consumo de este suplemento alimentario (como es vendido en EEUU y Canadá) podía relacionarse con daños en el hígado. En respuesta a esas inquietudes, la Agencia de Salud canadiende analizó varias muestras de productos vendidos como Black Cohosh, encontrándose con la sorpresa de que varios de ellos no contenían Cimifuga racemosa sino otras variedades más baratas de Cimifuga, originarias de Asia.
El resultado anterior podría parecer irrelevante y propio de un mercado global que busca el suministro más barato, pero no lo es. A diferencia de la farmacología de síntesis química, la basada en plantas da lugar a productos finales sumamente complejos. Y así, en las raíces de nuestra Cimifuga se han llegado a detectar hasta 42 glicósidos triterpénicos y 11 diferentes compuestos fenólicos como el ácido cafeico, habitual en muchas plantas. La cosa se complica aún más porque, incluso con plantas idénticas, las composiciones de los productos finales pueden ser diferentes dependiendo de cómo se ha llevado a cabo el procesado de las raíces de la planta, desde que se cosechan hasta que se comercializan en diversas presentaciones, despues de un correcto secado y triturado.
El asunto de la Cimífuga es un caso representativo de los problemas con los que se están encontrando las agencias de Salud a la hora de establecer métodos analíticos que aseguren la inocuidad de estos preparados de herbolario. La complejidad se ha reflejado en el programa AMRM (Analytical Methods and Reference Materials) puesto en marcha por la Oficina para Suplementos Dietéticos del Instituto Nacional de la Salud (NIH) en colaboración con la FDA y otros organismos, todos ellos americanos. Con ese protocolo, los últimos años han visto muchos trabajos científicos en los que, usando las técnicas analíticas más sofisticadas, han tratado de identificar perfiles representativos de plantas como la Ginkgo biloba, usada en tratamientos para la memoria, las variedades de canela usadas en bronquitis o trastornos intestinales o la tristemente famosa Ephedra sinica, usada en tratamientos para perder peso y en atletas de alto nivel, de la que ya hablamos en este Blog.
Pero aún y así, la cosa es realmente intrincada por las razones que he mencionado más arriba. Hay que buscar entre la compleja composición química de uno de estos productos, moléculas que resulten marcadoras exclusivas, bien de las especies que interesan o bien de las especies a evitar. Solo así es posible determinar si lo que nos están vendiendo como Cimifuga racemosa es la que no ha ocasionado problemas a sus consumidores a lo largo de los siglos o es la Cimifuga de origen asiático que podría estar en el origen de algunos problemas.
Vamos, que igualico que el ácido ascórbico (Vitamina C, Redoxon)....
Hace unos años, aparecieron una serie de estudios epidemiológicos que parecían indicar que el consumo de este suplemento alimentario (como es vendido en EEUU y Canadá) podía relacionarse con daños en el hígado. En respuesta a esas inquietudes, la Agencia de Salud canadiende analizó varias muestras de productos vendidos como Black Cohosh, encontrándose con la sorpresa de que varios de ellos no contenían Cimifuga racemosa sino otras variedades más baratas de Cimifuga, originarias de Asia.
El resultado anterior podría parecer irrelevante y propio de un mercado global que busca el suministro más barato, pero no lo es. A diferencia de la farmacología de síntesis química, la basada en plantas da lugar a productos finales sumamente complejos. Y así, en las raíces de nuestra Cimifuga se han llegado a detectar hasta 42 glicósidos triterpénicos y 11 diferentes compuestos fenólicos como el ácido cafeico, habitual en muchas plantas. La cosa se complica aún más porque, incluso con plantas idénticas, las composiciones de los productos finales pueden ser diferentes dependiendo de cómo se ha llevado a cabo el procesado de las raíces de la planta, desde que se cosechan hasta que se comercializan en diversas presentaciones, despues de un correcto secado y triturado.
El asunto de la Cimífuga es un caso representativo de los problemas con los que se están encontrando las agencias de Salud a la hora de establecer métodos analíticos que aseguren la inocuidad de estos preparados de herbolario. La complejidad se ha reflejado en el programa AMRM (Analytical Methods and Reference Materials) puesto en marcha por la Oficina para Suplementos Dietéticos del Instituto Nacional de la Salud (NIH) en colaboración con la FDA y otros organismos, todos ellos americanos. Con ese protocolo, los últimos años han visto muchos trabajos científicos en los que, usando las técnicas analíticas más sofisticadas, han tratado de identificar perfiles representativos de plantas como la Ginkgo biloba, usada en tratamientos para la memoria, las variedades de canela usadas en bronquitis o trastornos intestinales o la tristemente famosa Ephedra sinica, usada en tratamientos para perder peso y en atletas de alto nivel, de la que ya hablamos en este Blog.
Pero aún y así, la cosa es realmente intrincada por las razones que he mencionado más arriba. Hay que buscar entre la compleja composición química de uno de estos productos, moléculas que resulten marcadoras exclusivas, bien de las especies que interesan o bien de las especies a evitar. Solo así es posible determinar si lo que nos están vendiendo como Cimifuga racemosa es la que no ha ocasionado problemas a sus consumidores a lo largo de los siglos o es la Cimifuga de origen asiático que podría estar en el origen de algunos problemas.
Vamos, que igualico que el ácido ascórbico (Vitamina C, Redoxon)....