Los polímeros de Elena Ceausescu
Tras una búsqueda bibliográfica en la Web of Science, seleccionando como autora a Elena Ceausescu, he podido comprobar que aparecen 47 documentos directamente atribuibles a ella, de los cuales 13 son patentes, 29 son artículos científicos convencionales y el resto son de otra índole. Muchos están publicados en revistas rumanas de poca relevancia internacional pero otros lo están en revistas conocidas de polímeros o de catálisis, editadas por reputados Grupos editoriales, de cuyas webs es todavía posible descargarse los documentos en cuestión.
Elena Ceausescu se graduó en Química en el Instituto Politécnico de Bucarest y tras su graduación empezó trabajando, parece que como técnico de laboratorio, en el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo en Química y Petroquímica (ICECHIM), en su Departamento de Elastómeros (cauchos) que, como mis sagaces lectores saben, es un tipo de polímero. Uno de los investigadores implicados en la reivindicación de los verdaderos autores de la bibliografía de la Ceausescu dice que, probablemente, esos comienzos fueron la razón por la que optó por "especializarse" en polímeros, después de que su marido ascendiera al poder y ella decidiera que era conveniente aparecer como una reputada científica.
La elaboración de su Tesis Doctoral y su posterior defensa estuvo también trufada de todo tipo de irregularidades. Titulada "Polimerizarea stereoespecifica a izoprenului" (polimerización esterereoespecífica de isopreno) se leyó a puerta cerrada (cosa inusual) tras una serie de trifulcas con académicos que se negaron a avalarla. Un ejemplar, editado posteriormente, puede verse en la foto que ilustra esta entrada. Durante años se corrió el bulo de que la Tesis la había escrito el Prof. Cristofor Simionescu, una figura relevante en el mundo académico relacionado con la celulosa (otro polímero). Hoy sabemos (tras agradecer al traductor de Google el permitirnos leer rumano) los nombres de los cuatro investigadores que escribieron la Tesis y que aparecen como coautores en algunos de los artículos de la Ceausescu. Y sabemos también que Simionescu se escabulló de la lectura de Tesis, argumentando que estaba enfermo.
A estas alturas de la película habrá más de un lector mosqueado conmigo por haberme metido en este jardín, pero es fácil de explicar por qué el artículo de The Guardian llamó inmediatamente mi atención. Resulta que mi Director de Tesis, el Prof. Gonzalo M. Guzmán, era amigo de Simionescu porque ambos estaban implicados en campos muy próximos del mundo de los polímeros de celulosa y almidón y se habían encontrado en reuniones y congresos. Y Simionescu, en los años 80, era el editor de una revista que todavía existe, Cellullose Chemistry and Technology. Nunca ha sido una revista de las más afamadas, pero mi jefe nos insistió durante aquellos años para que algo de lo que entonces hacíamos los incipientes poliméricos de la cochambrosa Facultad del barrio donostiarra de Alza, lo enviáramos a la revista de su amigo Cristofor, que seguro que lo consideraría con cariño. Así que el CV de este vuestro Búho contiene dos artículos publicados en esa revista, uno del año 1981 y otro del año 1985.
Pero las implicaciones de los poliméricos donostiarras en la historia que os estoy contando va todavía más lejos. Como consecuencia del creciente renombre de la Ceausescu (varias Universidades extranjeras le nombraron Doctor Honoris Causa), la rumana pudo maniobrar suficientemente en el ámbito internacional de los polímeros y, más concretamente, en la IUPAC (Unión Internacional de la Química Pura y Aplicada), consiguiendo que la edición de 1983 de los renombrados International Symposia on Macromolecules se celebrara en setiembre de ese año en Bucarest. Y allí se fueron dos colegas, vecinas del despacho contiguo al mío durante años. Aunque se perdieron la apertura del Congreso por parte de la Simionescu, porque no llegaron a tiempo al ser retenidas en Hungría por no llevar visado para ese país. Todavía se acuerdan de las vicisitudes.
El título del artículo de The Guardian habla de "la larga cola del fraudulento trabajo científico de Elena Ceausescu". Buscando documentación para esta entrada he podido comprobar que el asunto de los fraudes en las publicaciones científicas rumanas no murió con los Ceausescu, llegando incluso a afectar a Victor Ponta que fue Primer Ministro del país entre 2012 y 2015.
Y esto es todo amigos por este año. Sed lo más prudentes que podáis.