sábado, 14 de junio de 2025

Humo de vapeadores y un metilo

Avisaba en la última entrada que me iba para Galicia. Ya hemos vuelto. Siempre voy con el propósito de escribir algo, pero al final no hago nada más que mirar la Ría de Arousa que me hipnotiza. Pero mientras estoy allí, me siguen llegando alertas de muchos sitios así que este año, como otros, no ha me ha quedado más remedio que irlas leyendo y anotando las que me interesan, entre las que siempre suele haber alguna con tintes quimiofóbicos. Y ya en casa, y para aterrizar en mi rutina diaria, voy a empezar por contaros una noticia que me ha llamado la atención, por venir de quien viene. En cierta forma tiene que ver con los vapeadores y calentadores que simulan a los cigarrillos de tabaco pero que no cunda el pánico, no voy a volver sobre un tema del que ya hay varias entradas (como esta o esta otra) en el Blog. Y que, dicho sea de paso, me han acarreado siempre cariñosas reprimendas de algunos de mis suscriptores. La presente entrada tiene de fondo a esos dispositivos pero se refiere a un gazapo quimiofóbico de una asociación médica que, en principio, podemos considerar como seria.

Y que no es otra que la American Medical Association (AMA), la organización de médicos más grande de EEUU. Fue fundada en 1847 y a ella pertenecen más del 50% de los médicos que ejercen en ese país. Edita una de las revistas médicas más prestigiosas, el Journal of the American Medical Association (JAMA para los iniciados) y actúa también como lobby o grupo de presión en cuestiones como el intrusismo profesional o en las derivadas de decisiones gubernamentales que no satisfacen a la clase médica americana. Como se ve un colectivo con mucha historia, peso y relevancia científica.

El caso es que este 30 de mayo, la AMA publicó una entrada en un Blog que forma parte de su página web y en la que se recogían las opiniones de un neumólogo sobre los riesgos de los vapeadores. Entrada a la que, si queréis, le podéis echar un vistazo en este enlace. No creo que os diga nada que no hayáis leído recientemente en los medios, ya sea con ocasión del día contra el tabaco o en relación con las intenciones de la Ministra de Sanidad de prohibir todo tipo de dispositivo electrónico que emule a un cigarrillo.

Pero varios cazadores de gazapos quimiofóbicos se han centrado en una frase de esa entrada en la que el citado neumólogo dice literalmente que “uno de los ingredientes más comunes en los líquidos de vapeo es una sustancia química llamada propilenglicol, que es un aditivo habitual en los alimentos y que, también puede utilizarse para fabricar anticongelantes, pinturas, disolventes y humo artificial". Precisamente, esta última “habilidad” del propilenglicol es la que se emplea en los vapeadores para que el fumador pueda exhalar algo parecido al humo que se produce en la combustión de un cigarrillo habitual.

La metedura de pata del galeno es, para los cazadores de quimiofóbicos, de juzgado de guardia. Se confunde al propilenglicol (PPG) con otra sustancia química, el etilenglicol (EG), que es el que realmente se usa en la fabricación de anticongelantes y demás ítems de la frase. En lo que únicamente acierta el neumólogo es en lo de aditivo habitual en los alimentos lo cual, siendo correcto, parece un contrasentido en su argumentación. De hecho, en la legislación europea sobre aditivos alimentarios, el PPG está denotado con el número E-1520 y en cosmética y farmacología como E490. En la legislación americana, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) lo considerado un producto GRAS (Generally Recognized as Save) o, lo que es lo mismo, una sustancia que se considera segura en las condiciones de uso previstas en alimentos. Así que no es de extrañar que, entre las muchísimas aplicaciones del propilenglicol en diversos ámbitos, está la de emplearse en los inhaladores que usan las personas que tienen crisis asmáticas, llegando a los mismos lugares del organismo que llega cuando alguien vapea.

La pequeña diferencia entre el etilenglicol y el propilenglicol está en que el segundo tiene un grupo metilo más (CH3 para los químicos), suficiente para que, desde el punto de vista de la toxicidad, las diferencias entre uno y otro sean palmarias. Y así, cuando el etilenglicol se metaboliza en el organismo humano, se produce ácido oxálico, muy peligroso, del que ya hablamos en una entrada anterior sobre los cálculos renales y puede producir insuficiencia renal y daños neurológicos. Sin embargo, al metabolizar propilenglicol, las sustancias que se generan (metabolitos) son los ácidos láctico y pirúvico, que solo a concentraciones muy altas pueden producir alguna diarrea o alguna irritación leve.

Lo que está claro es que al neumólogo sabe poco de Química o se le ha ido la mano al relacionar el propilenglicol con los anticongelantes en un intento de impresionar. Aunque dada su profesión, lo de los inhaladores para el asma lo tiene que conocer. Y en lógica consecuencia estos últimos también deberían prohibirse. Por otro lado, su propia afirmación de que el propilenglicol se usa en alimentación le tendría que haber inducido a tirar del hilo un poco más. Todos cometemos errores y no nos vamos a meter más con él pero, en principio, en esas declaraciones parece asomar la patita de un quimiofóbico. Asi que avisados estáis de que si os aducen lo del propilenglicol y el anticongelante para que no uséis vapeadores, es un cuento chino.

Y un poco de música para animar el día. Un extracto de dos minutos de la Rapsodia rumana nº 1 de George Enescu, con la Filarmónica de Berlin y Sir Simon Ruttle a la batuta. Grabada hace exactamente 10 años.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante.
Muchas gracias Yanko.

Yanko Iruin dijo...

Gracias a ti

Anónimo dijo...

Como siempre, muy interesante y perfectamente explicado. Mil gracias. Javier

Anónimo dijo...

Todo me suena a "chino" pero lo leo.
Buen trabajo.

Yanko Iruin dijo...

Pues no me queda más que agradecerte el esfuerzo.

Anónimo dijo...

Hola Yanko,
Hay un factor que se suele obviar alegremente en el asunto de los vapeadores: la temperatura. Cuando se asimila un vapeador a un ventolín, se da por hecho que lo que llega a los pulmones es exactamente lo mismo que se carga en el cartucho del dispositivo, solo que en forma de vapor. En el caso del ventolín esto es cierto porque es frío, pero para que la disolución hidroglicólica de los vapeadores forme un aerosol se deben calentar, al menos, entre 190 y 240 ºC. A esas temperaturas los cientos de diferentes componentes añadidos para “aromatizar” el aerosol puede dar (aunque no siempre) infinidad de reacciones cruzadas, generando pequeñísimas cantidades de vaya-usted-a-saber-qué. Para mí lo escandaloso es que la FDA y la EMA no exijan certificaciones de análisis de impurezas para cada tipo cartucho en los condensados de los aerosoles tras el calentamiento y enfriamiento. Un vapeador es más parecido a un dispositivo médico que a un cigarrillo, y como tal se debería comercializar.

Yanko Iruin dijo...

Muchas gracias anónimo. Un comentario muy pertinente y que en alguna entrada anterior sobre los vapeadores creo haber comentado. Estoy de acuerdo en lo que dices, pero eso no invalida el meollo de la entrada El propilenglicol no se usa en anticongelantes ni es nocivo para la salud. Y su primo, el etilenglicol, no se usa en vapeadores. Sobre la composición y procedencia de los aromatizadores ya manifesté mis reservas en otra entrada concreta.

aurora ruiz galán dijo...

Un metilo de más o de menos en la molécula de una sustancia tiene mucho efecto sobre la toxicidad de ésta. El etanol es moderadamente tóxico, pero si, a su molécula le quitamos un metilo, se convierte en metanol, que es de mayor toxicidad. Y si, a la molécula de metanol volvemos a quitarle un metilo, se convierte en otra sustancia que, siguiendo la tendencia, debería ser más tóxica todavía. (Yo creo que sí lo es.)

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