lunes, 1 de octubre de 2018

Pues no, los PCBs no son plásticos

Como se refleja en la parte superior de la página de acogida de este Blog, su apertura respondió a mi deseo de combatir la Quimiofobia rampante, algo que un servidor constataba allá por fecha tan lejana como febrero de 2006. Una de las consecuencias de la implantación de esa Quimiofobia ha sido su extensión posterior al mundo de los materiales plásticos. Y esta entrada tiene que ver con un reciente ejemplo de los efectos colaterales que dicha Plastifobia tiene incluso en medios de comunicación que se suponen serios y, para mas inri, en sus páginas dedicadas a la Ciencia, supuestamente llevadas por profesionales preparados. Pero antes de empezar me vais a permitir que deja algunas cosas claras desde el principio. Para que mi amigo Juanito E. no me eche la bronca otra vez como lo hizo esta pasada semana.

El prefijo poli es un elemento compositivo de algunas palabras, un prefijo que indica pluralidad, abundancia y términos similares como muchos y muchas, etc. Y ese es el sentido en palabras como polígono (muchos ángulos), polimorfo (muchas formas), polígamo (muchas esposas) y otras que así empiezan. No es nuevo para una parte de mis lectores que este vuestro Búho ha dedicado casi toda su vida académica al estudio y enseñanza de los polímeros. Esa palabra está compuesta por dos términos que se derivan del griego, el ya mencionado prefijo poli y la terminación mero que podemos traducir por parte. En el ámbito de la Química, un polímero es un material cuyas moléculas están constituidas por muchas partes iguales unidas entre sí, miles de veces más grandes que las de las sustancias químicas convencionales. La totalidad de los plásticos introducidos en el siglo XX (llamados así porque con la temperatura reblandecen y al enfriarlos solidifican), son polímeros. Sin excepción. Y eso se nota, entre otras cosas, en cómo los nombramos: polietileno, polipropileno, polietilen tereftalato, poliamida, poliéster, policarbonato...

Quizás por eso y por la plastifobia causada por las múltiples noticias en torno a la contaminación de plásticos en los océanos, al autor de la noticia publicada el pasado viernes en la sección de Ciencia de un conocido diario, se le fue la mano de forma espectacular. Si pincháis en la figura que ilustra esta entrada, veréis que el artículo hablaba de un plástico, prohibido desde hace años, que está matando a las orcas. El titular y el texto completo han aguantado en la red todo el fin de semana hasta ser corregidos este lunes después de que alguien les avisara (yo mismo publiqué en Twitter este tuit el mismo viernes). En la versión original se usaban hasta 11 veces los términos plástico o plásticos para referirse a la sustancia que está acabando con la vida de las orcas. Aun en la versión de hoy por la mañana (puede que la cambien si me leen) quedaba sin eliminar esa referencia a los plásticos en dos ocasiones, una como tal (penúltimo párrafo) y otra con la incorrecta denominación de los PCBs como policloruro de bifenilo, al final del artículo y que, ciertamente, suena a un plástico como los mencionados arriba. Aunque ninguna industria ha producido ni producirá jamás un plástico con ese nombre.

El error de bulto de considerar que PCB son las siglas de un plástico hubiera podido subsanarse sin mas que poner ese acrónimo en Google y abrir la página de Wikipedia que aparece enseguida. Las siglas PCB se refieren a "los policlorobifenilos (PCB) o bifenilos policlorados (en inglés: polychlorinated biphenyls), una serie de compuestos organoclorados, que constituyen una familia de hasta 209 miembros o congéneres". Lo de bifenilos policlorados quiere decir que son sustancias que tiene varios (de ahí lo de poli) átomos de cloro en su molécula (pero, en cualquier caso, no mas de diez). Pero ninguno de los 209 es un polímero (y, por tanto, no pueden considerarse plásticos) porque no hay una unidad repetitiva que se repita cientos o miles de veces en sus moléculas. Se trata de sustancias químicas convencionales (como el agua o la glicerina) que fueron usadas hace muchos años como aislantes en instalaciones eléctricas y otros usos. Y que fueron prohibidos a partir de los setenta por su carácter de cancerígenos y acumulables en el tejido adiposo de los mamíferos.

Establecido que los PCBs no son plásticos, el titular del periódico tampoco refleja la realidad del artículo científico al que hace referencia. Basta leerse su título y su resumen o abstract para darse cuenta de que en él no se presenta evidencia experimental alguna de que los PCBs estén "matando" a las orcas. El artículo es una recopilación de datos sobre la concentración de PCBs en 358 muestras de tejido adiposo de estos animales, tomadas en diferentes puntos del mundo. Y el uso de un modelo para predecir cómo puede ir evolucionando ese contenido en los próximos cien años, con conclusiones, según los autores, muy preocupantes. Y los que me leen ya saben de mi aversión por modelos a cien años vista.

Voy a terminar con una puntualización, creo que pertinente, dedicada al amigo arriba mencionado, que algo sabe de estadística. Un análisis de los datos (el material suplementario del artículo científico contiene una hoja Excel con todos los datos recopilados) permite deducir que la concentración media de PCBs en esas muestras es 22 miligramos por kilo de materia grasa de animal. Muy alejado de la cifra de 1,3 gramos (o 1300 miligramos) que se menciona en el artículo de El Pais como cifra mas preocupante, un valor que solo se alcanza en una de las 358 muestras investigadas, perteneciente a una orca capturada en el Pacífico Norte. Si elimináramos esa única muestra del análisis, la concentración media bajaría hasta los 19 miligramos, por debajo de los 50 que el propio artículo menciona como dañino para los mamíferos. Pero no voy a ocultar que hay zonas del globo donde, ciertamente, esa cifra se excede de forma bastante significativa.

Y es que, demasiadas veces, hay que leerse el artículo original para sacar conclusiones bastante diferentes de las que difunden notas de prensa de Universidades y revistas científicas, destinadas a cautivar la atención de los medios de comunicación y las redes sociales, siempre ávidos de atractivos titulares.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Don Yanko:

Sobre su ultimo párrafo me permito indicarle una viñeta de un cómic norteamericano que se llama "the science news cycle", y es una divertida visión sobre el paso de la investigación científica hasta su reflejo en la sociedad.
Un saludo de un químico

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