Radiólogos en miniatura
Hace casi exactamente dos años, en una entrada anterior que yo dedicaba a Oliver Sacks y a los fenómenos de la fluorescencia y la fosforescencia, acababa el post con un guiño "gastronómico". Hablaba allí del llamado efecto triboluminiscente, ese curioso fenómeno que se da al mascar, o fracturar violentamente, trozos de azúcar o de golosinas como los WintOGreen Lifesavers de Nabisco y que, en absoluta oscuridad, proporciona fugaces destellos luminosos. La verdad es que, desde entonces y de cuando en cuando, he vuelto de forma recurrente a buscar información al respecto, pero siempre me he dado con un canto en los dientes. Si poneis WintOGreen Lifesavers en YouTube salen muchos vídeos en los que la gente masca los caramelitos en cuestión pero, en la mayoría, no se ve nada o casi nada, cuando se supone que se les debiera llenar la boca de una luz azulada.
Aunque el origen de este sutil fenómeno no está claro del todo, la idea que parece aceptada es que, en ciertos materiales, su fractura brusca produce una cierta separación de cargas eléctricas que cuando, casi inmediatamente, vuelven a juntarse y dependiendo de la magnitud de dichas cargas, generan radiación electromagnética que puede tener diferentes frecuencias o, lo que es lo mismo, dar lugar a diferentes tipos de luces. En el caso de los WintOGreen Lifesavers, éstos llevan salicilato en su formulación, una sustancia que es fluorescente y que, con su presencia y efecto, refuerza el proceso luminoso.
El caso es que el pasado finde, mi colega (y sabio maquero) Txusmari Aizpurua quien, dicho sea de paso, me debe un post sobre las drogas de diseño, me daba la oportunidad de retomar el asunto desde otra óptica. Me pasaba una página del New York Times del pasado octubre en la que se describía un fenómeno similar, aunque éste tiene la rara particularidad de producirse al despegar, en una atmósfera sometida a un ligero vacío, una cinta adhesiva convencional de 3M. Y, además, la radiación generada en ese caso no es luz visible o ultravioleta, sino Rayos X, una forma mucho más potente de "luz", por decirlo en términos que todo el mundo comprenda.
En el vídeo del que os pongo este link (son sólo treinta segundos y os lo explico en un plis plas) se puede ver a investigadores de la Universidad de California en Los Angeles con una maquinita, diseñada de forma y manera que una cinta de cello se vaya despegando continuamente dentro de un recinto en el que hay un vacío moderado. Sobre la máquina, un ciudadano pone el dedo y, sobre él, le colocan un pequeño trozo de película para Rayos X, similar a la que los dentistas utilizan para hacernos radiografías individuales de cada diente o muela. Se deja allí un instante, se revela dicha película y lo que se obtiene es la radiografía de los huesos del dedo del ciudadano canoso (que, dicho sea de paso, es el Jefe del Grupo de investigación, un "valiente" que arriesga su vida por la ciencia). Lo que viene a demostrar que la maquinita de marras está generando Rayos X a base de despegar cinta adhesiva.
El asunto de la triboluminiscencia de la cinta adhesiva o Magic Tape de 3M no es nuevo. Hay descritas experiencias en las que, en un ambiente normal, sin vacío, despegar la cinta produce una luminosidad ultravioleta. Y parece que estos americanos no han hecho sino reproducir experiencias realizadas por soviéticos en los años 50 del siglo pasado, que no pasaron de la mera constatación del efecto. Pero los yankies han ido más lejos, y andan ya pensando en patentar el asunto en forma de pequeños dispositivos de rayos X, destinados a tratamientos agresivos en zonas muy localizadas del organismo. Y hasta se aventuran a decir que podrían dar lugar a pequeños dispositivos de fusión nuclear. La leche, vamos. Como dice un amigo, ver venir....
Aunque el origen de este sutil fenómeno no está claro del todo, la idea que parece aceptada es que, en ciertos materiales, su fractura brusca produce una cierta separación de cargas eléctricas que cuando, casi inmediatamente, vuelven a juntarse y dependiendo de la magnitud de dichas cargas, generan radiación electromagnética que puede tener diferentes frecuencias o, lo que es lo mismo, dar lugar a diferentes tipos de luces. En el caso de los WintOGreen Lifesavers, éstos llevan salicilato en su formulación, una sustancia que es fluorescente y que, con su presencia y efecto, refuerza el proceso luminoso.
El caso es que el pasado finde, mi colega (y sabio maquero) Txusmari Aizpurua quien, dicho sea de paso, me debe un post sobre las drogas de diseño, me daba la oportunidad de retomar el asunto desde otra óptica. Me pasaba una página del New York Times del pasado octubre en la que se describía un fenómeno similar, aunque éste tiene la rara particularidad de producirse al despegar, en una atmósfera sometida a un ligero vacío, una cinta adhesiva convencional de 3M. Y, además, la radiación generada en ese caso no es luz visible o ultravioleta, sino Rayos X, una forma mucho más potente de "luz", por decirlo en términos que todo el mundo comprenda.
En el vídeo del que os pongo este link (son sólo treinta segundos y os lo explico en un plis plas) se puede ver a investigadores de la Universidad de California en Los Angeles con una maquinita, diseñada de forma y manera que una cinta de cello se vaya despegando continuamente dentro de un recinto en el que hay un vacío moderado. Sobre la máquina, un ciudadano pone el dedo y, sobre él, le colocan un pequeño trozo de película para Rayos X, similar a la que los dentistas utilizan para hacernos radiografías individuales de cada diente o muela. Se deja allí un instante, se revela dicha película y lo que se obtiene es la radiografía de los huesos del dedo del ciudadano canoso (que, dicho sea de paso, es el Jefe del Grupo de investigación, un "valiente" que arriesga su vida por la ciencia). Lo que viene a demostrar que la maquinita de marras está generando Rayos X a base de despegar cinta adhesiva.
El asunto de la triboluminiscencia de la cinta adhesiva o Magic Tape de 3M no es nuevo. Hay descritas experiencias en las que, en un ambiente normal, sin vacío, despegar la cinta produce una luminosidad ultravioleta. Y parece que estos americanos no han hecho sino reproducir experiencias realizadas por soviéticos en los años 50 del siglo pasado, que no pasaron de la mera constatación del efecto. Pero los yankies han ido más lejos, y andan ya pensando en patentar el asunto en forma de pequeños dispositivos de rayos X, destinados a tratamientos agresivos en zonas muy localizadas del organismo. Y hasta se aventuran a decir que podrían dar lugar a pequeños dispositivos de fusión nuclear. La leche, vamos. Como dice un amigo, ver venir....
2 comentarios:
Hablando de máquinas maravillosas, sería interesante analizar seriamente un artilugio del que se habla bastante últimamente: la "Ecobola", un dispositivo mágico que emite rayos infrarrojos y limpia la ropa sin detergente. Hay varias marcas en el mercado, pero todas invocan los mismos mecanismos de acción, a mi juicio sin sentido. También existe una "Ecoducha" que ya roza la ciencia ficción (y la guarrería).
Valdría la pena conocer una opinión autorizada en físico-química.
Lo de la Ecobola es algo que tengo pendiente.Pero estas cosas que no cuentan lo que lleva es lo que tienen. Se habla de polvos cerámicos y hay algo de literatura seria por ahí. Pero como no soy especialista en el tema lo voy dejando. Desde luego nada de magias o infrarrojos. Si hay algún efecto detergente será debido a la naturaleza química de los componentes y su posible influencia en la composición o pH del agua.
En algún arranque de éstos debido a comentarios como el tuyo igual me lanzo a la piscina.
Lo de la ecoducha es, creo yo, un timo.Simple agua, más o menos micronizada. En el fondo, hay mucha gente que, a falta de jabón, se lava simplemente con agua y se mantiene razonablemente limpito.....
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