viernes, 20 de mayo de 2022

Vinos biodinámicos

En una entrada reciente hablábamos de vinos ecológicos y espero que quedara claro que otras denominaciones como organic wine (in english) o vin biologique (en français) y otras en las variadas lenguas de la Union con raíces parecidas a estas son, para la Unión Europea, exactamente lo mismo. Los viticultores deben cumplir las normativas que hacen que el vino sea ecológico desde la viña (prácticas de agricultura ecológica en el viñedo) hasta la botella (vinificación ecológica). Si así lo hacen pueden denominar a su vino como ecológico y exhibir en la botella del mismo un único logo similar al que aparecía como ilustración en la entrada mencionada. Pero puede que en alguna visita a restaurantes o vinotecas, hayáis visto u os hayan ofrecido con mucha parafernalia vinos biodinámicos y se os hayan planteado dudas sobre las diferencias entre vinos ecológicos y los biodinámicos. Un conocido chef me dijo hace tiempo que la distinción era fácil, un vino ecológico es el que se ha producido mediante agricultura ecológica y un vino biodinámico es el que se ha producido siguiendo los estándares de la llamada agricultura biodinámica. Pero como con esa respuesta os podéis quedar como estabais, habrá que explicarlo todo algo más.

La agricultura biodinámica tiene sus orígenes en una serie de conferencias que impartió Rudolf Steiner [1861-1925], un año antes de su muerte, a agricultores alemanes que empezaban a estar preocupados por el creciente uso de fertilizantes minerales nitrogenados como el nitrato de Chile o los abonos sintéticos derivados del amoníaco. El curso llevaba como título genérico "Fundamentos espirituales para la renovación de la agricultura" y se puede descargar completo en una edición en inglés de 1938 aquí.

Para saber quién fue Rudolf Steiner podemos recurrir a otro apartado de esta misma página, donde literalmente se dice que Rudolf Steiner fue: "un erudito científico, literario y filosófico respetado y particularmente conocido por su trabajo sobre los escritos científicos de Goethe.[......]. Su genio multifacético ha dado lugar a enfoques innovadores y holísticos en medicina, ciencia, educación (escuelas Waldorf), educación especial, filosofía, religión, economía, agricultura (método biodinámico), arquitectura, teatro, el nuevo arte de la euritmia y otros campos. En 1925 fundó la Sociedad Antroposófica General, que hoy tiene sucursales en todo el mundo". Como se puede deducir de ello, un influyente personaje de una convulsa época, como también podéis comprobar buscando en Wikipedia. Añadiré de mi cosecha que uno de los llamados bancos éticos, el Triodos Bank, y la conocida empresa de fármacos y cosméticos Weleda, están inspirados en la filosofía antroposófica de Steiner.

La agricultura biodinámica, tal y como la propugnó Steiner en esas conferencias, se puede considerar un precedente de lo que hoy conocemos como agricultura ecológica, regulada por la Unión Europea en 2007 en el Reglamento (CE) nº 834/2007, del que hablamos con algún detalle en la entrada mencionada al principio. Pero la propuesta de la agricultura biodinámica de Steiner era, y sigue siendo, más radical. Una de las diferencias entre ambas se esconde en una frase de siete palabras que recoge el citado Reglamento de 2007 en su artículo 12.1.c y que establece que "El uso de preparados biodinámicos está permitido". Es decir, aquellos agricultores y viticultores ecológicos que empleen preparados biodinámicos pueden llamar a su producto o vino biodinámico y los que no recurran a ellos se quedan con un producto (vino) ecológico sin más. Pero, y esto es muy importante clarificarlo, la UE no tiene ninguna certificación que regule los productos (vinos incluidos) como biodinámicos. Es una fundación privada, nacida también en el entorno de las ideas de Steiner y que se llama Demeter, la que controla esa denominación y permite, por ejemplo, que en la contraetiqueta de los vinos biodinámicos aparezca un logo como el que se ve a la derecha.

¿Y qué son los famosos preparados biodinámicos?. Pues aquí es cuando las pobladas cejas de vuestro Búho se arquean. Por ejemplo, el preparado 500 parte de un cuerno de vaca que se llena con estiércol y se entierra durante el otoño a unos 40 cm de la superficie. El estiércol se descompone durante el invierno y se desentierra al inicio de la primavera. Una vez extraído el contenido del cuerno se diluye en agua y se rocía por toda la superficie del viñedo. En el preparado 501 se emplea polvo de cuarzo y otras cosas que también se introducen en un cuerno de vaca, enterrado de igual forma que el compuesto 500, solamente que se hace en primavera y se desentierra en otoño. Se utiliza para evitar enfermedades como los clásicos mildiu y oídio..

El 503 se prepara cortando flores de manzanilla, preferentemente a la mañana. Tras dejarlas secar, se sitúan en estómagos frescos de una vaca, atando ambos lados y enterrándolos en el suelo durante el otoño dentro de una tinaja, que se desentierra a inicios de la primavera. Si alguien desea un mayor detalle de la totalidad de los mencionados preparados biodinámicos porque no se fía del Búho, podéis visitar este documento de 87 páginas en castellano, con profusión de texto y fotografías.

Otra cosa que me ha llamado la atención es que algunos de estos preparados se emplean en los viñedos diluyéndolos mucho en agua y "dinamizándolos" (que quiere decir agitándolos de una forma determinada). Esto que recuerda a la preparación de productos homeopáticos hace que, a veces, se hable de agrohomeopatía y aparezca el adjetivo homeopático en la propaganda de algunos vinos biodinámicos.

Puede que lo de los cuernos y los estómagos de las vacas os parezca extraño. Según la biodinámica, la integración entre animales y plantas en un ecosistema biodinámico se considera una seña de identidad de explotaciones agrícolas biodinámicas como los viñedos. Pero el argumento para usar cuernos en estos preparados se explica con mucho detalle en una conferencia (la cuarta) que Steiner impartió el 12 de junio de 1924 en Koberwitz, en la actual Polonia. Decía entonces Steiner: "La vaca tiene cuernos para reflejar hacia adentro las fuerzas formativas astrales y etéricas, que luego penetran directamente en el sistema metabólico para que el aumento de la actividad en el organismo digestivo surja debido a esta radiación de cuernos y pezuñas. En el cuerno, por lo tanto, tenemos algo que por su naturaleza inherente está apto para reflejar las corrientes etéricas y astrales vivas en los órganos internos de la vida. De hecho, si pudieras entrar en el vientre de la vaca, olerías la corriente de vida etérico-astral que fluye hacia adentro desde los cuernos: y lo mismo ocurre con las pezuñas".

Estas creencias en corrientes etéricas y astrales, han derivado en que en las prácticas biodinámicas se tenga en cuenta el calendario biodinámico que se publica cada año para hacer coincidir ciertas prácticas de esa agricultura con confluencias de la luna y los planetas. Sin despreciar en absoluto lo que Steiner pensara hace casi un siglo, parece complicado aceptar que hoy en día se sigan haciendo dichas prácticas, tras acumular cien años de conocimiento científico sobre agricultura.

Aplicando estos preparados y otras estrategias de agricultura biodinámica, uno puede optar a obtener la certificación Demeter (vale dinero) y, en el caso de los viticultores, poner el logo de la organización en la etiqueta del vino y venderlo como biodinámico. ¿Repercuten estas prácticas en la calidad del vino?. Pues no creo que ningún catador experimentado sea capaz de detectar bondades ocultas en un vino biodinámico. Como decía en la entrada del vino ecológico, estamos hablando de vino, esto es 85% de agua, 13% de alcohol y un 2% de centenares de productos químicos que aparecen durante el proceso de cultivo de las viñas y el posterior proceso de vinificación. Y que son los que hacen que cada vino sea casi único.

Hay alrededor de los vinos biodinámicos todo un marketing que habla sobre ellos en términos espirituales (a la manera del título de la serie de conferencias de Steiner), del equilibrio con la Naturaleza y cosas así. Dice, por ejemplo, una enóloga de una bodega con vinos de este tipo que "La biodinámica no es el fin sino el medio para conseguir un vino equilibrado y vivo, que cuando la persona se lo tome pueda percibir que hay sensibilidad hacia todo lo que lo envuelve. No debemos focalizarnos en un objetivo material, no se debe esperar ningún resultado concreto, sino que se debe sentir que aquello es bueno para tu finca, para ti y sobre todo para las personas que tomarán tu vino".

Muy poético pero poco mas. Sobre todo si con esa poesía se envuelve un sobreprecio.

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jueves, 12 de mayo de 2022

Del agua alcalina al agua hidrogenada

La pasada semana, una vez más, se me preguntó por mi opinión sobre unos aparatos (ionizadores de agua) que cuestan unos miles de eurillos y que transforman el agua de grifo en ese "milagro" terapéutico que es el agua alcalina, es decir, agua con un pH superior a 7 unidades. Sobre este asunto hay ya una entrada en este Blog que podéis leer para comprobar así que se trata de uno más de los muchos timos que pululan por la red y que tienen de protagonista a una de las sustancias químicas más importantes de nuestro mundo, el agua. Como apuntaba el final de la entrada mencionada, la producción de agua alcalina en los ionizadores lleva aparejada la génesis de pequeñas cantidades de hidrógeno en el cátodo del dispositivo electroquímico que constituye el corazón de esos aparatos, hidrógeno que se disuelve parcialmente en el agua y da lugar al agua hidrogenada. Hay que aclarar también que no hay hidrógeno en aguas embotelladas que uno puede encontrar en el mercado con pH por encima de 7 ( esto es, tan alcalinas como las que proporcionan los ionizadores).

En 1985, la clínica japonesa Kyowa, de la mano del Dr. Hidemitsu Hayashi y usando uno de esos ionizadores, comenzó a estudiar las propiedades del agua por él producida, utilizándola como bebida habitual y para la preparación de comidas de pacientes que sufrían trastornos gastrointestinales y otras patologías, pacientes que parecían experimentar con ella claras mejoras de sus dolencias. En 1995, Hayashi propuso la hipótesis de que esas mejoras se producían como consecuencia de que el hidrógeno generado en los ionizadores ejercía un activo papel de "cazador" de los radicales libres que nuestro organismo genera como consecuencia del oxígeno que continuamente estamos inspirando.

Esa hipótesis pareció confirmarse con una serie de trabajos sobre células humanas cultivadas y también sobre ratas vivitas y coleando que, a partir de 1997, fueron publicados por el grupo de otro investigador japonés, S. Shirahata, quién ajustó un poco más la hipótesis de Hayashi, viniendo a decir que lo que realmente hacía el papel de cazador de radicales libres no era el hidrógeno molecular (H2) sino el hidrógeno activo, hidrógeno monoatómico (H), que también pudiera generarse en el cátodo del ionizador. Esa idea fue utilizada enseguida por diversos fabricantes japoneses de ionizadores como parte de su marketing de venta. Sin embargo, en 2004 un artículo de un grupo de investigadores (también japoneses) desmontó la mayor parte de las hipótesis empleadas por Shirahata y sus colegas en lo relativo a la existencia de ese "hidrógeno activo".

A partir de ese momento algo cambió en el mundillo del hidrógeno como agente terapéutico, especialmente después de la publicación en 2007 y en la prestigiosa revista Nature de un trabajo del grupo del Prof. Shigeo Ohta (habéis acertado, también es japonés). Los autores estudiaban el papel curativo del hidrógeno tras inducir un estrés oxidativo en sueros de fetos bovinos y en el cerebro de ratas. Los sueros se cultivaban en un medio acuoso saturado con hidrógeno proveniente de una clásica bombona del gas y, en el caso de las ratas, las pobres inhalaban hidrógeno de similar procedencia tras provocarles una isquemia cerebral. Los resultados parecían indicar que el hidrógeno es selectivo a la hora de cazar a los radicales más dañinos y dejar intactos a otros con funciones fisiológicas en los organismos.

Desde ese artículo de Nature, la actividad investigadora en este campo se ha acelerado, con la publicación de cientos de artículos que han estudiado el posible uso medicinal del hidrógeno, administrado en muy diversas formas que van desde agua con hidrógeno proveniente de ionizadores a la inhalación de hidrógeno gas, pasando por cremas con hidrógeno, inyecciones de suero salino saturado con hidrógeno, etc. El hito bibliográfico más reciente es la publicación en 2021 de un número especial de la revista Current Pharmaceutical Design en la que bajo la supervisión del propio Ohta se publicaron 18 contribuciones sobre el papel del hidrógeno en Medicina y Biología.

Paralelamente a ese incremento de producción científica, han aparecido muchas webs que promocionan el uso del hidrógeno como herramienta terapéutica. Aunque algunas proclaman no tener ánimo de lucro, como el llamado Molecular Hydrogen Institute, de cuyo Panel Asesor forma parte el propio Prof. Ohta, la búsqueda en Google de "agua hidrogenada" o similares, devuelve muchas páginas de medicina no convencional o de venta de preparados con hidrógeno. Por ejemplo, el famoso Dr. Mercola, un partidario de la medicina alternativa y declarado antivacunas, vende un "suplemento dietético" consistente en tabletas con magnesio puro y otras cosas. Según su propaganda, una tableta adicionada a un vaso de agua proporciona un agua hidrogenada con una concentración de 8 ppm de hidrógeno, que aparece en el agua como consecuencia de la reacción del magnesio con el agua. Algo difícil pues el agua a temperatura ambiente prácticamente no reacciona con el magnesio. El artículo del enlace que os acabo de poner no tiene desperdicio. Está en inglés pero supongo que ya sabéis que ahora se puede traducir automáticamente casi cualquier página en los mas conocidos navegadores de internet.

Y ahora viene la pregunta del millón que mis lectores se estarán guardando: ¿qué opina este humilde Búho de la Ciencia que parece estar detrás de este asunto del agua hidrogenada?. Pues, por ahora, mantengo un prudente escepticismo cercano a la incredulidad. Y aquí van mis razones. Primero, y sobre todo, porque los tratamientos con hidrógeno en general y agua hidrogenada en particular parecen servir para todo, como puede comprobarse en el número especial del Current Pharmaceutical Design arriba mencionado. Da lo mismo que queramos tratar inflamaciones crónicas, protegernos contra radiaciones ionizantes, tratar desórdenes mentales, enfermedades cardiovasculares, problemas oftalmológicos, problemas derivados del estrés oxidativo de una práctica intensiva de deporte, enfermedades de piel... En la introducción que el Prof. Ohta hace de ese número especial, habla hasta de la multifuncionalidad del hidrógeno a la hora de tratar aspectos ligados al envejecimiento (Alzheimer, demencia, cáncer...)

Por otro lado, las concentraciones de hidrógeno en las diversas formas de administrarlo a los pacientes son muy pequeñas, del orden de las partes por millón (ppm), como hemos visto en las píldoras del Dr. Mercola, y el hidrógeno es, además, extraordinariamente volátil desde cualquier medio. Recordemos, por otro lado, que nuestro organismo puede producir hasta 10 litros de hidrógeno diario que, en su casi totalidad, expulsamos en las flatulencias, así que hidrógeno disponible tenemos. El Dr. Mercola argumenta que tenemos que beber agua con hidrógeno, aunque estemos produciendo mucho de él en el cuerpo, porque según un estudio japonés (jejeje) que no mencionan, cuando se produce hidrógeno continuamente tu cuerpo se habitúa a esa exposición constante. Pero los investigadores han descubierto que el gas hidrógeno es "un "modulador de señal", que funciona mejor cuando se toma de forma intermitente o se "pulsa".

Finalmente, me mosquea el que los partidarios de esta terapia sean esencialmente japoneses, ligados en muchos casos a empresas que han desarrollado los ionizadores. Y que muchos de los artículos que se citan al respecto en la literatura están publicados en revistas sin mucha relevancia (como la india Medical Gas Research) o en revistas de grupos editoriales "depredadores" que ganan dinero a costa de investigadores que tiene que hacer curriculum científico o perecer en el complicado mundo de la ciencia académica actual (como es el caso de la editorial que ha publicado el número especial arriba mencionado).

Pero como siempre os digo no me hagáis mucho caso. Soy ya un viejo desconfiado.

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