Es bueno tener gato para decirle xapi!!
Empecemos con una aclaración previa. El término xapi, según el diccionario Elhuyar, es una interjección que en euskera se utiliza para alejar al gato (zape). La frase completa del titular era usada por la abuela materna de la Búha cuando quería decir lo cómodo que resulta tener a alguien al que cargarle una culpa. Y luego veremos de qué gato hablamos.
Cada día hay una nueva oleada de noticias relacionadas con el movimiento Make American Healthy Again (MAHA), acuñado y liderado por Robert F. Kennedy Jr. (a partir de ahora RFK Jr), Secretario de Salud y Servicios Humanos del Gobierno Trump. El acrónimo MAHA está elegido a imagen y semejanza del Make American Great Again (MAGA) acuñado por su jefe. Entre las últimas ocurrencias de RFK Jr está su ataque a la fluoración del agua potable, en un acto en el que saludaba con fanfarrias el que el estado de Utah la elimine. También, recientemente, se cargó de un plumazo a todos los miembros del comité consultivo sobre vacunas, eligiendo otros que, casualmente, comulgan con sus ideas antivacunas. Otras perlas que se le han escapado desde que está en el cargo, derivan de su convencimiento de que es mejor consumir leche cruda o que hay que abandonar el uso de aceites vegetales para seguir cocinando con sebo de vacuno. Perο yo me voy a centrar aquí en su particular cruzada contra los colorantes sintéticos usados en alimentos y bebidas.
El pasado 9 de mayo la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) americana, ya controlada por el Kennedy, anunció que aprobaba tres nuevas peticiones de aditivos de color provenientes de fuentes naturales. RFK Jr saludó la noticia diciendo literalmente: "Hoy damos un paso importante para hacer que Estados Unidos vuelva a ser saludable. Durante demasiado tiempo, nuestro sistema alimentario ha dependido de tintes sintéticos a base de petróleo que no ofrecen valor nutricional y plantean riesgos innecesarios para la salud. Estamos eliminando estos tintes y aprobando alternativas seguras y naturales, para proteger a las familias y apoyar opciones más saludables".
La frase es todo un compendio de afirmaciones quimiofóbicas. Primero, por la inclusión en su soflama del término petróleo, que parece inducir a pensar que cuando consumimos un colorante alimentario nos estamos metiendo petróleo en el cuerpo. Dos, porque cualquier aditivo alimentario natural o artificial, en las cantidades que se usan como tales aditivos, tiene poco valor nutricional y en cuanto a que son más seguros, si me seguís leyendo, comprobaréis que eso está por ver.
Los colorantes y otros aditivos y su influencia en una presunta hiperactividad, la falta de atención o la obesidad de los niños son, para RFK Jr, el gato al que decirle xapi!! en un entorno de graves carencias alimentarias como es su gran América. Usando como potencial beneficiario de sus medidas a ese segmento sensible de la población, cuenta para cimentar su campaña con la ayuda de algunos colectivos tan dudosos como determinados influencers o las llamadas MAHA moms cuyos objetivos podéis tener claros con solo pinchar el link que os acabo de poner (no lo dejéis de hacer). Gracias a ello ataca la credibilidad de funcionarios de la FDA y de muchos científicos que, a nivel global, siguen diciendo que los colorantes que están en el mercado (por ejemplo los bautizados con los números E entre el 100 y el 180 en la Unión Europea) son seguros en las dosis establecidas.
El asunto de los potenciales peligros de los colorantes sintéticos lleva dando vueltas en los medios y la literatura científica desde hace tiempo. Ahora hace más de once años que, en una entrada de este Blog, os relataba la moda que por entonces parecía imponerse, relativa a sustituir ciertos aditivos alimentarios, incluidos los que dan color, por nuevas versiones de ellos obtenidas de fuentes naturales o con el concurso de microorganismos y procesos fermentativos. Mi amigo Unai Ugalde, que de estas cosas sabe un montón, ya entonces nos dejaba claro, en un comentario a la entrada, que una determinada sustancia química, ya sea producida por los químicos a partir de derivados de petróleo o por bichos a partir de biomasa es la misma. Y segundo, que habría que ver si en esos procesos fermentativos, además de la sustancia buscada, no se generan otras más o menos problemáticas.
La realidad es que, once años después, muchas de las alternativas entonces propuestas no han llegado muy lejos. Empresas como Kraft, General Mills, Kellogs o Mars, que entonces se implicaron en cambios de colorantes por la presión de los consumidores y reformularon, con costes muy altos, algunos productos, pronto descubrieron que mientras que una parte de la población ciertamente reclamaba productos de origen natural, muchos más rechazaban las versiones que se les ofrecían por problemas como su falta de brillantez, la inestabilidad del color en el tiempo, su comportamiento ante medios de diferente acidez y otros muchos detalles, aparentemente poco importantes, pero que acaban influyendo en la elección del consumidor. Así que los alimentos con colorantes sintéticos han permanecido en los estantes de las tiendas y supermercados junto con algunas nuevas opciones de color natural.
Pero la cosa parece ahora ponerse más fea para las empresas productoras de alimentos que emplean colorantes, ante las prisas de RFK Jr para implantar su MAHA. Ya ha anunciado a las mismas que, voluntariamente y para 2026, deben usar colorantes provenientes de fuentes naturales. Las empresas aducen que producir alternativas naturales con las mismas propiedades que los sintéticos en tan breve plazo es complicado, por razones como las expuestas en el párrafo anterior. Y, como decía al principio y vamos a ver ahora, está por ver si esas alternativas son tan seguras como se propugna, cuando se las investigue con la misma profundidad y empeño que se hace con las sustancias sintéticas.
Y así, uno de los colorantes aprobados que se podrá usar desde el 26 de junio es un extracto de la flor del guisante mariposa, especie conocida en botánica como Clitoria ternatea. El vibrante color azul de la flor del guisante mariposa se debe principalmente a la presencia de una antocianina, concretamente la delfinidina 3,3',5'-triglucósido. Las antocianinas son una clase de pigmentos vegetales conocidos por sus propiedades antioxidantes y de cambio de color. Cuando las hojas secas de la flor de guisante se ponen en agua caliente se obtiene algo parecido a un té (el té azul) que algunos ingieren. Pero cuando el agua se evapora se puede obtener un sólido que puede usarse como aditivo para dar color a bebidas, lácteos, cereales, etc.
La delfinidina, como casi todas las demás antocianinas, es sensible a la acidez o el pH del medio. En soluciones neutras o ligeramente alcalinas (como el agua corriente), se presenta en una forma que produce un color azul o azul púrpura como acabamos de contar. La adición de un ácido (como el zumo de limón) hace que disolución tome un tono rosado o morado. Por el contrario, la adición de una base (como el bicarbonato de sodio) puede cambiar el color hacia el verde. Así que la cosa puede dar mucho juego en el mercado de los colorantes.
Pero aunque su consumo se considera seguro si se hace con moderación, la flor del guisante mariposa y su extracto pueden provocar algunos efectos secundarios, sobre todo si se consumen en grandes cantidades o por personas sensibles (como todo, incluidos los colorantes sintéticos). Se han descrito náuseas, dolor de estómago y diarrea, y es posible que se produzcan reacciones alérgicas, aunque raras. Las mujeres embarazadas y las personas con ciertas afecciones médicas deben consultar a un profesional de la salud antes de consumirla. Y, lo que es más importante, en el extracto habrá, además de delfinidina, otras sustancias químicas que, esperamos todos, la FDA investigue adecuadamente.
Tenía un servidor prácticamente terminada esta entrada cuando me llegó una alerta de la revista Nature, en la que su Editora Sénior, Helen Pearson, analiza los primeros cien días del mandato de RFK Jr y su MAHA. Tomando como base otra de sus estridentes declaraciones según la cual “EEUU es la nación más enferma del mundo y que tiene la tasa más alta de enfermedades crónicas”, la autora analiza diversos problemas estructurales de la salud en EEUU. Constata que, ciertamente, la expectativa de vida de los americanos es más baja que la de otros países de similar índice de vida y que si uno mira a la expectativa de vida saludable (los años que uno no solo está vivo sino en buenas condiciones), la cosa aún es peor. Incide en que la obesidad es un factor clave que redunda en distintas enfermedades crónicas que justifican los datos anteriores. Pero, para justificar esas diferencias con otros países occidentales, hay que tener también en cuenta la incidencia de la violencia armada, las drogas (de las que el Secretario de Salud sabe algo, en carne propia) o los accidentes de tráfico.
Frente a la idea de RFK Jr que plantea enfocarse en enfermedades crónicas, la autora propone medidas que, como primer frente contra esas enfermedades, ataquen la obesidad (reducción de azúcares y grasas y mejora de la dieta general). Propone también lanzar campañas amplias contra la violencia armada, drogas y seguridad vial. Y reforzar el sistema sanitario sobre todo en prevención. Y advierte que el enfoque de RFK Jr en vacunas y recortes presupuestarios para la investigación en enfermedades podría ser contraproducente, al desviar recursos de áreas críticas. ¡Anda que no le queda trabajo al Sr. Secretario por hacer antes de meterse, para salir en la foto, con los colorantes alimentarios!.
Y para acabar, permitidme una maldad. Me río como Pulgoso cuando veo que las proclamas de RFK Jr sobre el petróleo, los colorantes de él derivados y sus implicaciones sobre la salud (el gato al que echar la culpa de casi todo), las podría haber sacado de algunas páginas de “expertos” en salud, vendedores de medicinas alternativas y otros humos o de histéricos de la alimentación de su país. Y de otro pequeño en el que vivo. Algunos de esos colectivos han pertenecido tradicionalmente a la izquierda (incluso radical) de toda la vida. Como RFK Jr……
Hoy no hay clásica en sentido estricto. Frank Sinatra y la canción Send in the Clowns. Como él mismo explica al principio, la historia de una ruptura sentimental…
Cada día hay una nueva oleada de noticias relacionadas con el movimiento Make American Healthy Again (MAHA), acuñado y liderado por Robert F. Kennedy Jr. (a partir de ahora RFK Jr), Secretario de Salud y Servicios Humanos del Gobierno Trump. El acrónimo MAHA está elegido a imagen y semejanza del Make American Great Again (MAGA) acuñado por su jefe. Entre las últimas ocurrencias de RFK Jr está su ataque a la fluoración del agua potable, en un acto en el que saludaba con fanfarrias el que el estado de Utah la elimine. También, recientemente, se cargó de un plumazo a todos los miembros del comité consultivo sobre vacunas, eligiendo otros que, casualmente, comulgan con sus ideas antivacunas. Otras perlas que se le han escapado desde que está en el cargo, derivan de su convencimiento de que es mejor consumir leche cruda o que hay que abandonar el uso de aceites vegetales para seguir cocinando con sebo de vacuno. Perο yo me voy a centrar aquí en su particular cruzada contra los colorantes sintéticos usados en alimentos y bebidas.
El pasado 9 de mayo la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) americana, ya controlada por el Kennedy, anunció que aprobaba tres nuevas peticiones de aditivos de color provenientes de fuentes naturales. RFK Jr saludó la noticia diciendo literalmente: "Hoy damos un paso importante para hacer que Estados Unidos vuelva a ser saludable. Durante demasiado tiempo, nuestro sistema alimentario ha dependido de tintes sintéticos a base de petróleo que no ofrecen valor nutricional y plantean riesgos innecesarios para la salud. Estamos eliminando estos tintes y aprobando alternativas seguras y naturales, para proteger a las familias y apoyar opciones más saludables".
La frase es todo un compendio de afirmaciones quimiofóbicas. Primero, por la inclusión en su soflama del término petróleo, que parece inducir a pensar que cuando consumimos un colorante alimentario nos estamos metiendo petróleo en el cuerpo. Dos, porque cualquier aditivo alimentario natural o artificial, en las cantidades que se usan como tales aditivos, tiene poco valor nutricional y en cuanto a que son más seguros, si me seguís leyendo, comprobaréis que eso está por ver.
Los colorantes y otros aditivos y su influencia en una presunta hiperactividad, la falta de atención o la obesidad de los niños son, para RFK Jr, el gato al que decirle xapi!! en un entorno de graves carencias alimentarias como es su gran América. Usando como potencial beneficiario de sus medidas a ese segmento sensible de la población, cuenta para cimentar su campaña con la ayuda de algunos colectivos tan dudosos como determinados influencers o las llamadas MAHA moms cuyos objetivos podéis tener claros con solo pinchar el link que os acabo de poner (no lo dejéis de hacer). Gracias a ello ataca la credibilidad de funcionarios de la FDA y de muchos científicos que, a nivel global, siguen diciendo que los colorantes que están en el mercado (por ejemplo los bautizados con los números E entre el 100 y el 180 en la Unión Europea) son seguros en las dosis establecidas.
El asunto de los potenciales peligros de los colorantes sintéticos lleva dando vueltas en los medios y la literatura científica desde hace tiempo. Ahora hace más de once años que, en una entrada de este Blog, os relataba la moda que por entonces parecía imponerse, relativa a sustituir ciertos aditivos alimentarios, incluidos los que dan color, por nuevas versiones de ellos obtenidas de fuentes naturales o con el concurso de microorganismos y procesos fermentativos. Mi amigo Unai Ugalde, que de estas cosas sabe un montón, ya entonces nos dejaba claro, en un comentario a la entrada, que una determinada sustancia química, ya sea producida por los químicos a partir de derivados de petróleo o por bichos a partir de biomasa es la misma. Y segundo, que habría que ver si en esos procesos fermentativos, además de la sustancia buscada, no se generan otras más o menos problemáticas.
La realidad es que, once años después, muchas de las alternativas entonces propuestas no han llegado muy lejos. Empresas como Kraft, General Mills, Kellogs o Mars, que entonces se implicaron en cambios de colorantes por la presión de los consumidores y reformularon, con costes muy altos, algunos productos, pronto descubrieron que mientras que una parte de la población ciertamente reclamaba productos de origen natural, muchos más rechazaban las versiones que se les ofrecían por problemas como su falta de brillantez, la inestabilidad del color en el tiempo, su comportamiento ante medios de diferente acidez y otros muchos detalles, aparentemente poco importantes, pero que acaban influyendo en la elección del consumidor. Así que los alimentos con colorantes sintéticos han permanecido en los estantes de las tiendas y supermercados junto con algunas nuevas opciones de color natural.
Pero la cosa parece ahora ponerse más fea para las empresas productoras de alimentos que emplean colorantes, ante las prisas de RFK Jr para implantar su MAHA. Ya ha anunciado a las mismas que, voluntariamente y para 2026, deben usar colorantes provenientes de fuentes naturales. Las empresas aducen que producir alternativas naturales con las mismas propiedades que los sintéticos en tan breve plazo es complicado, por razones como las expuestas en el párrafo anterior. Y, como decía al principio y vamos a ver ahora, está por ver si esas alternativas son tan seguras como se propugna, cuando se las investigue con la misma profundidad y empeño que se hace con las sustancias sintéticas.
Y así, uno de los colorantes aprobados que se podrá usar desde el 26 de junio es un extracto de la flor del guisante mariposa, especie conocida en botánica como Clitoria ternatea. El vibrante color azul de la flor del guisante mariposa se debe principalmente a la presencia de una antocianina, concretamente la delfinidina 3,3',5'-triglucósido. Las antocianinas son una clase de pigmentos vegetales conocidos por sus propiedades antioxidantes y de cambio de color. Cuando las hojas secas de la flor de guisante se ponen en agua caliente se obtiene algo parecido a un té (el té azul) que algunos ingieren. Pero cuando el agua se evapora se puede obtener un sólido que puede usarse como aditivo para dar color a bebidas, lácteos, cereales, etc.
La delfinidina, como casi todas las demás antocianinas, es sensible a la acidez o el pH del medio. En soluciones neutras o ligeramente alcalinas (como el agua corriente), se presenta en una forma que produce un color azul o azul púrpura como acabamos de contar. La adición de un ácido (como el zumo de limón) hace que disolución tome un tono rosado o morado. Por el contrario, la adición de una base (como el bicarbonato de sodio) puede cambiar el color hacia el verde. Así que la cosa puede dar mucho juego en el mercado de los colorantes.
Pero aunque su consumo se considera seguro si se hace con moderación, la flor del guisante mariposa y su extracto pueden provocar algunos efectos secundarios, sobre todo si se consumen en grandes cantidades o por personas sensibles (como todo, incluidos los colorantes sintéticos). Se han descrito náuseas, dolor de estómago y diarrea, y es posible que se produzcan reacciones alérgicas, aunque raras. Las mujeres embarazadas y las personas con ciertas afecciones médicas deben consultar a un profesional de la salud antes de consumirla. Y, lo que es más importante, en el extracto habrá, además de delfinidina, otras sustancias químicas que, esperamos todos, la FDA investigue adecuadamente.
Tenía un servidor prácticamente terminada esta entrada cuando me llegó una alerta de la revista Nature, en la que su Editora Sénior, Helen Pearson, analiza los primeros cien días del mandato de RFK Jr y su MAHA. Tomando como base otra de sus estridentes declaraciones según la cual “EEUU es la nación más enferma del mundo y que tiene la tasa más alta de enfermedades crónicas”, la autora analiza diversos problemas estructurales de la salud en EEUU. Constata que, ciertamente, la expectativa de vida de los americanos es más baja que la de otros países de similar índice de vida y que si uno mira a la expectativa de vida saludable (los años que uno no solo está vivo sino en buenas condiciones), la cosa aún es peor. Incide en que la obesidad es un factor clave que redunda en distintas enfermedades crónicas que justifican los datos anteriores. Pero, para justificar esas diferencias con otros países occidentales, hay que tener también en cuenta la incidencia de la violencia armada, las drogas (de las que el Secretario de Salud sabe algo, en carne propia) o los accidentes de tráfico.
Frente a la idea de RFK Jr que plantea enfocarse en enfermedades crónicas, la autora propone medidas que, como primer frente contra esas enfermedades, ataquen la obesidad (reducción de azúcares y grasas y mejora de la dieta general). Propone también lanzar campañas amplias contra la violencia armada, drogas y seguridad vial. Y reforzar el sistema sanitario sobre todo en prevención. Y advierte que el enfoque de RFK Jr en vacunas y recortes presupuestarios para la investigación en enfermedades podría ser contraproducente, al desviar recursos de áreas críticas. ¡Anda que no le queda trabajo al Sr. Secretario por hacer antes de meterse, para salir en la foto, con los colorantes alimentarios!.
Y para acabar, permitidme una maldad. Me río como Pulgoso cuando veo que las proclamas de RFK Jr sobre el petróleo, los colorantes de él derivados y sus implicaciones sobre la salud (el gato al que echar la culpa de casi todo), las podría haber sacado de algunas páginas de “expertos” en salud, vendedores de medicinas alternativas y otros humos o de histéricos de la alimentación de su país. Y de otro pequeño en el que vivo. Algunos de esos colectivos han pertenecido tradicionalmente a la izquierda (incluso radical) de toda la vida. Como RFK Jr……
Hoy no hay clásica en sentido estricto. Frank Sinatra y la canción Send in the Clowns. Como él mismo explica al principio, la historia de una ruptura sentimental…
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