Perfumes y dióxido de carbono
Hace unas pocas entradas, al contaros la historia de los aromas característicos de la Rosa Damascena, os mencionaba el caso de la fragancia La Rose Jacqueminot, que apareció en el mercado en 1904 de la mano del perfumista François Cotty. Es el prototipo de las llamadas fragancias monoflorales, ya difíciles de encontrar, que han utilizado aromas provenientes de una sola flor, en este caso la rosa. En esa misma entrada os colocaba un enlace a la pequeña historia que la web del actual imperio de cosmética que se esconde tras el nombre Coty, cuenta de su fundador. Un hombre de armas tomar que, para promocionar su fragancia en unos grandes almacenes parisinos (los conocidos como la Samaritaine o Almacenes del Louvre), no dudo en plantarse en un mostrador de su sección de perfumería y romper una botella parecida a la que veis en la imagen. Una forma drástica de marketing pero que parece que, en la época y en su caso, no le fue mal a nuestro perfumista.
Cotty fue también el creador de una línea mítica en perfumería, los perfumes llamados chypres. El término Chypre es el que se usa en francés para la isla de Chipre. Coty lanzó en 1917 un perfume con ese nombre en el que combinó aromas derivados de cosas como la bergamota, el labdanum o ládano y el musgo de roble, abundantes en el Mediterráneo en general y en Chipre en particular. Ese perfume resultó muy influyente en su época y fue imitado por otros perfumistas, dando lugar a esa familia de Chypres que he mencionado antes.
La historia de la perfumería tuvo un hito importante cuando los alquimistas árabes de hace más de mil años, descubrieron que destilando uvas de vid podían obtener un líquido, el alcohol etílico o etanol, el producto de la fermentación por microorganismos de ciertos productos vegetales como la propia uva, cereales, etc. Bautizado como aqua vitae(Eau de vie en francés) en Europa, el término alcohol proviene del árabe al-kuhul. Pronto se demostró que el alcohol era muy eficaz para extraer aromas característicos de vegetales o incluso de animales como el ámbar gris del cachalote. Hasta el advenimiento del alcohol, esos compuestos aromáticos se extraían con aceites, generalmente no volátiles, que se quedaban depositados en la piel y se acababan degradando, proporcionando notas rancias poco agradables. Frente a ello, cuando los aromas extraídos con alcohol y que, posteriormente, podían destilarse se aplicaban sobre la piel, el alcohol se evaporaba, dando una cierta sensación de frescura y dejando sobre la zona aplicada únicamente los aromas característicos de la fragancia.
El alcohol, desde ese tiempo, se hizo imprescindible en el ámbito de la perfumería. Como probablemente sepáis, cuando un maestro perfumista crea una fragancia característica para una marca, mezclando un número a veces importante de aromas provenientes de fuentes naturales (plantas, flores, cortezas, semillas, etc) pero también, y sobre todo, sustancias de síntesis creadas por el hombre, el siguiente paso es diluir esa fragancia con diferentes cantidades de alcohol etílico o etanol para dar lugar a los característicos nombres que llenan las estanterías de una perfumería: perfume (Parfum), agua de perfume (Eau de Parfum), agua de tocador (Eau de Toilette), Agua de Colonia (Eau de Cologne) y Colonia (Eau Fraiche). Las concentraciones de alcohol en esta familia de fragancias suelen oscilar entre un 70 u 80% en el caso del perfume hasta el 97 o 99% de una Eau Fraiche. Es decir, lo que hay sobre todo en una fragancia es alcohol. No es de extrañar por tanto que haya gente que beba agua de colonia. Es mucho más cercano al alcohol puro y duro que un vodka (que suele tener una concentración de alcohol del 40%). Sin ir más lejos, Scarlett O’Hara (interpretada por Vivien Leigh en "Lo que el viento se llevó") se ponía ciega bebiendo un agua de colonia preparada con una naranja dulce de Florida.
La actual preocupación por los efectos que pueda tener el aumento continuo de la concentración de CO2 en la atmósfera está haciendo que tratemos de eliminar en lo posible las emisiones de este gas desde cualquier ámbito de nuestra actividad Pero esta preocupación está también fomentando el desarrollo de tecnologías para tratar de atraparlo o capturarlo en aquellos procesos en los que se produzca de forma masiva, bien para utilizarlo en la producción de otras sustancias o simplemente para almacenarlo hasta que sepamos qué hacer con él. LanzaTech, por ejemplo, es una empresa americana, radicada en Illinois, que se dedica a la captura de gases como el monóxido o el dióxido de carbono, provenientes de de grandes factorías del acero y a utilizarlos para producir entre otras cosas etanol.
Y como los ejecutivos de la actual Coty deben tener en los genes las habilidades del marketing de su fundador, se les ha ocurrido la idea de llegar a un acuerdo con las gentes de LanzaTech para utilizar ese alcohol proveniente del dióxido de carbono ambiental capturado como componente de sus diferentes fragancias. Y nos anuncian que esperan que para 2023 la casi totalidad de los productos de su portafolio contengan etanol proveniente de esa única fuente. La noticia, publicada este pasado miércoles en la revisa digital Perfumer and Flavorist, contiene declaraciones de altos ejecutivos de Coty y LanzaTech que insisten en que, de esa forma, están promoviendo la sostenibilidad de sus perfumes para hacerlos más limpios y verdes y además contribuir a un menor impacto en el cambio climático. Sospecho que cuando lancen las primeras fragancias con ese CO2 capturado tendrán una repercusión similar a la de su fundador rompiendo botellas en La Samaritaine.
A este vuestro Búho le hubiera gustado ver un análisis en profundidad del verdadero impacto en el medio ambiente de ese etanol de las futuras fragancias Coty, pero de eso no se habla. El perfume, como el vino, se presta a muchas prácticas de lo que yo suelo llamar marketing perverso y este no sé si no será otro ejemplo más.
Pero no me hagáis mucho caso que ya estoy muy mayor.
Cotty fue también el creador de una línea mítica en perfumería, los perfumes llamados chypres. El término Chypre es el que se usa en francés para la isla de Chipre. Coty lanzó en 1917 un perfume con ese nombre en el que combinó aromas derivados de cosas como la bergamota, el labdanum o ládano y el musgo de roble, abundantes en el Mediterráneo en general y en Chipre en particular. Ese perfume resultó muy influyente en su época y fue imitado por otros perfumistas, dando lugar a esa familia de Chypres que he mencionado antes.
La historia de la perfumería tuvo un hito importante cuando los alquimistas árabes de hace más de mil años, descubrieron que destilando uvas de vid podían obtener un líquido, el alcohol etílico o etanol, el producto de la fermentación por microorganismos de ciertos productos vegetales como la propia uva, cereales, etc. Bautizado como aqua vitae(Eau de vie en francés) en Europa, el término alcohol proviene del árabe al-kuhul. Pronto se demostró que el alcohol era muy eficaz para extraer aromas característicos de vegetales o incluso de animales como el ámbar gris del cachalote. Hasta el advenimiento del alcohol, esos compuestos aromáticos se extraían con aceites, generalmente no volátiles, que se quedaban depositados en la piel y se acababan degradando, proporcionando notas rancias poco agradables. Frente a ello, cuando los aromas extraídos con alcohol y que, posteriormente, podían destilarse se aplicaban sobre la piel, el alcohol se evaporaba, dando una cierta sensación de frescura y dejando sobre la zona aplicada únicamente los aromas característicos de la fragancia.
El alcohol, desde ese tiempo, se hizo imprescindible en el ámbito de la perfumería. Como probablemente sepáis, cuando un maestro perfumista crea una fragancia característica para una marca, mezclando un número a veces importante de aromas provenientes de fuentes naturales (plantas, flores, cortezas, semillas, etc) pero también, y sobre todo, sustancias de síntesis creadas por el hombre, el siguiente paso es diluir esa fragancia con diferentes cantidades de alcohol etílico o etanol para dar lugar a los característicos nombres que llenan las estanterías de una perfumería: perfume (Parfum), agua de perfume (Eau de Parfum), agua de tocador (Eau de Toilette), Agua de Colonia (Eau de Cologne) y Colonia (Eau Fraiche). Las concentraciones de alcohol en esta familia de fragancias suelen oscilar entre un 70 u 80% en el caso del perfume hasta el 97 o 99% de una Eau Fraiche. Es decir, lo que hay sobre todo en una fragancia es alcohol. No es de extrañar por tanto que haya gente que beba agua de colonia. Es mucho más cercano al alcohol puro y duro que un vodka (que suele tener una concentración de alcohol del 40%). Sin ir más lejos, Scarlett O’Hara (interpretada por Vivien Leigh en "Lo que el viento se llevó") se ponía ciega bebiendo un agua de colonia preparada con una naranja dulce de Florida.
La actual preocupación por los efectos que pueda tener el aumento continuo de la concentración de CO2 en la atmósfera está haciendo que tratemos de eliminar en lo posible las emisiones de este gas desde cualquier ámbito de nuestra actividad Pero esta preocupación está también fomentando el desarrollo de tecnologías para tratar de atraparlo o capturarlo en aquellos procesos en los que se produzca de forma masiva, bien para utilizarlo en la producción de otras sustancias o simplemente para almacenarlo hasta que sepamos qué hacer con él. LanzaTech, por ejemplo, es una empresa americana, radicada en Illinois, que se dedica a la captura de gases como el monóxido o el dióxido de carbono, provenientes de de grandes factorías del acero y a utilizarlos para producir entre otras cosas etanol.
Y como los ejecutivos de la actual Coty deben tener en los genes las habilidades del marketing de su fundador, se les ha ocurrido la idea de llegar a un acuerdo con las gentes de LanzaTech para utilizar ese alcohol proveniente del dióxido de carbono ambiental capturado como componente de sus diferentes fragancias. Y nos anuncian que esperan que para 2023 la casi totalidad de los productos de su portafolio contengan etanol proveniente de esa única fuente. La noticia, publicada este pasado miércoles en la revisa digital Perfumer and Flavorist, contiene declaraciones de altos ejecutivos de Coty y LanzaTech que insisten en que, de esa forma, están promoviendo la sostenibilidad de sus perfumes para hacerlos más limpios y verdes y además contribuir a un menor impacto en el cambio climático. Sospecho que cuando lancen las primeras fragancias con ese CO2 capturado tendrán una repercusión similar a la de su fundador rompiendo botellas en La Samaritaine.
A este vuestro Búho le hubiera gustado ver un análisis en profundidad del verdadero impacto en el medio ambiente de ese etanol de las futuras fragancias Coty, pero de eso no se habla. El perfume, como el vino, se presta a muchas prácticas de lo que yo suelo llamar marketing perverso y este no sé si no será otro ejemplo más.
Pero no me hagáis mucho caso que ya estoy muy mayor.
6 comentarios:
No dejemos que la verdad estropee una bonita historia. En cosmética siempre me ha sorprendido esas fórmulas nuevas que revolucionan todo lo anterior. Lo cual me lleva a pensar '¿tan mal lo estaban haciendo antes, y lo están reconociendo?'. Pero de eso tampoco se habla.
Curioso a la vez que interesante, las casualidades te transportan como el perfume.
Gracias Yanko
Me ha parecido super interesante porque por supuesto no tenia ni idea de nada de esto.
Comento algo indirecto del tema, relacionado con el CO2, que encuentro curioso, nuevo...
Vi divulgaciones de que mucho CO2 se consideraba poco liberable del suelo, aunque se calentara en el Ártico, fijado por el hierro.
Pero dicen que han sorprendido los resultados sobre unas bacterias. No sé si quizás han resurgido.
Dicen que unas bacterias liberan mucho CO2 del hierro del suelo en Canadá al aire.
Las divulgaciones no me parecieron marketing perverso de pelis de cataclismos o figuraciones de equilibrios pangea.
Quizás esta novedad inspire distopias, de microbios que se expanderian en el permafrost, liberando hierro, CO2, o el interruptor del metano?
Menos mal huelen los temas de perfumes. Lo de Chipre me recuerdan una vecina cercana que recoge y cultiva plantas, y hace arte o crea aromas para regalos...
Buena entrada inspiradora, gracias!
'Salut i força!
:-)
Toni
Quizás divierte este ejemplo de anécdota de errores en fragancias y cosmética casera:
Hace un tiempo, yo curioseaba con fabricarme un desodorante casero. En la fórmulas que probaba a veces añadía porciones de bicarbonato o vinagre.
Durante semanas iba probando, y continuaba con mis labores de temas de arte y comedia, y recreación, y mi tiempo libre, paseos...
Parecía que el desodorante con vinagre funcionaba con las bacterias de sudor...
Pero al cabo de un tiempo, descubrí un error, algo fallaba, ejem...
Quizás las damas que salían corriendo sabran explicarme ¿cómo se limpia la mala fama de 'alegre' que huele a vino?
O el dilema de quedar yo como un bobo o tacaño probando fragancias caseras...
Me dió más respeto y admiración hacia los perfumistas y químicos.
'Salut,
Toni
:-)
Anónimo Toni,
Eres un tío divertido y genial. Un poco ecologuay pero eso no te quita méritos.
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