Enzimas contra plásticos
Tengo que confesar que esta entrada la tenía pensada desde el mes de junio y me la había guardado para publicarla el día de los Inocentes porque, adecuadamente condimentada, mucha gente dudaría de si el Búho iba en serio o, asolado ya por las cosas propias de la edad, había abdicado de su proverbial seriedad y había llegado a la horterada de gastar a sus lectores una inocentada. Pero el caso es que con esto de los tropicales fin de otoño y comienzo de invierno que hemos tenido en mi pueblo, he dedicado esos días de Navidad a jugar indecentemente al golf y se me ha ido el santo al cielo. Así que lo voy a contar ahora, avisando por adelantado que, aunque lo parezca, no es ninguna inocentada sino información real que, al menos por el momento, se puede confirmar con una simple visita a varias páginas web.
A mediados de junio me llegó una alerta relativa a nuestra empresa petrolera (y plastiquera) por excelencia, Repsol, cuyo Consejero Delegado, Josu Jon Imaz, atesora entre sus muchos méritos el de ser antiguo alumno de un servidor y ahora amigo. Según esa noticia, Repsol había firmado un acuerdo con una empresa británica de biotecnología, Advanced Enzyme Science Ltd. (AESL), para el desarrollo de una serie de plásticos destinados a usos agrícolas intrínsecamente biodegradables esto es, y tal y como lo explican en el Blog de Innovación Tecnológica de la propia Repsol, esos plásticos "tras su uso, se transforman en agua, biomasa y CO2".
Al principio me dije: bueno, otro biodegradable más de los muchos que me he topado en mi vida profesional y que, como casi todos, acabará en el olvido. Pero la sorpresa vino cuando al desgranar más la noticia pude leer, con asombro, que los nuevos materiales estaban básicamente constituidos por el polietileno de Repsol de toda la vida, el que puebla vastas extensiones de invernaderos, por ejemplo en Almería, o el de las bolsas de supermercado. Si a ese polietileno se le adicionan pequeñas cantidades de un producto desarrollado por AESL y que contienen unas enzimas, estas son capaces de promover la biodegradación completa de dicho plástico, al actuar como ayudantes de los microorganismos del medio ambiente para acabar con él. Todavía no me he repuesto de la noticia y, de cuando en cuando, visito las páginas de Repsol y de AESL pensando que, en cualquier momento, el acuerdo se va a romper y de lo prometido nada. Tampoco mis "gargantas profundas" en la empresa me han podido contar más de lo que indican sus notas de prensa.
Incluso a los más profanos en este asunto de los plásticos, no se les escapará que conseguir ese tipo de material es poner una pica en Flandes en el siempre polémico asunto de qué hacer con los residuos plásticos para no dañar nuestro medio ambiente. Y, además, y esto lo tengo que explicar de la forma más entendible para los no habituales en el mundo de los plásticos, fabricar un filme de los usados en agricultura para configurar las grandes extensiones de invernaderos, implica fundir el material de partida a temperaturas del orden de 200º y luego "soplarlo" hasta formar gigantescas salchichas hinchables de plástico que se cortan longitudinalmente para dar lugar así al filme. Condiciones similares se emplean para fabricar los millones y millones de bolsas de plástico que usamos para diversos fines.
Y la pregunta del millón que me asalta es cómo es posible que esas enzimas aguanten esas condiciones de procesado y queden vivitas y coleando en el filme a la espera de su trabajo de catalizadores (ayudantes) de la biodegradación. Nadie parece dar razón fiable de tamaña resistencia térmica, al menos en los diversos documentos que han trascendido (y tengo varios y de variada procedencia). Por el momento, permitidme que, como en otros muchos temas, mantenga alerta mi proverbial escepticismo. Aunque tampoco me hagáis mucho caso. Solo soy un oscuro catedrático de provincias en inminente proceso de jubilación frente a todo un REPSOL.
A mediados de junio me llegó una alerta relativa a nuestra empresa petrolera (y plastiquera) por excelencia, Repsol, cuyo Consejero Delegado, Josu Jon Imaz, atesora entre sus muchos méritos el de ser antiguo alumno de un servidor y ahora amigo. Según esa noticia, Repsol había firmado un acuerdo con una empresa británica de biotecnología, Advanced Enzyme Science Ltd. (AESL), para el desarrollo de una serie de plásticos destinados a usos agrícolas intrínsecamente biodegradables esto es, y tal y como lo explican en el Blog de Innovación Tecnológica de la propia Repsol, esos plásticos "tras su uso, se transforman en agua, biomasa y CO2".
Al principio me dije: bueno, otro biodegradable más de los muchos que me he topado en mi vida profesional y que, como casi todos, acabará en el olvido. Pero la sorpresa vino cuando al desgranar más la noticia pude leer, con asombro, que los nuevos materiales estaban básicamente constituidos por el polietileno de Repsol de toda la vida, el que puebla vastas extensiones de invernaderos, por ejemplo en Almería, o el de las bolsas de supermercado. Si a ese polietileno se le adicionan pequeñas cantidades de un producto desarrollado por AESL y que contienen unas enzimas, estas son capaces de promover la biodegradación completa de dicho plástico, al actuar como ayudantes de los microorganismos del medio ambiente para acabar con él. Todavía no me he repuesto de la noticia y, de cuando en cuando, visito las páginas de Repsol y de AESL pensando que, en cualquier momento, el acuerdo se va a romper y de lo prometido nada. Tampoco mis "gargantas profundas" en la empresa me han podido contar más de lo que indican sus notas de prensa.
Incluso a los más profanos en este asunto de los plásticos, no se les escapará que conseguir ese tipo de material es poner una pica en Flandes en el siempre polémico asunto de qué hacer con los residuos plásticos para no dañar nuestro medio ambiente. Y, además, y esto lo tengo que explicar de la forma más entendible para los no habituales en el mundo de los plásticos, fabricar un filme de los usados en agricultura para configurar las grandes extensiones de invernaderos, implica fundir el material de partida a temperaturas del orden de 200º y luego "soplarlo" hasta formar gigantescas salchichas hinchables de plástico que se cortan longitudinalmente para dar lugar así al filme. Condiciones similares se emplean para fabricar los millones y millones de bolsas de plástico que usamos para diversos fines.
Y la pregunta del millón que me asalta es cómo es posible que esas enzimas aguanten esas condiciones de procesado y queden vivitas y coleando en el filme a la espera de su trabajo de catalizadores (ayudantes) de la biodegradación. Nadie parece dar razón fiable de tamaña resistencia térmica, al menos en los diversos documentos que han trascendido (y tengo varios y de variada procedencia). Por el momento, permitidme que, como en otros muchos temas, mantenga alerta mi proverbial escepticismo. Aunque tampoco me hagáis mucho caso. Solo soy un oscuro catedrático de provincias en inminente proceso de jubilación frente a todo un REPSOL.
3 comentarios:
Se han visto muertos cargando adobes...así que todo es posible aunque seamos escépticos, Búho.
Antes se afirmaba que una bacteria no podía vivir si no tenía oxígeno...y ni pensábamos en cómo lograba una bacteria atravesar el estómago con su jugo gástrico...y armar la de tole tole en el intestino...
Jugando golf respiras aire puro, caminas, y eso es salud, así que aprovecha mientras no llueva a chuzo.
Buenos días.
Cada vez que veo noticias de soluciones milagro e intento seguirlas el rastro terminan siendo no teniendo base real...
Hace tiempo contactó conmigo el propietario de una compañía que prometía disponer de aditivos similares (no que promuevan la oxo-degradación del material) y me quedé con ganas de firmar un NDA, que me mandara los materiales y probarlos en diferentes matrices.
Aunque ya no me dedico a esto (ahora me divierto con la recuperación de metales con líquidos iónicos), es un tema del que cada vez que leo algo me intereso.
Un abrazo.
Si me permites un par de comentarios:
¿No será que el polietileno está adicionado exclusivamente con productos que activan la acción biodegradativa de los microorganismos del suelo pero no con enzimas?. Esta estrategia no es del todo inédita. En cualquier caso, la resistencia de ciertas enzimas al calor es mayor de lo que razonablemente podría suponerse. Por ejemplo, hay lipasas soportadas que retienen su actividad hasta temperaturas de 140 ºC.
Por otra parte, creo que la frase del blog de Repsol anunciando que "el polietileno se transforma en agua, biomasa y CO2" no es rigurosa, ya que la biomasa se crea a posteriori.
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