Es difícil hacer predicciones...
....sobre todo sobre el futuro, una frase de Niels Bohr que ya he mencionado más de una vez en este Blog y que debo a Pedro M. Etxenike, quien la suele manejar en sus charlas para justificar la idea de que lo que pueda producir la Ciencia en el futuro es impredecible y, por tanto, no deberíamos restringirla a aplicaciones cortoplacistas, más propias de la Tecnología que de la propia Ciencia. Y, en esas charlas, suele poner diferentes ejemplos de predicciones que han fallado de forma estrepitosa, ejemplos que Pedro Miguel ha ido actualizando a lo largo del tiempo. Voy a usar algunos, que amablemente me ha hecho llegar, tomados de una reciente conferencia suya en los Cursos de Verano 2014 en El Escorial, para arrancar con este post del último día de julio.
Por ejemplo, mi admirado Lord Kelvin decía, en 1895, que "Máquinas voladoras más pesadas que el aire son imposibles". En el mismo ámbito aeronaútico, el Mariscal Foch decía en 1911 que "Los aviones son juguetes interesantes, pero sin valor militar". Gente más concienzuda, como el conocido físico A.A. Michelson, se aventuró a decir en 1894 que "Ya se conocen todas las leyes importantes de la Física". Y si nos centramos en épocas más recientes y en el dominio de la informática, Thomas Watson, Presidente ejecutivo de IBM, decía en 1943: "Pienso que hay un mercado mundial para, tal vez, cinco ordenadores". Su homólogo en DEC, Ken Olsen, no era tampoco muy previsor de su propio futuro, cuando dijo: "No veo razón alguna para que alguien quiera desear un ordenador en su hogar". Para terminar con el mismísimo Bill Gates quien, en 1985, decía que "640 Kbytes siempre serán suficientes". Así que Bohr era más listo y prefería no arriesgar.
En este mismo Blog yo contaba en 2008 el caso de la llamada "Economía del hidrógeno". Cuando en 2002 compré y leí el libro de Jeremy Rifkin con ese título y un subtítulo que decía La próxima gran revolución económica, algo no me cuadraba, sobre todo en lo relativo al origen del hidrógeno que necesitaríamos. Y así ha sido. Mientras Rifkin predecía que, para 2010, todos andaríamos en coches a base de hidrógeno, la realidad es que, como mucho, andamos en unos pocos vehículos de baterías de litio y como el fracking se extienda a nivel de lo que ha ocurrido en USA, creo que tendremos coches de gasolina o gas-oil para unos cuantos (bastantes) años más de lo previsto.
Este largo preámbulo viene a cuento de otra predicción que, puedo apostar y apuesto, tiene altas probabilidades de fallar. La revista Materia publicaba esta semana un artículo titulado "Las diez innovaciones que cambiarán el mundo dentro de una década". Por razones obvias, yo solo me voy a fijar en una que dice literalmente: La muerte del plástico. Tras décadas siendo el rey de nuestras vidas, el plástico habrá muerto para siempre. Los nanomateriales ya habrán tomado (para 2025) el control en los sistemas de fabricación y embalaje, con sustitutos del plástico que se adaptarán mejor a las necesidades de cada fabricante, siendo completamente biodegradables.
Ahí es nada. Pero, como siempre, hay que leerse la letra pequeña. Materia tomaba ese párrafo de un informe de 28 páginas titulado "The World in 2025: 10 predictions of innovation", editado por Thomson Reuters, el gigante de la bibliometría (entre otras cosas) y editora de la ISI Web of Science. En su introducción explican que las predicciones están basadas en un análisis de las publicaciones y patentes recogidas en dicha herramienta. En su página 19, en lo relativo al impactante título de Materia, las cosas son un poco diferentes a lo arriba subrayado: "Los envases basados en el petróleo son historia; los envases derivados de celulosa toman el poder". Con un subtítulo que clarifica algo más el asunto, pues viene a decir que materiales nanocompuestos basados en nanocelulosa hacen que esos envases sean 100% biodegradables a diferencia de los basados en el petróleo.
Veremos lo que pasa pero del informe Thomson-Reuters queda claro que el asunto se centra en envases y no en otras, y muy diversas, aplicaciones de los plásticos. Y, además, los potenciales sustitutos son nanocompuestos de nanocelulosa. Lo que quiere decir que esas nanofibras de origen natural están dispersas en una matriz constituída por un polímero o plástico. Si ese plástico es biodegradable, todo será biodegradable, pero esta segunda premisa está, hoy por hoy, bastante lejana.
Y no lo digo yo. Alain Dufresne es un especialista en estos temas que trabaja en la Universidad de Grenoble. Su competencia en Nanocelulosa puede ser fácilmente comprobada por cualquiera que tenga acceso a la mencionada ISI Web of Science en términos de artículos, índices de impacto, índice h y similares. A finales de 2012 publicó un interesante libro titulado Nano-Cellulose: From Nature to High Performance Tailored Materials, en el que aborda diversos aspectos de la preparación, caracterización y aplicaciones de la nanocelulosa y sus nanocompuestos. La frase final del libro es para mí esclarecedora de las dudas que incluso un experto, como Dufresne, tiene en este momento sobre el tema: "El futuro nos dirá si este repentino interés por la nanocelulosa es solo flor de un día o una realidad en la Ciencia de Materiales".
Como yo tampoco puedo predecir el futuro de forma fiable no sé si llegaré vivo a 2025, pero ya me gustaría comprobar cuál de las dos opciones de Dufresne es la que se concreta.
Por ejemplo, mi admirado Lord Kelvin decía, en 1895, que "Máquinas voladoras más pesadas que el aire son imposibles". En el mismo ámbito aeronaútico, el Mariscal Foch decía en 1911 que "Los aviones son juguetes interesantes, pero sin valor militar". Gente más concienzuda, como el conocido físico A.A. Michelson, se aventuró a decir en 1894 que "Ya se conocen todas las leyes importantes de la Física". Y si nos centramos en épocas más recientes y en el dominio de la informática, Thomas Watson, Presidente ejecutivo de IBM, decía en 1943: "Pienso que hay un mercado mundial para, tal vez, cinco ordenadores". Su homólogo en DEC, Ken Olsen, no era tampoco muy previsor de su propio futuro, cuando dijo: "No veo razón alguna para que alguien quiera desear un ordenador en su hogar". Para terminar con el mismísimo Bill Gates quien, en 1985, decía que "640 Kbytes siempre serán suficientes". Así que Bohr era más listo y prefería no arriesgar.
En este mismo Blog yo contaba en 2008 el caso de la llamada "Economía del hidrógeno". Cuando en 2002 compré y leí el libro de Jeremy Rifkin con ese título y un subtítulo que decía La próxima gran revolución económica, algo no me cuadraba, sobre todo en lo relativo al origen del hidrógeno que necesitaríamos. Y así ha sido. Mientras Rifkin predecía que, para 2010, todos andaríamos en coches a base de hidrógeno, la realidad es que, como mucho, andamos en unos pocos vehículos de baterías de litio y como el fracking se extienda a nivel de lo que ha ocurrido en USA, creo que tendremos coches de gasolina o gas-oil para unos cuantos (bastantes) años más de lo previsto.
Este largo preámbulo viene a cuento de otra predicción que, puedo apostar y apuesto, tiene altas probabilidades de fallar. La revista Materia publicaba esta semana un artículo titulado "Las diez innovaciones que cambiarán el mundo dentro de una década". Por razones obvias, yo solo me voy a fijar en una que dice literalmente: La muerte del plástico. Tras décadas siendo el rey de nuestras vidas, el plástico habrá muerto para siempre. Los nanomateriales ya habrán tomado (para 2025) el control en los sistemas de fabricación y embalaje, con sustitutos del plástico que se adaptarán mejor a las necesidades de cada fabricante, siendo completamente biodegradables.
Ahí es nada. Pero, como siempre, hay que leerse la letra pequeña. Materia tomaba ese párrafo de un informe de 28 páginas titulado "The World in 2025: 10 predictions of innovation", editado por Thomson Reuters, el gigante de la bibliometría (entre otras cosas) y editora de la ISI Web of Science. En su introducción explican que las predicciones están basadas en un análisis de las publicaciones y patentes recogidas en dicha herramienta. En su página 19, en lo relativo al impactante título de Materia, las cosas son un poco diferentes a lo arriba subrayado: "Los envases basados en el petróleo son historia; los envases derivados de celulosa toman el poder". Con un subtítulo que clarifica algo más el asunto, pues viene a decir que materiales nanocompuestos basados en nanocelulosa hacen que esos envases sean 100% biodegradables a diferencia de los basados en el petróleo.
Veremos lo que pasa pero del informe Thomson-Reuters queda claro que el asunto se centra en envases y no en otras, y muy diversas, aplicaciones de los plásticos. Y, además, los potenciales sustitutos son nanocompuestos de nanocelulosa. Lo que quiere decir que esas nanofibras de origen natural están dispersas en una matriz constituída por un polímero o plástico. Si ese plástico es biodegradable, todo será biodegradable, pero esta segunda premisa está, hoy por hoy, bastante lejana.
Y no lo digo yo. Alain Dufresne es un especialista en estos temas que trabaja en la Universidad de Grenoble. Su competencia en Nanocelulosa puede ser fácilmente comprobada por cualquiera que tenga acceso a la mencionada ISI Web of Science en términos de artículos, índices de impacto, índice h y similares. A finales de 2012 publicó un interesante libro titulado Nano-Cellulose: From Nature to High Performance Tailored Materials, en el que aborda diversos aspectos de la preparación, caracterización y aplicaciones de la nanocelulosa y sus nanocompuestos. La frase final del libro es para mí esclarecedora de las dudas que incluso un experto, como Dufresne, tiene en este momento sobre el tema: "El futuro nos dirá si este repentino interés por la nanocelulosa es solo flor de un día o una realidad en la Ciencia de Materiales".
Como yo tampoco puedo predecir el futuro de forma fiable no sé si llegaré vivo a 2025, pero ya me gustaría comprobar cuál de las dos opciones de Dufresne es la que se concreta.
4 comentarios:
Es difícil hacer predicciones,..sobre todo sobre el futuro, una frase de Niels Bohr...
Pues...toda la razón!
Leyendo lo que has escrito, me fui muy atrás en el tiempo, cuando leíamos en las revistas todo lo que se decía de "colonizar" la Luna en veinte años...y Marte en treinta...pero de eso, hace sesenta años! Eran revistas bastante primitivas en cuanto a color...sepia, con dibujos que nos hacían soñar...y ahora que lo pienso, los antibióticos se conocían desde hacía poco tiempo!
Después se escribió mucho sobre una supuesta guerra entre potencias, empleando cohetes que viajaban de un continente a otro, como si fuera tan fácil, y sin importar hacer desaparecer ciudades y matar gente a montones...
Y justo cuando pensamos que esas brutalidades no podían hacerse, resulta que ahora vemos matanzas de verdad por televisión...
En cuanto a los computadores...hace poco más de treinta años, acá empezaron a hacer cursos para poder usar unos computadores pequeños y que servían la nada misma...que era súper complicado de programar...eran pantallas negras y letras blancas...
La gente joven no tiene idea de eso y cree que hasta youtube siempre existió! y claro, si la televisión a color recién hace 26 años que la vemos!
En realidad, esto que has escrito a finales de julio me ha traído muchas cosas a la memoria, y nos demuestra que la prudencia de Bohr es muy aconsejable en toda época.
Hace años la revista Muy Interesante publicó unas predicciones hechas por Asimov, Clarke y Sagan para el año 2001´a partir de una serie de preguntas. Las respondí, y guardé el ejemplar. El 2001 quien se acercó más a la realidad fue mi mujer, después yo y, muy lejos, los tres sabios.
Y es que no se trata de predecir lo posible a partir de lo que técnicamente sería viable, sino de imaginar cómo se va a pagar, y qué ventajas tiene sobre las tecnologías a las que sustituyen. La nevera inteligente que nos avisa de que faltan tomates y los encarga no tiene dificultad técnica ninguna, pero ¿qué tomates encargará? Yo los quiero ver antes de comprar...
El libro y las profecías de Rifkin son entre patéticas (de lo malas) y entrañables (de lo ingenuas).
Como siempre, el Prof. Mans poniendo el comentario de nota.
Llevo casi 8 años trabajando con bioplásticos, y también casi 2 trabajando con nanofibras de celulosa... y como dice el Prof. Mans "no se trata de predecir lo posible a partir de lo que técnicamente sería viable, sino de imaginar cómo se va a pagar, y qué ventajas tiene sobre las tecnologías a las que sustituyen".
En ninguno de los dos casos se han conseguido los grandes logros o sustitución de materiales que se esperaban hace unos años, aunque sí que existen desarrollos interesantes.
Solo me queda seguir intentándolo, que por eso me pagan ;)
Lo triste es ver cómo se utilizan de manera errónea conceptos como plástico; tan plástico es el poli estireno como el poli ácido láctico...
Siempre se terminan usando de manera inexacta términos como bioplástico, biodegradable, compostable, bioprocedente, sintético o natural, sostenible...
En fin... Muchas gracias Búho por tus comentarios y disfrutad todos de las vacaciones o del trabajo, que ambas cosas son positivas ;)
Jokin
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