viernes, 2 de junio de 2006

Químicos italianos

El inicio de junio me pilla en Venecia. Nada de ciencia. Que mañana hace treinta años que mi chica y yo nos aguantamos en el sentido conyugal de la palabra y, en uso de sus atribuciones y sin posibilidad de discusión, me ha traido a la ciudad de los gondoleros. Yo argumenté que no había golf, pero ni por esas. Así que aquí estoy. Al menos me ha dejado traerme el Mac y, como en las habitaciones de los hoteles hay pocas cosas que hacer, mientras descansamos un poco del duro walking around, he decidido “decorar” un poco mi blog con una entrada escrita en Italia y dedicada a italianos.

Había pensado buscar algo sobre químicos italianos relacionados con la ciudad en la que estoy pero, para mi sorpresa, no he encontrado más que uno y sólo ligeramente relacionado con ella (tampoco puedo dedicar mucho tiempo a la búsqueda). Pero el personaje, al que no conocía, es jugoso y, en cierta manera, un adelantado a su época. Angelo Sala, que así se llama nuestro personaje, nació en Vicenza en 1576. Sus contados historiadores no han podido demostrar que realizara ningún tipo de estudio reglado (como se dice ahora). Sin embargo, ejerció como reputado médico y contribuyó con algunas ideas preclaras a los avances tanto de la propia Medicina como de la Química.

Sus autodidactas conocimientos de Química parece que los adquirió precisamente en Venecia, donde vivió por un corto período de tiempo. De sus actividades, que casi pudiéramos denominar alquimistas, su más importante contribución tiene que ver con el arranque de los avances que condujeron a la fotografía. Sala descubrió que la luz del sol era la causante del ennegrecimiento del nitrato de plata, así como del papel que estaba en contacto con él. Curiosamente, ese descubrimiento se suele atribuir a Robert Boyle, todo un personaje en la Historia de la Química y mucho mas mencionado que Sala. Pero Boyle tenía una idea errónea del proceso, que nunca hubiera conducido a la fotografía. Boyle creía que el ennegrecimiento era debido al aire. Sólo tras la corrección de Sala y tras los avances en el campo de la óptica que siguieron en los inmediatos siglos, la fotografía pudo, por fin, tomar carta de naturaleza en el primer tercio del siglo XIX.

Sala fué también un precursor en la idea de los átomos como entidades identitarias de las sustancias, algo que siguió dando vueltas en las mentes de los químicos durante casi tres siglos más, hasta que otros italianos, Avogadro y Cannizaro, tomaran el relevo de Sala en la consolidación de la hipótesis atómica. Pero esa es una historia que no tiene mucho que ver con Venecia y que da para más de una entrada posterior.

La idea, poco definida todavía, que Sala manejaba, era que algunas sustancias resultaban de la combinación química de otras. Por ejemplo, Sala afirmó que los procesos fermentativos como los que dan lugar al vino a partir de la uva, no eran sino un reagrupamiento de las particulas elementales que componían las sustancias de partida para dar lugar a otras nuevas.

Sala, que murió el 2 de octubre de 1636, tampoco parece haber estudiado Medicina en ninguno de los sitios clásicos del siglo XVI, como Bolonia. Pero ejerció de médico y adquirió una fama notable. Tanto es así que, cuando tuvo que exiliarse de Italia entre 1602 y 1612, acabó en Alemania de médico oficial de diferente miembros de la nobleza teutona. Fué un decidido seguidor de nuestro amigo Paracelso, casi Dios en este blog, razón por la cual se merece un sitio a su lado en este modesto cuaderno digital. Una entrada cortita, como corresponde a mis conocimientos sobre él y a que, además, estoy de minivacaciones.........

1 comentario:

Anónimo dijo...

También pudiste hablar de Vincenzo Dandolo (1758-1819), químico que nació en Venecia y estudió en la Universidad de Padua. Este químico es famoso por ser un duro opositor de la oligarquía veneciana y por escribir extensos tratados sobre Agronomía y Sericicultura.

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