martes, 13 de octubre de 2009

Nobeles y menos Nobeles

Como ya he dicho otras veces, hay ocasiones en las que escribir una entrada más del Blog me la ponen a huevo las circunstancias. No hay más que estar con los ojos y la mente bien abiertos (características intrínsecas a un búho), tener una cierta capacidad de asociación de ideas (que mi abuelita ya decía que tenía) y un cierto reposo y tiempo para escribir lo que, dado el asedio al que nos ha sometido el sirimiri durante este puente del Pilar, no tiene mérito alguno.

El caso es que casi todos estos últimos días he visitado la página del Donostia International Physics Center (DIPC), en el apartado que ellos denominan DIPC tv, comprobando si ya estaban colgadas las imágenes de las diferentes conferencias del AtombyAtom de finales de setiembre. Los organizadores lo habíamos prometido y hay una serie de personas que me preguntan por ello. Pero, por el momento, los que elaboraron las imágenes no deben tener el material dispuesto. El caso es que para matar el aburrimiento de estas tardes pasadas por agua y sin golf, he entrado en los vídeos colgados provenientes del Congreso sobre Einstein del año 2005. Y me he estado divirtiendo con la presentación que mi colega y amigo Jesús Ugalde realizó del Premio Nobel de Química Dudley Herschbach, al que veis en la foto de arriba en animada charla con unos estudiantes durante sus días en Donosti, una actividad que prodiga siempre que puede. (La foto es de Adrian Maureen, el fotógrafo oficial, que espero que no me pida derechos de autor). Y, de repente, la lucecita que anuncia una entrada inminente en el Blog se ha encendido.

Hace pocos días, otro amigo bien conocido en estas páginas, Javier Ansorena, me mandaba una noticia sobre la reciente concesión de los Nobeles alternativos, los Premios Ig Nobel. Los mencionados premios son una parodia de los Nobel que todo el mundo conoce. Se entregan cada año, a primeros de octubre, en una divertida ceremonia en la que participan verdaderos Premios Nobel y que se celebra en un sitio tan serio como el Sanders Theater de la igualmente seria Universidad de Harvard, a la que ha pertenecido Herschbach desde hace años. El nombre Ig Nobel es también un divertido juego de palabras entre el apellido del creador del Nobel y la palabra ignoble que, en castellano, tiene acepciones como innoble o vil.

No es el caso de hacer aquí una historia de dicho premio, sus implicaciones, las críticas que ha recibido, etc. Hay un montón de bibliografía sobre el tema en internet. Para que todo el mundo se haga una idea aproximada del asunto, hay que decir que, a lo largo de los años, se han premiado genuinas, aunque un poco raras, investigaciones científicas, como el Premio Ig Nobel de Física del año 2000, en el que se galardonaba a un experimento en el que se hacía levitar magnéticamente a una rana. Otras veces se han premiado supercherías como la "memoria" del agua en los medicamentos homeopáticos, de la que ya he hablado largo y tendido en otras ocasiones.

Pero lo que me interesa hoy es que si ha habido un verdadero Premio Nobel que ha participado activamente en la organización y desarrollo de las ceremonias de los Ig Nobel, ese ha sido nuestro amigo Herschbach. Si meteis en Google Herschbach and Ig Nobel Prizes, y picais en imágenes, salen muchas fotos en las que se le ve haciendo el ganso disfrazado, cantando, riéndose.... De hecho, en la presentación del Ugalde en el Kursaal, en setiembre de 2005, se incluyó un comic de los Simpson en el que se ve a Herschbach oficiando la ceremonia de los Ig Nobel. Solo nosotros sabemos lo que nos costó incluir ese comic en la presentación, tras una mañana de carreras, discusiones con los técnicos de informática y pruebas de última hora. Pero todo quedó bien y Herschbach volvió a disfrutar como un niño.

Y la otra cosa interesante de los Ig Nobeles de este año es el hecho de que, en el apartado de Química, se haya galardonado a un grupo de investigadores mexicanos entre los que está un reconocido polimérico, Victor M. Castaño, con el que he compartido mesa y mantel en algunas de las ocasiones en las que ha atravesado el charco. El trabajo premiado tiene que ver con el crecimiento de capas delgadas de diamante.... a partir de tequila!!!!.

Anda que no tiene guasa la cosa. Supongo que el precedente no está muy lejos de esos otros trabajos que dieron lugar al pingüe negocio de transformar las cenizas de un ser querido, recién salidas del crematorio, en un diamante "para toda la vida".

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