El timo de una bolsa ecológica
Como ya he dicho en otras ocasiones, hay veces que a uno le ponen las entradas del Blog a huevo y no le queda más remedio que escribirlas, a pesar de que sea Miércoles Santo, el coco ande de pre-vacaciones y el Búho, en su totalidad, "disfrute" de una astenia primaveral del carallo. El caso es que tengo una amiga propietaria de una tienda "orgánica". Vende todo tipo de productos "naturales", sin aditivos químicos y esas cosas que ahora se llevan, con el valor añadido (sobre todo en el precio) del marketing ecológico. No diré su nombre ni su localización, que ya se sabe que los guipuzcoanos somos muy celosos de lo nuestro y nos gusta lavar los trapos sucios en casa.
Estas amistades son una nueva prueba del carácter liberal de los búhos pintados de gris. También tengo otro amigo que está convencido de que la homeopatía le salvó del quirófano y una compañera de trabajo, a la quiero un montón, que cree que unas piedras magnéticas, adecuadamente situadas en su espalda, le indicaron a su sanador que tenía la garganta llena de bacterías. Nimiedades, si se comparan con la flema (no sé si liberal) que uno ha tenido que exhibir, en su entorno familiar más próximo, en los años duros de Euskadi. Pero esto último no tiene que ver con la Quimifobia y lo otro sí.
El cúmulo de casualidades conducentes a esta entrada comenzó ayer, cuando una primípara añosa (como casi todas ahora) regaló a mi comadrona unas pastas ecológicas provenientes de la tienda de mi amiga, dentro de una bolsa aparentemente de plástico y en la que se indicaba que la misma era biodegradable, biocompostable y 100% Bambú. La cosa no hubiera ido a mayores si mi chica hubiera mandado la bolsa a la basura. Pero con la filosofía de reducir + reutilizar + reciclar, imbuida por un amigo del alma y del golf, dobló primorosamente la bolsa en cuestión en triangulitos y la apiló en un cajón de nuestra cocina. De ahí la he recuperado yo esta mañana, para transportar cómodamente a casa de mis padres una botella de vino. Al desdoblarla, y leer sus "cualidades", no me ha quedado más remedio que llevármela raudo a la Facultad, al grito de "a mi bambú que soy cubano".
Segunda chiripa (o serendipity, que dicen los yankees). Resulta que mis colegas, las Dras. Fernández-Berridi e Irusta, andaban hoy tutorizando unas prácticas de Análisis de Polímeros. Prácticas interesantes donde las haya, y en las que a los estudiantes se les proporcionan muestras de plástico, usadas en nuestra vida habitual, para que las destripen químicamente hasta sus últimas consecuencias. Eso ahora, con el espíritu de Bolonia, se llama PBL (problems-based-learning, aprendizaje basado en problemas), y si se siguen las normas al respecto de la Vicerrectora que nos gobierna en estas cosas, puede que sirva hasta para cobrar complementos adicionales. Aunque a mis colegas nadie se los haya reconocido en los muchos años que lo llevan haciendo diligentemente y sin salir en los periódicos.
Así que cuando he llegado con mi bolsa, una entusiasta estudiante ha cogido el problema como suyo, muy intrigada por lo del bambú. Y le ha bastado menos de una hora para, con ayuda de las técnicas instrumentales que le ponemos a su disposición, llegar a la conclusión (bendecida por mis colegas) de que aquello era puritito polietileno, del clásico en cualquier bolsa de basura y similares, además de algo de carbonato cálcico para abaratar costes.
Mi amiga "orgánica" anda subiéndose por las paredes porque el maltrecho polietileno no entra en la "filosofía" de su tienda y, además, le cuesta una pasta gansa. Y me parece que le va a caer un buen chorreo al representante, en el País de la boina, de una empresa australiana especializada en exportaciones de productos chinos, que es el suministrador real y global de las bolsas en cuestión.
Y alguno pensará, ¿y qué tiene que ver aquí el bambú?. Pues no lo sé. Sólo se me ocurre que algún chino o australiano rebuscado, en su afán de marketing ecológico, haya entendido mal una noticia sobre la que ya hablamos en este Blog hace año y medio, y que hacía referencia al anuncio de Dow Chemical de la puesta en marcha de una planta química en la que el etileno, necesario para sintetizar el polietileno de siempre, se va a producir a partir de caña de azúcar, sin necesidad de extraerlo del petróleo.
Aunque, que yo sepa, los osos panda comen bambú y no caña de azúcar. Pero puedo equivocarme. Tampoco es que el Búho sea experto en osos panda.
Estas amistades son una nueva prueba del carácter liberal de los búhos pintados de gris. También tengo otro amigo que está convencido de que la homeopatía le salvó del quirófano y una compañera de trabajo, a la quiero un montón, que cree que unas piedras magnéticas, adecuadamente situadas en su espalda, le indicaron a su sanador que tenía la garganta llena de bacterías. Nimiedades, si se comparan con la flema (no sé si liberal) que uno ha tenido que exhibir, en su entorno familiar más próximo, en los años duros de Euskadi. Pero esto último no tiene que ver con la Quimifobia y lo otro sí.
El cúmulo de casualidades conducentes a esta entrada comenzó ayer, cuando una primípara añosa (como casi todas ahora) regaló a mi comadrona unas pastas ecológicas provenientes de la tienda de mi amiga, dentro de una bolsa aparentemente de plástico y en la que se indicaba que la misma era biodegradable, biocompostable y 100% Bambú. La cosa no hubiera ido a mayores si mi chica hubiera mandado la bolsa a la basura. Pero con la filosofía de reducir + reutilizar + reciclar, imbuida por un amigo del alma y del golf, dobló primorosamente la bolsa en cuestión en triangulitos y la apiló en un cajón de nuestra cocina. De ahí la he recuperado yo esta mañana, para transportar cómodamente a casa de mis padres una botella de vino. Al desdoblarla, y leer sus "cualidades", no me ha quedado más remedio que llevármela raudo a la Facultad, al grito de "a mi bambú que soy cubano".
Segunda chiripa (o serendipity, que dicen los yankees). Resulta que mis colegas, las Dras. Fernández-Berridi e Irusta, andaban hoy tutorizando unas prácticas de Análisis de Polímeros. Prácticas interesantes donde las haya, y en las que a los estudiantes se les proporcionan muestras de plástico, usadas en nuestra vida habitual, para que las destripen químicamente hasta sus últimas consecuencias. Eso ahora, con el espíritu de Bolonia, se llama PBL (problems-based-learning, aprendizaje basado en problemas), y si se siguen las normas al respecto de la Vicerrectora que nos gobierna en estas cosas, puede que sirva hasta para cobrar complementos adicionales. Aunque a mis colegas nadie se los haya reconocido en los muchos años que lo llevan haciendo diligentemente y sin salir en los periódicos.
Así que cuando he llegado con mi bolsa, una entusiasta estudiante ha cogido el problema como suyo, muy intrigada por lo del bambú. Y le ha bastado menos de una hora para, con ayuda de las técnicas instrumentales que le ponemos a su disposición, llegar a la conclusión (bendecida por mis colegas) de que aquello era puritito polietileno, del clásico en cualquier bolsa de basura y similares, además de algo de carbonato cálcico para abaratar costes.
Mi amiga "orgánica" anda subiéndose por las paredes porque el maltrecho polietileno no entra en la "filosofía" de su tienda y, además, le cuesta una pasta gansa. Y me parece que le va a caer un buen chorreo al representante, en el País de la boina, de una empresa australiana especializada en exportaciones de productos chinos, que es el suministrador real y global de las bolsas en cuestión.
Y alguno pensará, ¿y qué tiene que ver aquí el bambú?. Pues no lo sé. Sólo se me ocurre que algún chino o australiano rebuscado, en su afán de marketing ecológico, haya entendido mal una noticia sobre la que ya hablamos en este Blog hace año y medio, y que hacía referencia al anuncio de Dow Chemical de la puesta en marcha de una planta química en la que el etileno, necesario para sintetizar el polietileno de siempre, se va a producir a partir de caña de azúcar, sin necesidad de extraerlo del petróleo.
Aunque, que yo sepa, los osos panda comen bambú y no caña de azúcar. Pero puedo equivocarme. Tampoco es que el Búho sea experto en osos panda.
11 comentarios:
Gracias por desenmascarar a los timadores con etiqueta ecológica y orgánica.
Sigue en este camino que la sociedad tiene necesidad de personas como tú.
Domingo
¡Vaya Yanko! Esto me recuerda al primer trabajito que me encargasteis cuando entré a trabajar en el laboratorio que fue analizar unas bolsas "fotodegradables" de una conocida cadena de supermercados (esto fue en 1991... parece mentira). Las bolsitas en cuestión eran fotodegradables (es decir, perdían propiedades) pero tal y como se vendía el asunto parecía que si dejábamos al sol dicha bolsa, esta desaparecía como por arte de magia.
Es la moda del "Eco-marketing" que no te haces idea de la fuerza que está cogiendo ni de las tonterías que se plantean determinadas marcas.
Un abrazo.
P.D. ¡20 años ya... cómo pasa el tiempo!
Pues si. El tiempo pasa pero los viejos plastifilicos nunca mueren.
Hola Buho, o mejor tendría que empezar hoy ¡querido Buho Francis!
Tu cuñadísima, ayer, nos preparó un pollo a las finas hierbas al horno. Nada para divulgar por estos lares, si no fuera porque lo cocinó ¡metido en una bolsa de plástico trasparente! Que no se derretía ni explotaba tras hincharse con los vapores de los jugos que hervían en su interior, lo comprobamos ayer alucinados. La duda de sus deletereos efectos cancerígenos la disiparemos en años venideros. Mientras tanto, nos acordamos de ti, incrédulos y pasmados ante el invento.
Sin más, por si hay material para una próxima entrada que nos explique el fenómeno.
Mi cuñadísima es muy sabia en cuestiones culinarias. Gracias a ello dos bilbaínos de poco fuste comen en plan Guía Michelín. Además o me lee más que vosotros o tiene mejor memoria. El Búho hace tiempo (junio 2008) que contó en el Blog lo del plástico que te sorprende:
http://elblogdebuhogris.blogspot.com/2008/06/papel-fata.html
Razón no te falta. Presuponía habrías tocado el tema, pero mis neuronas (o la falta de rigor en la lectura) no lo registraron. En culquier caso, he de reconocer que la bolsita de marras me ha dejado pasmao, como al rey aquel.
Como es bastante conocido, existen desde hace tiempo en el mercado ciertos plásticos basados en mezclas de PE y almidón aditivadas con catalizadores (Mater-bi, Eco-star, etc) los cuales son ampliamente reconocidos ( y no menos discutidos) como biodegradables. Lo que no había oido hasta ahora es que un plástico ecológico pudiese estar constituido exclusivamente por PE. Por curiosidad , entré en Google y encontré que Symphony Environmental Ltd ofrece una tecnología Dw2 basada en la intervención de un aditivo (menos del 3%) que provoca la degradación ambiental del PE. Si esto fuese cierto, no es totalmente descartable que esta bolsa de que hablas fuese un material de similar naturaleza, y que en estos ensayos que habéis realizados (supongo que relativamente preliminares) no se haya evidenciado la existencia del aditivo.
Es probable que el producto de que hablas no sea mas que un señuelo comercial, pero me parece tan burda la oferta que me lleva a considerar la posibilidad de que se trate de un material del tipo al que te menciono.
Aunque es la primera vez que me dirigo a ti como Buho, hace bastante tiempo que sigo tus escritos con asiduidad e interés. Aprovecho la oportunidad para expresarte mi reconocimiento por la labor de divulgación que tan acertadamente realizas.
Gracias Sebastián por tu comentario. .
En cuanto al tema de los aditivos nosotros también pensamos que el PE que usan tiene alguno, del tipo de los que hay en tecnologías que llaman oxo-biodegradables. No conocía el Symphony pero si uno muy asentado en Europa:
http://www.epi-global.com/
Se trata de aditivos que provocan hidroperóxidos que atacan las cadenas de PE y aceleran el proceso degradativo. Hay mucha gente que discute esta estrategia porque los aditivos no son precisamente "angelitos".
Buenas a todos:
Os dejo un link de otro blog en el que se habla de las bolsas.
http://blogs.elpais.com/eco-lab/2011/04/cuantas-veces-se-debe-usar-una-bolsa-de-plastico.html
Saludos,
Urko
Si eres Urko no eres anónim, jejeje.
Que lamentable es cuando los timadores se enmarcan detras de esloganes y causas ecológicas, como vas a decir que no a algo que sirve para frenar la sobreexplotación del medio ambiente?
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