martes, 17 de enero de 2023

Hidrógeno blanco

Hace más de dos años escribí una entrada sobre el hidrógeno verde. En esa entrada se asignaban otros colores al hidrógeno, colores que tenían que ver con los procesos por los que se produce este gas, ahora otra vez considerado como posible panacea de nuestros problemas energéticos. A pesar de que el hidrógeno sea incoloro, basta poner en Google "los colores del hidrógeno" para llegar a una serie de documentos en los que se bautiza al hidrógeno como gris (el más habitual,  obtenido a partir del gas natural y el metano en él contenido). O negro o marrón para el que se obtiene de carbón o petróleo. O azul que, en una primera etapa, se produce igual que el gris para, en una segunda fase, capturar el CO2, obtenido como subproducto del proceso, mediante técnicas denominadas de captura y almacenamiento de carbono (CCS en su acrónimo en inglés). El hidrógeno verde, la estrella emergente del momento, ya vimos que se obtiene mediante la electrólisis del agua que quiere decir que vamos a romper los enlaces que unen los dos hidrógenos del agua con el oxígeno y obtener así ambos gases por separado.

El problema es que para llevar a cabo esa electrólisis del agua se necesitan grandes cantidades de energía y, para asignar al hidrógeno ese adjetivo de verde, debemos extraer esa energía sin emitir gases de efecto invernadero, por lo que se emplean energías provenientes de instalaciones eólicas o solares (aunque, a veces, al hidrógeno que se obtiene por la vía solar se le etiqueta de amarillo). Otras fuentes de energía que no producen gases de efecto invernadero puede también emplearse para electrolizar el agua. Y así, hablamos de hidrógeno rosa, púrpura o rojo, según los gustos de cada cual, para denotar al hidrógeno producido por electrólisis con ayuda de la energía proveniente de una central nuclear. Y completaríamos la paleta con el llamado hidrógeno turquesa a partir de un proceso llamado pirólisis del metano que produce directamente hidrógeno y carbono sólido.

La necesidad de obtener hidrógeno radica en que, como yo decía en una frase de la entrada arriba mencionada, "aunque el hidrógeno está por todos los lados en la naturaleza en forma combinada, rara vez se encuentra puro". Bueno, pues ha llegado el momento de matizar esa afirmación, añadiendo un color más a la larga paleta de colores que se han asignado en los últimos años a nuestro hidrógeno: el blanco que, ya os adelanto, es el que se obtiene de forma directa de determinados yacimientos existentes en la Tierra. Es una historia muy interesante de la que comencé a tirar del hilo gracias a la lectura de uno de esos documentos en los que se habla de los colores del hidrógeno. Encontré en él una referencia a un yacimiento situado en la República de Malí, en Africa Occidental, del que fluye de forma natural un gas que es básicamente hidrógeno puro (un 98%) acompañado de un 1 % de nitrógeno y un 1 % de metano.

En un lugar conocido como Bourakebougou, al perforar en 1987 un terreno a la búsqueda de un pozo de agua, se produjo una explosión de gas provocada por un cigarro que andaba fumando un operario que resultó gravemente herido. El incidente ocurrió cuando se alcanzó una profundidad de 112 m. El pozo se tapó con cemento por si las moscas, pero se volvió a abrir en 2011, como experiencia piloto en la producción de hidrógeno, pues ensayos previos de una compañía petrolífera de la propia Malí demostraron que el gas que emanaba de ese pozo era, como acabo de decir, casi hidrógeno puro. En una etapa posterior se utilizó ese hidrógeno como forma de suministrar electricidad a la aldea cercana. El proyecto resultó ser un éxito y ha durado años.

Pero como ha mostrado un largo review de Viacheslav Zgonnik publicado en la revista Earth-Science Reviews en febrero de 2020, se sabe, desde hace tiempo, que hay lugares en la Tierra en los que se producen emisiones de gases que contienen hidrógeno en muy variables concentraciones. El artículo detalla un mapa mundial de los sitios en los que se sabe que el hidrógeno fluye de la tierra de forma natural. En algunos casos, como el de un yacimiento cerca de Antalya, Turquía, que se conoce desde los tiempos de los griegos, el gas que sale es fundamentalmente metano, pero lleva hasta un 11% de hidrógeno. Por poner otro ejemplo, en la isla de Luzón en Filipinas, hay una emanación que contiene un 60% de hidrógeno y que está ardiendo desde los tiempos de la colonización de esa parte de la Tierra por los españoles. Y con mayor o menor proporción de hidrógeno, sin alcanzar el contenido del gas de Malí, se pueden citar innumerables casos repartidos a lo largo y ancho de la superficie continental y de las plataformas marinas. Muchas de estas observaciones se han llevado a cabo fundamentalmente a partir de los años setenta y, en muchos casos, sería complicado obtener de esos yacimientos producciones de hidrógeno como las que vamos a necesitar en un proceso de descarbonización.

Pero es que muchos de esos descubrimientos han sido casuales y, solo muy recientemente, pequeñas compañías han empezado a buscar y evaluar el potencial real de estos "pozos" de hidrógeno, como es el caso de la compañía francesa en la que trabaja el autor del review. ¿Por qué esa actividad no ha empezado antes?. Pues en parte porque es ahora cuando empiezan a descubrirse yacimientos con tamaño y pureza en hidrógeno, susceptibles de utilizarse como fuente de hidrógeno directa. Pero hay otras razones, muy interesantes para un químico como yo. En la mayoría de yacimientos de gas natural, donde suele aparecer hidrogeno muchas veces, la técnica analítica empleada para medir la composición de esos gases ha sido la cromatografía de gases, muchas veces utilizando hidrógeno como vehículo para pasar la mezcla a investigar por una columna que separa los diferentes componentes de la muestra. Eso implica que es difícil detectar hidrógeno en esa muestra, por estar en cantidades ridículas con respecto al que introducimos como gas portador.

Nos falta mucho por investigar sobre cómo se genera ese hidrógeno en las entrañas de la Tierra. Solo así podremos focalizar adecuadamente la labor de los geólogos a la búsqueda de yacimientos importantes. O saber si, al contrario de los yacimientos de combustibles fósiles, generados y acumulados por eventos previos, las emisiones de hidrógeno provienen de procesos que están ocurriendo de forma continua a diversas profundidades. Procesos como la descomposición de agua catalizada por hierro o, simplemente, hidrógeno que está ahí (en la corteza y en el manto) desde la propia formación de la Tierra y que, poco a poco, por su gran difusividad, va ascendiendo. Lo que está claro es que si encontráramos, y aprovecháramos, esos yacimientos, el hidrógeno dejaría de ser un vector de energía (ahora lo tenemos que producir para luego convertirlo en energía), para pasar a ser un combustible en toda regla y, probablemente, renovable.

Vamos a ver cómo evoluciona esto. Quizás todo se quede en nada por no disponer de yacimientos importantes. O quizás estemos solo en un estado muy preliminar, como les ocurrió a los pioneros de las primeras perforaciones a la búsqueda de petróleo. O a los que empezaron a usar las técnicas de fracking de forma decidida (de los que mucha gente se reía) y hoy nos están resolviendo el problema creado por los delirios de Putin, mandándonos buques con gas natural licuado.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Con tantos colores, se agradece la aclaración sobre la paleta de posibles combustibles que se esbozan para el futuro. Espero que no pasemos de los colores a las tonalidades, como en las barras de labios.
Es muy interesante ver cómo la escasez de energía fácil de extraer, procesar y manipular (vamos, el petróleo) agudiza el ingenio técnico y discursivo. A ver cómo acaba esto..
En cualquier caso, el mensaje parece ser que cada vez va a ser más costoso obtener energía cómodamente utilizable, sea por la dificultad en extraer o de procesar la forma natural en la que se encuentra.
¡Abróchense los cinturones!

Mariló dijo...

muy interesante y una luz que alumbra un futuro menos distópico del que vaticina todo el mundo

aurora ruiz galán dijo...

Al uso masivo del hidrógeno le veo un inconveniente, que es su paulatina desaparición del planeta. No hay hidrógeno libre, porque se difundió fuera de la atmósfera. Sólo queda el encerrado bajo tierra, que mencionas, pero éste también desaparecerá en cuanto aflore. Es imposible fabricar hidrógeno, trasvasarlo, trasportarlo y almacenarlo, sin que haya pérdidas, no existe la estanqueidad perfecta y, una vez escapadas esas pérdidas a la atmósfera, abandonan el planeta. Este es un proceso que puede ser muy lento, si la falta de estanqueidad es muy reducida, pero que acabará siendo otro deterioro más del planeta, cuanto mayor sea el volumen global de uso del hidrógeno libre. La población del planeta es ya tan grande, que su sola presencia desequilibra los recursos del planeta. No por ella misma, sino por su capacidad para modificar el medio, con el gigantismo de su técnica. En resumen: por pequeño que sea el escape de hidrógeno, acabará repercutiendo, por el enorme volumen global que alcanzará, al convertirse en fuente principal de energía.

Elvira Gonzalez dijo...

Muchas gracias Yanko por poner un poco en orden esta "paleta" de colores del hidrógeno. Yo estaba ya un poco perdida y creo que tu artículo me lo ha dejado bastante claro. Gracias por ser tan didáctico

Anónimo dijo...

Si la energía es difícil no ya de obtener sino de manipular es por ignorancia. e=mc2 y masa hay en cantidad. Si le hubieran contado a un romano que de un mineral de uranio se sacaría energía para destruir Roma se habría echado a reír. Controlaremos la energía del átomo, la del sol, la de la galaxia, … pero nos llevará un poco de tiempo y estrujarnos las neuronas.

Anónimo dijo...


¡Feliz año, Buho!. Qué menos después de comprobar a
principios de éste que sigues manteniendo la forma.

Interesante entrada que nos devuelve al hidrógeno, esa
molécula diatómica tan divertida. Y el calificativo viene,
al hilo de que igual no lo hemos visto por cromatografía
de gases, de que creo recordar de cuando yo empezaba en esto
un magnífico cromatógrafo HP que generaba el H2 necesario
mediante un pequeño electrolizador de agua adjunto. La
experiencia electrolizadora terminó tras un petardazo sin
mayor consecuencia a pesar de que el técnico que lo llevaba
era sumamente capaz y cuidadoso.

Luego me tocó a mí compartir peripecias durante muchos
años con gas tan elusivo hasta el punto de que nos hicimos
casi amigos. No puede decir lo mismo un amigo y colega en
situación parecida al cual, en un laboratorio incluso mejor
equipado que el nuestro, le dió un buen susto también sin
mayores consecuencias a pesar de ser al menos igual de capaz
y cuidadoso de lo que yo o el técnico antes mencionado
pudiéramos ser.

No se si es por eso que el H2 ha ido y venido del panorama
energético mundial unas cuantas veces en los últimos tiempos.
La anterior que yo recuerde es de la primera década de este
siglo, cuando hasta GM hizo una demo con un "rally" de Opel
Zafira a H2 que atravesó Europa desde Finladia a Portugal.
Acompañados, eso si, por unos cuantos camiones con la intendencia
necesaria. Aunque desde luego no ayuda esa tendencia a gastar
bromas algo pesadas, su mayor inconveniente a lo que yo se es
un contenido de energía por muy pequeño en relación al volumen.
¡Qué cosas!.

Volviendo al tema principal del desarrollo de un sistema
de energía sostenible, me crea cierta inquietud esas idas
y venidas tecnológicas a golpe de silbato que se vienen
sucediendo. Como digo, la primera década fue el H2. La
segunda, las baterías. Ahora vuelve el H2.

Cuando yo empezaba en esto las energías renovables parecían
ser la solución definitiva. Y yo lo creía. Ahora, conociendo
mejor el funcionamiento de las redes eléctricas en particular
y de estas cosas en general pues algunas decenas de años dan
para eso y más, no estoy tan seguro de que el H2 como vehículo
energético pueda ser la respuesta al almacenamiento de energía
renovable. Si es que la hay. Respuesta, digo.

Y tengo la impresión o la constancia directa de que unos
cuantos colegas que se han dedicado a eso durante esas décadas
tampoco ven que el hidrógeno, las baterías, esto o lo otro, sean
"la solución" de una ecuación que se complica cada vez más.

Debo terminar diciendo que confiar en que la ciencia va a
encontrar la solución que queramos cuando haga falta es pecar
de un ignorante optimismo. Logra cosas maravillosas de vez
en cuando, eso si. Las más de las veces, insospechadas. Pero
nada más.

Nos quedaría la esperanza de que el H2 fuera el moderno
combustible fósil universal, barato y abundante que nos
ha pasado desapercibido hasta ahora. No se si es mucho,
pero algo es algo.


Yanko Iruin dijo...

Nada que objetar, Anónimo. Muchas gracias.

Jaime dijo...

Al hilo de lo que comentas sobre la importante cantidad de energia necesaria para la fabricación del H2 ya que parece que el planeta no nos lo va a dar gratuitamente (por lo menos en las cantidades suficientes) , se me ocurre una pregunta .

Alguien conoce aunque sea lejanamente los Kws que se requieren para la fabricacion del H2 necesario para que aporte 1 Kw al motor elctrico de un automovil ?

Ya lo agradeceria .

saludos
Jaime

Anónimo dijo...

Que el Buho me corrija pero como ya querría yo poder contestar la pregunta con un porcentaje y no lo tengo claro, te paso lo que creo saber sobre asunto tan crucial a ver si entre uno y otro aclaramos algo.

Lo primero que creo saber es que el "rendimiento" de una serie de "conversiones de energía" no es sencillo de calcular así de entrada y en términos absolutos pues depende de forma directa de la "ruta energética" elegida. Por poner un ejemplo familiar, dos motores diesel de potencia similar pueden tener muy dispares rendimientos a nada que uno de ellos incorpore cosas como un turbo (recupera energía calorífica que de otro modo va a los gases de escape) y una inyección directa (que quema bastante mejor el combustible al disminuir el tamaño de las gotas de gasoil en el cilindro). Uno puede gastar 5 a los 100 y el otro 7...

Lo segundo que creo saber es que, mientras nadie demuestre que el Segundo Principio de la Termo no se cumple, tenemos garantía total de que en cada conversión de energía vamos a perder una parte de la energía útil, que es la que al final nos interesa. Si metemos 100 kWh, no vamos a sacar más allá de 80. O 50... O 20... De ahí el interés de la cifra en cuestión.

Y si vamos a lo que creo saber aunque no estoy tan seguro, yo diría que, insistiendo en el aspecto práctico de estas cosas, aparte del rendimiento es de sumo interés la "intensidad energética" que manejamos. Si puedo acumular energía con un 90% de rendimiento pero hace falta un año... o si sólo vale para cantidades muy pequeñas de energía y vamos a tener que acumular sumando microWh... pues como que.

Y acabando con lo que sospecho, cuando se repite, a nada que uno se fije, que el rendimiento de cosas como los "electrolizadores" con los cuales producir el H2 del color correspondiente va a aumentar lo que haga falta en los próximos años... pues igual la cosa no pasa ahora mismo del 25%. Y pongo esa cifra pues creo que corresponde a una estimación optimista de la eficacia de un panel fotovoltaico y no anda muy lejos de cosa del 30% de la capacidad instalada si hablamos de parques eólicos.

Resumiendo lo que creo saber y lo que sospecho, igual estamos haciendo cuentas con algunas incógnitas gordas en los números. Pero eso nunca ha sido problema para un economista o, aún menos, un político. Y de esto si que estoy completamente seguro.

Yanko Iruin dijo...

Muchas gracias anónimo. A ver si le gusta a Jaime.

Jaime dijo...

Muchas gracias por la explicación,por cierto muy interesante , con tanto escribido sobre nuestro futuro envuelto en H2 ,aunque sea en trazos gruesos quiero salir un poco de la nebulosa en la que nos tienen

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