martes, 2 de agosto de 2011

Detox

No debo escribir sobre dietética porque no tengo entendederas al respecto. Pero, como en otras cosas en las que soy lego, en lo de comer he desarrollado mi propio método. Como buen plumífero soy omnívoro y, a la hora de elegir entre las múltiples posibilidades, procuro aplicar un criterio estadístico que incluya a la mayoría de las viandas. Pero, además, el Búho se ha jugado los cuartos desde hace tiempo con la Termodinámica (más fiel que la Bolsa) y, por tanto, entiende de balances de materia y energía, de entalpías de combustión y esas cosas, con lo que puedo ajustar lo que me meto al coleto comiendo con lo que gasto en mis diferentes actividades físicas. Y no lo debo hacer mal porque mi peso promedio, a lo largo de más de un cuarto de siglo, tiene una desviación estándar de ± 3 kilos, décima arriba, décima abajo.

Pero a pesar de no saber del tema, no puedo morderme la lengua y dejar de hablar de un tipo de dietas que proliferan en los últimos tiempos en internet y televisiones y publicaciones con ánimo de hacer caja. Son las llamadas dietas Detox, término identificado originalmente con dietas más o menos rápidas, pero que ha ido degenerando por mor de una nueva perversidad del marketing pseudocientífico, en la que juega un papel importante (y ahí estoy yo al quite) la quimifobia contra la que me peleo.

Esas dietas tienen precedentes históricos notables. El sangrado mediante sanguijuelas, del que podeis leer un reciente y magnífico post en Animalia, tenían su fundamento (erróneo) en la necesidad de eliminar excesivas cantidades o proporciones inadecuadas de los fluidos o humores constitutivos del cuerpo humano (sangre, bilis amarilla, bilis negra y flemas), según la teoría nada menos que del propio Hipócrates. Ese exceso de toxinas era eliminado por las sanguijuelas como método terapeútico, colocándolas en diferentes partes del cuerpo, dependiendo del humor a eliminar. El sangrado comenzó a tener sus días contados en los albores del siglo XIX, cuando el presidente de los EEUU, George Washington, aquejado de un aparente catarro, murió tras la aplicación de los hematófagos que tendrían que haberle curado.

La necesidad de eliminar toxinas está también en la base de otro procedimiento un poco escatológico que también data de tiempos de romanos y griegos. Sobre la base de que el intestino es el lugar en el que se acumulan todas nuestras miserias, un lavado del mismo en contracorriente, debe de proporcionar mejoras evidentes. El método ha estado un poco de capa caída hasta que, más recientemente, y como contaba hace poco The Telegraph, fue asumido por gentes de la farándula, que se iban a países asiáticos a hacerse lavados con té, introducidos por el conducto situado allí donde la espalda pierde su honroso nombre.

Dicho método no hace sino entroncar con una gran variedad de otras alternativas que se han propuesto para eliminar, supuestamente, la gran variedad de sustancias químicas que respiramos y comemos debido a su "criminal omnipresencia" en nuestro mundo moderno. En general, y como pasa con la homeopatía, no se trata de métodos peligrosos (a no ser para nuestra cartera). Básicamente es lo que hacían nuestros antepasados cuando se iban a un balnerario a tomar las aguas. Pues eso, agua, vida muelle en un lugar apartado para evitar las tentaciones mundanas, lecturas reposadas, baños, zumos de frutas, régimen más o menos severo. En definitiva, algo que todo el mundo puede hacer para que el sobrepeso y sus consecuencias no nos hagan una jugarreta. Y para descansar un poco, que siempre viene bien.

Pero en lo tocante a su estricta necesidad para eliminar sustancias químicas, la cosa es más que discutible. En primer lugar, tenemos un sistema de eliminación de sustancias poco recomendables para nuestro cuerpo de lo más sofisticado y que tiene en hígado, riñones, pulmones, piel, etc. sus más potentes herramientas. Por ejemplo, aunque llegarais cerca del coma etílico en un día descuidado (mejor no hacerlo), vuestro hígado puede procesarlo (aunque con dificultades) y recuperar su estado en cuestión de pocos días. Y el alcohol es una de las sustancias químicas más peligrosas, aunque a la gente no le parezca por estar incorporada a nuestro modo de vida. Y en segundo lugar, no hay pruebas contrastadas sobre la fiabilidad de tales métodos y, en algunos casos, hay ejemplos de que su uso intensivo puede dar lugar a problemas serios de salud, como los que pueden causar los lavados intestinales (ver el final del artículo arriba mencionado).

Todas estas cosas vienen a cuento porque con esto del twitter, al que me voy aficionando, me he convertido en seguidor de Edzard Ernst, un recientemente jubilado Professor de la Universidad de Exeter, que ha dedicado su vida científica a estudiar las verdaderas capacidades de las llamadas medicinas alternativas. He vuelto a releer el libro "Trick or treatment?. Alternative medicine on trial", publicado en 2008 con Simon Singh (un físico de partículas que la tiene tramada con los quiroprácticos y sobre el que escribí algo al final de esta entrada) y me he divertido una vez más. Hace pocas semanas el Prof. Ernst estuvo en Donosti, promocionado la traducción de su libro al euskera, realizada por Elhuyar. Curiosamente, al menos hasta donde yo sepa, el libro no se ha traducido aún al castellano.

Durante la semana pasada, Ernst nos ha tuiteado varios artículos de la prensa inglesa (ver aquí el más reciente) que ponen de relieve la tenaz pelea que tiene con el Principe de Gales. El famoso, estirado y eterno heredero es un partidario de cualquier medicina alternativa que se le ponga delante. Entre otras cosas porque, en algunos casos, tiene intereses en ello. Como en una gama de pócimas (Duchy Herbals), alguna de las cuales se emplea en dietas Detox.

7 comentarios:

  1. Efectivamente, el libro ha sido traducido al alemán, sueco, serbio, ruso y al euskera, en este último caso de la mano de la Fundación Elhuyar.

    Creo que son las puntas de lanza de lo que se cuece al nuestro alrededor.

    Salud, Ramón.

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  2. Muy interesante !!!. He recordado una propaganda de un canal español en el que promociona un yogurt destacando que es de la preferencia y gusto de un actor de cine. Lamentablemente, los paradigmas, de buena parte de la población, suelen ser los gustos y comportamientos (reales o comerciales) de la gente de la farándula (¿debido a su éxito económico? ¿a su aspecto físico?).
    No obstante, hay que proseguir la batalla, que debería ser la "madre de las batallas", para que la Ciencia ilumine nuestro comportamiento humano. Buen viento y buena mar!

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  3. Búho, los negocios son los negocios...jeje...
    Es una gran verdad, y hoy en día el dinero manda, así que la gente se seguirá haciendo lavados intestinales inútiles, se pondrá imanes por todos lados, y así el dinero podrá seguir circulando aunque los kilos sigan acumulándose con tanto comer hamburguesas, papas fritas, mayonesas, etc

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  4. Vivo en Finlandia y el otro día mientras esperaba al médico estaba viendo en la tele un programa similar a "saber vivir".

    Pues bien, estaban haciendo un reportaje sobre sanguijuelas y sus sangrados. Como las de hoy en día están libre de microbios patógenos que eran peligrosos en la antiguedad (sic) y la eliminación de toxinas estaba libre de riesgo.
    Volvemos a la Edad Media y sus hechiceros.
    Lo peor de todo es que se podía comprar un set de sangrado con varias sanguijuelas incluidas para que las usaras tu mismo en casa. Ventajas de la globalización supongo (sic)

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  5. Muchas gracias por tu interesante aportación. En todos los sitios cuecen habas....

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  6. yo sí que estudio nutrición y mis profesores son médicos, bastante escépticos como tú, y sin embargo si afirman que aunque nuestro cuerpo posee un sofisticado sistema de eliminación de toxinas, si lo saturamos con mala comida, sustancias tóxicas, etc, puede verse sobrecargado y podemos ayudarlo con frutas, verduras e infusiones, de manera que me hubiera parecido más justo que pusieras como imagen de la entrada una sanguijuela o una maquina de lavado de colon, pero no dejar como "inútiles" a nuestros amigos los vegetales, que sí tienen propiedades depurativas y antioxidantes demostradas, dicho por uno de los blogs que sigues en una entrada que tú mismo recomendaste.

    Como anécdota aparte, una amiga que siempre ha sufrido cefaleas hasta el punto que afectaba a su vida normal, y que ningún médico especializado pudo ayudarla a sobrellevarlo siquiera, en su desesperación acudió a un naturópata que le recomendó un ayuno de un mes, sólo a base de aguas y zumos, para deshacerse de todas las toxinas que había en su cuerpo que eran las que le provocaban las cefaleas. Eso hizo y durante las primeras tres semanas tanto la orina, el sudor y las heces tenían un olor y color raros... pero en la última semana iba volviendo todo a la normalidad. Poco a poco empezó a comer con dietas ligeras. Desde entonces no ha vuelto a tener un sólo dolor y de eso hace ya varios años. Supongo que no me creerás, pero yo eso lo he visto con mis propios ojos y por cosas como esas estoy abierta a las terapias alternativas, sin cerrarme para nada a la medicina tradicional y sin perder el sentido común.

    Saludos.

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  7. ES verdad que la foto que da entrada al post no es representativa. Pero es que las elijo un poco a huevo, buscando en Google y fijándome en las que me resultan decorativas. Reconozco que no llegué a mas y que una sanguijuela hubiera sido una buena idea. Y me apunto a los consejos de tus profes: todos los días ceno ensaladas variadas y no me privo de fruta y verdura ni durante el estío (a diferencia de los boticarios de La Verbena de la Paloma, que si lo hacían "porque los calores les ponían tan flojos que estaban aburríos").

    En cuanto a lo del naturópata y tu amiga, me creo que tu amiga está bien porque te creo a tí y a ella. Pero no me vas a vender la moto de que estaba saturada de toxinas. Decía el padre de una amiga mía ante las noticias que daba la prensa franquista de la época: "Será verdad pero no me lo creo". Pues eso me pasa a mí. Y ya no voy a cambiar por muchas estheres que me escriban al Blog. Que soy muy mayor.... Y antes muerto que homeopático (por sólo poner un ejemplo).

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