Hace cuatro días, día de la Fête National Française (hay que ver cómo está mi pueblo de gabachos por ello), y en la entrada que me habían publicado en el Blog de la Cátedra de Cultura Científica de mi Uni, hacía yo mención a una serie de sustancias químicas que aparecen en casi todos los medios como los demonios por excelencia del comportamiento quimifóbico. Demonios que nos acechan por doquier, que se infiltran en nuestros organismos y, sobre todo, en los de nuestros descendientes (if any). Demonios como el mercurio, el plomo y el cadmio, que ahora parece que nos intoxican vía túnidos y mariscos. Pesticidas como el Lindano. O los 209 congéneres conocidos como PCBs, muchos de ellos reputados cancerígenos y empleados como agentes dieléctricos en grandes transformadores eléctricos.
Mi Decano, Iñigo Legórburu, además de decanearme y darme trabajo de vez en cuando, como es su labor, también me mima. Y dado su expertise en temas de medio ambiente y, sobre todo, en contaminación de agua y aire, me suele reenviar información sensible a la que el Búho, de natural polimérico, no suele tener acceso. La última no tiene desperdicio.
La gráfica que adorna esta entrada y que se puede ampliar sin más que picar en ella, proviene de un reciente informe de la EEA (European Environmental Agency o Agencia Europea para el Medio Ambiente). El informe está todavía calentito (se publicó el día 15 de este mes) y se puede bajar de la red aquí, aunque aviso que es un tocho de 69 páginas que hay que leer con detenimiento. Leído por un quimifóbico puede darle alas, pero es que, hoy en día, los científicos de los organismos oficiales se la cogen con papel de fumar, no vaya a ser que, yendo contracorriente, les caiga un sambenito y les retiren de la nomenklatura oficial.
En el pie de la gráfica se ve que los datos han sido suministrados por la OSPAR, un mecanismo creado por quince países europeos (España incluída) para controlar la calidad de las aguas del Atlántico europeo y asegurar así una captura sostenible en sus caladeros. Pero dejémonos de cuestiones administrativas y vayamos al grano.
Tomando como base resultados experimentales sobre contenidos de esas aguas en las cinco sustancias químicas mencionadas en el año 1990, y asignándoles el índice 100, la gráfica recoge su evolución hasta el pasado año 2008. Y poco más que comentar. El lindano o los PCBs han pasado de 100 a menos de 20. Y con los otros tres la tendencia es parecida.
Los buenos entendedores, como los lectores de este Blog, pocos datos más necesitan. A no ser que miren para otro lado.
Mi Decano, Iñigo Legórburu, además de decanearme y darme trabajo de vez en cuando, como es su labor, también me mima. Y dado su expertise en temas de medio ambiente y, sobre todo, en contaminación de agua y aire, me suele reenviar información sensible a la que el Búho, de natural polimérico, no suele tener acceso. La última no tiene desperdicio.
La gráfica que adorna esta entrada y que se puede ampliar sin más que picar en ella, proviene de un reciente informe de la EEA (European Environmental Agency o Agencia Europea para el Medio Ambiente). El informe está todavía calentito (se publicó el día 15 de este mes) y se puede bajar de la red aquí, aunque aviso que es un tocho de 69 páginas que hay que leer con detenimiento. Leído por un quimifóbico puede darle alas, pero es que, hoy en día, los científicos de los organismos oficiales se la cogen con papel de fumar, no vaya a ser que, yendo contracorriente, les caiga un sambenito y les retiren de la nomenklatura oficial.
En el pie de la gráfica se ve que los datos han sido suministrados por la OSPAR, un mecanismo creado por quince países europeos (España incluída) para controlar la calidad de las aguas del Atlántico europeo y asegurar así una captura sostenible en sus caladeros. Pero dejémonos de cuestiones administrativas y vayamos al grano.
Tomando como base resultados experimentales sobre contenidos de esas aguas en las cinco sustancias químicas mencionadas en el año 1990, y asignándoles el índice 100, la gráfica recoge su evolución hasta el pasado año 2008. Y poco más que comentar. El lindano o los PCBs han pasado de 100 a menos de 20. Y con los otros tres la tendencia es parecida.
Los buenos entendedores, como los lectores de este Blog, pocos datos más necesitan. A no ser que miren para otro lado.
Lindano, en castellano se escribe Lindano, querido buho
ResponderEliminarPues María tiene razón. Corregido.
ResponderEliminarHola Búho
ResponderEliminarSigo tu blog desde hace poco. Quizá sea un poco quimofóbico, lo reconozco.
De la gráfica que muestras saco 2 conclusiones:
1) La cosa va mejor, ha bajado la concentración.
2) La cosa antes estaba mal, muy mal. Quizás por esa quimiofobia igual se han esforzado en bajar los niveles (controlar a las empresas, mejorar la gestión de residuos, etc.).
En fin, sigue así que ya tienes un buheroadicto.
Un saludo.
Efectivamente BioBuho, nadie niega aquí el papel que juegan los contrarios a la Química como correctores de malos usos. Es su lado bueno. Pero dime si la percepción que tu captas ahora mismo es la que los tozudos datos parecen indicar desde hace ya años.
ResponderEliminarY otra reflexión. La cosa estaba mal al inicio de los estudios. Pero, ¿cómo estaba antes?. Difícil de saber, verdad?. Pues eso.
Madre mía, con lo que me gusta a mí discutir.......
ResponderEliminarDebo decir ante todo que si no es por la química, o mejor dicho, por la bioquímica+medicina yo hace muchos años que estaría criando unas malvas de a metro jeje. Pero tampoco podemos negar que nos gusta hacernos los listos y crear sustancias que liberamos al medio ambiente sin saber lo que va a ocurrir (PCBs por ejemplo, pregunta a los esquimales).
Espero que todas las gráficas tiendan a bajar como la de tu entrada del blog.
Y señalar por último que algunas sustancias nunca deberían haber estado en la gráfica.
Venga un saludo.
Pues debemos ser dos búhos a los que nos va la marcha. Pero con esta herramienta es difícil tener una controversia fluida.
ResponderEliminarNo sé a qué sustancia química te refieres cuando dices que no debiera estar en la gráfica. Lo mejor, of course, es que no hubiera estado ninguna. Por ejemplo, el Pb y el Hg. Pero si empezamos a rascar llegamos hasta los romanos y antes... Pero algún precursor sifilítico puede que no pensara lo mismo si le hubiéramos podido poner en el brete.
Curiosamente, sin embargo, un informe del Gobierno de nuestro país arroja los resultados de un incremento en la presencia de mercurio en numerosas especies de peces (particularmente las que están más arriba en la cadena trófica). ¿Será que el mar tiene contiene menos tóxicos porque los están acumulando las especies?
ResponderEliminarhttp://xlsemanal.finanzas.com/web/articulo.php?id=71118&id_edicion=6527
Yo no entiendo mucho de biología marina, Minco. Entiendo que hay ciertas especies que acumulan más fácilmente algunas de esas sustancias.
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