A finales de enero del pasado año 2017 la agencia gubernamental americana que controla los asuntos de seguridad en lo relativo a alimentos y fármacos (conocida bajo las siglas FDA), alertaba sobre la presencia de elevados niveles de belladona (una de las plantas más tóxicas del Hemisferio Norte) en un producto homeopático comercializado por la empresa Hyland's, destinado a paliar las molestias de los tiernos infantes cuando les están saliendo los primeros dientes. Como podéis comprobar en este enlace a la propia empresa, el producto ya no se comercializa en USA pero, ya que estamos en esa página, vamos a ver algunos interesantes puntos relativos a la composición de ese preparado, considerados en términos de la ortodoxia homeopática.
El producto contiene cuatro preparados de homeopatía: Calcarea fosforica 12X (una sal, el fosfato cálcico), Chamomilla 6X (manzanilla), Coffea Cruda 6X (café) y Belladonna 6X, a partir de las bayas de esa planta donde se contienen unos potentes alcaloides, origen de la alerta de la FDA y que la empresa deja claro en su página que están en una concentración al 0,0000003%. Los términos 12X o 6X hacen referencia a que esos remedios se han preparado por el clásico método de las diluciones sucesivas con agitación entre cada una de ellas, siendo la X el número romano indicativo de que las diluciones realizadas son decimales (en otros preparados en lugar de X se pone una D). Ello implica que, partiendo de una tintura madre, por ejemplo una infusión de manzanilla en agua y alcohol, se toma una gota de ella y se diluye con 9 partes de la mezcla agua y alcohol. Se agita y se va repitiendo el proceso. Así que la Chamomilla 6X es el resultado de haber repetido ese proceso seis veces o, lo que es igual, la concentración de la 6X es la millonésima parte de la concentración de la Tintura Madre o infusión original.
Como casi todo el mundo sabe, otra alternativa de preparación son las diluciones centesimales donde, en cada proceso, una gota de la tintura madre (o de la dilución precedente) se diluye con 99 partes del disolvente. Y así, un remedio 30C preparado de esa manera y muy habitual en homeopatía, quiere decir que el proceso de dilución sucesiva y agitación se ha realizado treinta veces. El método, propuesto a principios del XIX por Hahnemann, el padre de la homeopatía, llegaba hasta diluciones mucho más altas (por ejemplo, 200C no es inusual) porque, según él, esas altas diluciones aseguraban (como es lógico) la inocuidad del preparado pero, sorprendentemente y no tan intuitivo como lo anterior, conseguían al mismo tiempo que el preparado fuera tanto más eficaz en su labor terapéutica cuanto más diluido estaba.
El problema con esta ultima pretensión es que, en algún momento del siglo XX, tropezó con un obstáculo importante, el llamado Número de Avogadro, un concepto que se explica (generalmente mal) a los estudiantes de Química ya en el Bachillerato y que implica lo que el Dr. Paolo Bellavite, un Profesor de Patología General en la Facultad de Medicina de la Universidad de Verona y firme partidario de la homeopatía, muestra en un trabajo publicado en 2014 [Homeopathy 103, 4-21 (2014)], donde escribe: "Los efectos de las altas diluciones nos llevan fuera del reino de la farmacología clásica, para enfrentarnos a fenómenos que pueden parecer inexplicables. Merced a las teorías de Amedeo Avogadro, publicadas originalmente en 1811,.....y verificadas experimentalmente en 1909,.....un simple cálculo muestra que, a diluciones más altas que la 24 decimal o la 12 centesimal, será cada vez más difícil encontrar una sola molécula o átomo de la sustancia original".
Así que ante esa constancia, que fue cada vez más evidente a medida que transcurría el siglo XX, hay que buscar alternativas. Una de ellas es creer a Hahnemann y pensar que el secreto está en la vigorosa agitación tras cada dilución, que infunde a las diluciones una energía o fuerza vital, que dota al preparado de unas propiedades que le sacan de la Ciencia clásica. En años más recientes, los homeópatas parecen ir abandonando el concepto fuerza vital, en beneficio de cosas más sofisticadas, como los llamados Dominios Cuánticos Coherentes, la explicación más reciente de la famosa memoria del agua. Pero, de eso, hoy no toca hablar.
La otra alternativa sería olvidarse de las enseñanzas de Hahnemann y diluir menos, quedándose dentro del límite del número de Avogadro, y pensar que con concentraciones de ese tipo siempre restará algo del producto de la tintura madre, al que poder atribuir los posibles efectos beneficiosos del preparado. El problema, como ilustra el caso de la Belladonna 6X en el preparado para los dientes de los niños denunciado por la FDA, es que muchas sustancias usadas por la homeopatía contienen, en sus tinturas madre, sustancias tóxicas (alcaloides, mercurio, venenos naturales como la apitoxina de las abejas,...) y si no las diluimos mucho puede que nos quedemos en un intervalo peligroso de su concentración.
Cuando recibí ese aviso de la FDA, recordé una entrada que había leído previamente en un Blog llamado Bebés y Mas, entrada firmada por Armando Bastida, en la que se mostraban una serie de preparados que uno puede comprar en las farmacias españolas, preparados que llevan, casi al límite, lo de hacer pocas diluciones. Me voy a fijar en un producto comercializado por DHU Ibérica como Munostim, definido como medicamento homeopático y vendido en forma de gránulos "para estimular el sistema inmunitario de niños a partir del año de vida". En su web podéis ver su composición, a base de cuatro plantas o derivados de las mismas: Echinacea angustifolia TM (Equinacea en castellano), Thuja D2 (Tuya), Propolis D3 (o Propóleo) y Eleutherococcus D1 (Eleuterococo o ginseng siberiano). Los términos D1, D2 y D3 se refieren a diluciones decimales llevadas a cabo una, dos o tres veces a partir de sus tinturas madres respectivas, es decir, son disoluciones poco diluidas (bajas diluciones). El térmico TM que acompaña a la Equinacea se refiere a que se ha utilizado directamente la propia Tintura Madre.
Este no es un caso aislado. Muy conocido es también el preparado denominado Stodal, comercializado por Boiron, un jarabe contra la tos que contiene hasta diez diluciones homeopáticas. Una de ellas se emplea como tintura madre y las nueve restantes son diluciones homeopáticas relativamente poco diluidas aunque, en este caso, son centesimales (cuatro de ellas 6C y las cinco restantes 3C).
Dando por sentada la posible toxicidad de las preparaciones a estos bajos niveles de dilución y que viene condicionada por la toxicidad inherente de los productos de partida, estos remedios plantean otras cuestiones muy interesantes desde el punto de vista de la filosofía homeopática. Cabe, por ejemplo, preguntarse si estos preparados entrarían más en el ámbito de la fitoterapia (sobre todo las Tinturas madres) que de la homeopatía. Por otro lado, debemos recordar que Hahnemann era partidario de usar remedios de un único componente para cada problema de un paciente. Y eso sigue vigente entre los practicantes más puros de la homeopatía (los llamados unicistas), que ven en productos como los anteriores, con varios principios activos, una traición a los fundamentos de su práctica. Además, en su día a día, se encuentran con el problema de que, en el mercado, no pueden adquirirse más que los productos que se venden bien (en el caso de Boiron, los Oscillococcinum, Sedatif o el propio Stodal y unos pocos más) y no otros muchos descritos en la farmacopea homeopática y que ellos quieren usar con sus clientes. Su cabreo contra Boiron, a la que acusan de ser el McDonal's de la homeopatía, puede verse en este interesante artículo de la revista Lyon Capital (lo de Lyon no es casual porque, no en vano, es la sede de Boiron).
La alternativa (los pluralistas), dicen que promocionados por empresas como Boiron, abogan por tener varios principios activos en un mismo preparado. En el fondo, es una estrategia comercial ya que, de esa manera, las empresas dejan de fabricar otros preparados que se venden raramente y que, sin embargo, tienen que pagar por mantenerse en el registro de medicamentos de cada país. Un problema que no tienen en España, donde no hay ni un solo preparado homeopático registrado en la web CIMA de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), en parte por esos mismos argumentos económicos y en parte porque el Ministerio español competente anda mirando para otro lado desde hace casi 25 años. Y ello a pesar de tener normativas, como el Real Decreto 1345/2007, que abren una puerta de privilegio (la llamada vía simplificada) para el registro de los preparados de homeopatía. Y que no es otra que la de poderse registrar sin demostrar eficacia terapéutica alguna, cosa que no se aplica a los medicamentos convencionales que uno encuentra en la farmacia, que tiene que ir a través de una vía mucho más complicada, en la que se les exige, entre otras cosas, la necesidad de demostrar la eficacia de sus medicamentos para una dolencia concreta. Pero ese es un hilo que podéis seguir en el documentado Blog de Fernando Frías, un abogado que lo sabe todo sobre la legislación de estos productos.
En cualquier caso, remedios como el Munostim arriba indicado (que no aparece en la web CIMA) no podrían registrarse por la exclusiva vía simplificada. El artículo 56 apartado c) del Decreto 1345/2007 establece entre las condiciones para que un preparado homeopático se acoja a esa vía "Que su grado de dilución garantice la inocuidad del medicamento, en particular, el preparado no deberá contener más de una parte por 10.000 de tintura madre...". Y eso es una dilución D4 como mínimo. Así que las diluciones de los componentes del Munostim, que son TM, D1, D2 y D3, no entran en esas condiciones.
Pero, mientras se arreglan estas minucias legales, se sigue vendiendo en farmacias y parafarmacias.
El producto contiene cuatro preparados de homeopatía: Calcarea fosforica 12X (una sal, el fosfato cálcico), Chamomilla 6X (manzanilla), Coffea Cruda 6X (café) y Belladonna 6X, a partir de las bayas de esa planta donde se contienen unos potentes alcaloides, origen de la alerta de la FDA y que la empresa deja claro en su página que están en una concentración al 0,0000003%. Los términos 12X o 6X hacen referencia a que esos remedios se han preparado por el clásico método de las diluciones sucesivas con agitación entre cada una de ellas, siendo la X el número romano indicativo de que las diluciones realizadas son decimales (en otros preparados en lugar de X se pone una D). Ello implica que, partiendo de una tintura madre, por ejemplo una infusión de manzanilla en agua y alcohol, se toma una gota de ella y se diluye con 9 partes de la mezcla agua y alcohol. Se agita y se va repitiendo el proceso. Así que la Chamomilla 6X es el resultado de haber repetido ese proceso seis veces o, lo que es igual, la concentración de la 6X es la millonésima parte de la concentración de la Tintura Madre o infusión original.
Como casi todo el mundo sabe, otra alternativa de preparación son las diluciones centesimales donde, en cada proceso, una gota de la tintura madre (o de la dilución precedente) se diluye con 99 partes del disolvente. Y así, un remedio 30C preparado de esa manera y muy habitual en homeopatía, quiere decir que el proceso de dilución sucesiva y agitación se ha realizado treinta veces. El método, propuesto a principios del XIX por Hahnemann, el padre de la homeopatía, llegaba hasta diluciones mucho más altas (por ejemplo, 200C no es inusual) porque, según él, esas altas diluciones aseguraban (como es lógico) la inocuidad del preparado pero, sorprendentemente y no tan intuitivo como lo anterior, conseguían al mismo tiempo que el preparado fuera tanto más eficaz en su labor terapéutica cuanto más diluido estaba.
El problema con esta ultima pretensión es que, en algún momento del siglo XX, tropezó con un obstáculo importante, el llamado Número de Avogadro, un concepto que se explica (generalmente mal) a los estudiantes de Química ya en el Bachillerato y que implica lo que el Dr. Paolo Bellavite, un Profesor de Patología General en la Facultad de Medicina de la Universidad de Verona y firme partidario de la homeopatía, muestra en un trabajo publicado en 2014 [Homeopathy 103, 4-21 (2014)], donde escribe: "Los efectos de las altas diluciones nos llevan fuera del reino de la farmacología clásica, para enfrentarnos a fenómenos que pueden parecer inexplicables. Merced a las teorías de Amedeo Avogadro, publicadas originalmente en 1811,.....y verificadas experimentalmente en 1909,.....un simple cálculo muestra que, a diluciones más altas que la 24 decimal o la 12 centesimal, será cada vez más difícil encontrar una sola molécula o átomo de la sustancia original".
Así que ante esa constancia, que fue cada vez más evidente a medida que transcurría el siglo XX, hay que buscar alternativas. Una de ellas es creer a Hahnemann y pensar que el secreto está en la vigorosa agitación tras cada dilución, que infunde a las diluciones una energía o fuerza vital, que dota al preparado de unas propiedades que le sacan de la Ciencia clásica. En años más recientes, los homeópatas parecen ir abandonando el concepto fuerza vital, en beneficio de cosas más sofisticadas, como los llamados Dominios Cuánticos Coherentes, la explicación más reciente de la famosa memoria del agua. Pero, de eso, hoy no toca hablar.
La otra alternativa sería olvidarse de las enseñanzas de Hahnemann y diluir menos, quedándose dentro del límite del número de Avogadro, y pensar que con concentraciones de ese tipo siempre restará algo del producto de la tintura madre, al que poder atribuir los posibles efectos beneficiosos del preparado. El problema, como ilustra el caso de la Belladonna 6X en el preparado para los dientes de los niños denunciado por la FDA, es que muchas sustancias usadas por la homeopatía contienen, en sus tinturas madre, sustancias tóxicas (alcaloides, mercurio, venenos naturales como la apitoxina de las abejas,...) y si no las diluimos mucho puede que nos quedemos en un intervalo peligroso de su concentración.
Cuando recibí ese aviso de la FDA, recordé una entrada que había leído previamente en un Blog llamado Bebés y Mas, entrada firmada por Armando Bastida, en la que se mostraban una serie de preparados que uno puede comprar en las farmacias españolas, preparados que llevan, casi al límite, lo de hacer pocas diluciones. Me voy a fijar en un producto comercializado por DHU Ibérica como Munostim, definido como medicamento homeopático y vendido en forma de gránulos "para estimular el sistema inmunitario de niños a partir del año de vida". En su web podéis ver su composición, a base de cuatro plantas o derivados de las mismas: Echinacea angustifolia TM (Equinacea en castellano), Thuja D2 (Tuya), Propolis D3 (o Propóleo) y Eleutherococcus D1 (Eleuterococo o ginseng siberiano). Los términos D1, D2 y D3 se refieren a diluciones decimales llevadas a cabo una, dos o tres veces a partir de sus tinturas madres respectivas, es decir, son disoluciones poco diluidas (bajas diluciones). El térmico TM que acompaña a la Equinacea se refiere a que se ha utilizado directamente la propia Tintura Madre.
Este no es un caso aislado. Muy conocido es también el preparado denominado Stodal, comercializado por Boiron, un jarabe contra la tos que contiene hasta diez diluciones homeopáticas. Una de ellas se emplea como tintura madre y las nueve restantes son diluciones homeopáticas relativamente poco diluidas aunque, en este caso, son centesimales (cuatro de ellas 6C y las cinco restantes 3C).
Dando por sentada la posible toxicidad de las preparaciones a estos bajos niveles de dilución y que viene condicionada por la toxicidad inherente de los productos de partida, estos remedios plantean otras cuestiones muy interesantes desde el punto de vista de la filosofía homeopática. Cabe, por ejemplo, preguntarse si estos preparados entrarían más en el ámbito de la fitoterapia (sobre todo las Tinturas madres) que de la homeopatía. Por otro lado, debemos recordar que Hahnemann era partidario de usar remedios de un único componente para cada problema de un paciente. Y eso sigue vigente entre los practicantes más puros de la homeopatía (los llamados unicistas), que ven en productos como los anteriores, con varios principios activos, una traición a los fundamentos de su práctica. Además, en su día a día, se encuentran con el problema de que, en el mercado, no pueden adquirirse más que los productos que se venden bien (en el caso de Boiron, los Oscillococcinum, Sedatif o el propio Stodal y unos pocos más) y no otros muchos descritos en la farmacopea homeopática y que ellos quieren usar con sus clientes. Su cabreo contra Boiron, a la que acusan de ser el McDonal's de la homeopatía, puede verse en este interesante artículo de la revista Lyon Capital (lo de Lyon no es casual porque, no en vano, es la sede de Boiron).
La alternativa (los pluralistas), dicen que promocionados por empresas como Boiron, abogan por tener varios principios activos en un mismo preparado. En el fondo, es una estrategia comercial ya que, de esa manera, las empresas dejan de fabricar otros preparados que se venden raramente y que, sin embargo, tienen que pagar por mantenerse en el registro de medicamentos de cada país. Un problema que no tienen en España, donde no hay ni un solo preparado homeopático registrado en la web CIMA de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), en parte por esos mismos argumentos económicos y en parte porque el Ministerio español competente anda mirando para otro lado desde hace casi 25 años. Y ello a pesar de tener normativas, como el Real Decreto 1345/2007, que abren una puerta de privilegio (la llamada vía simplificada) para el registro de los preparados de homeopatía. Y que no es otra que la de poderse registrar sin demostrar eficacia terapéutica alguna, cosa que no se aplica a los medicamentos convencionales que uno encuentra en la farmacia, que tiene que ir a través de una vía mucho más complicada, en la que se les exige, entre otras cosas, la necesidad de demostrar la eficacia de sus medicamentos para una dolencia concreta. Pero ese es un hilo que podéis seguir en el documentado Blog de Fernando Frías, un abogado que lo sabe todo sobre la legislación de estos productos.
En cualquier caso, remedios como el Munostim arriba indicado (que no aparece en la web CIMA) no podrían registrarse por la exclusiva vía simplificada. El artículo 56 apartado c) del Decreto 1345/2007 establece entre las condiciones para que un preparado homeopático se acoja a esa vía "Que su grado de dilución garantice la inocuidad del medicamento, en particular, el preparado no deberá contener más de una parte por 10.000 de tintura madre...". Y eso es una dilución D4 como mínimo. Así que las diluciones de los componentes del Munostim, que son TM, D1, D2 y D3, no entran en esas condiciones.
Pero, mientras se arreglan estas minucias legales, se sigue vendiendo en farmacias y parafarmacias.
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