Dice la hoja parroquial de mi ciudad (aka DVasco) que esto de las redes sociales y los fallecimientos de los titulares de las cuentas en las mismas se está poniendo complicado. Que uno abre una cuenta en Facebook o en Twitter y luego se muere, más o menos repentinamente, y a ver qué pasa con esa cuenta. Que en cuestión de pocos años va a haber millones de cuentas de todo tipo de redes que se van a quedar sin propietario que las alimente. Y como para todo hay alguien que quiere hacer negocio, ya están surgiendo iniciativas de empresas que cerrarán tus ojos digitales por un módico precio.
También hay sicólogos que se apuntan al festín haciéndonos saber los inconvenientes que, para el duelo de nuestros allegados, puede tener el hecho de que una cuenta de nuestra propiedad se mantenga abierta. La verdad es que, cada día, me asombra más la capacidad de estos profesionales para adaptarse a las nuevas "realidades" que se nos vienen encima, aunque no sepan nada del asunto. Porque, como ellos mismos reconocen en el artículo del DV, sobre esto "no hay datos".
Yo lo tengo todo bien ordenado. Mi Santa tiene sus voluntades anticipadas registradas, un último acto de amor hacia mí porque me libra de decisiones de hondo calado. Yo no las he registrado porque le conozco bien y sé que, ante lo inevitable, no se va a complicar mucho la vida conmigo. También tengo dispuesta en una lista de reproducción de iTunes la música que, en su caso, quiero que me toquen de cuerpo presente, extractos de obras de Purcell, Brahms y Prokofiev (aunque por ahora no daré más detalles). Y espero contar, en poco tiempo, con amigos veinte o treinta años más jóvenes que yo, a los que he conocido en las citadas redes, que cierren mis cuentas de Twitter y Blogger con juvenil diligencia. Ya he confeccionado una lista razonable de posibles agentes de la liquidación, pero lo tendré que ir consultando personalmente. Y si hay voluntarios, no tenéis más que apuntaros.
También hay sicólogos que se apuntan al festín haciéndonos saber los inconvenientes que, para el duelo de nuestros allegados, puede tener el hecho de que una cuenta de nuestra propiedad se mantenga abierta. La verdad es que, cada día, me asombra más la capacidad de estos profesionales para adaptarse a las nuevas "realidades" que se nos vienen encima, aunque no sepan nada del asunto. Porque, como ellos mismos reconocen en el artículo del DV, sobre esto "no hay datos".
Yo lo tengo todo bien ordenado. Mi Santa tiene sus voluntades anticipadas registradas, un último acto de amor hacia mí porque me libra de decisiones de hondo calado. Yo no las he registrado porque le conozco bien y sé que, ante lo inevitable, no se va a complicar mucho la vida conmigo. También tengo dispuesta en una lista de reproducción de iTunes la música que, en su caso, quiero que me toquen de cuerpo presente, extractos de obras de Purcell, Brahms y Prokofiev (aunque por ahora no daré más detalles). Y espero contar, en poco tiempo, con amigos veinte o treinta años más jóvenes que yo, a los que he conocido en las citadas redes, que cierren mis cuentas de Twitter y Blogger con juvenil diligencia. Ya he confeccionado una lista razonable de posibles agentes de la liquidación, pero lo tendré que ir consultando personalmente. Y si hay voluntarios, no tenéis más que apuntaros.
Como te mueras te mato. Que lo sepas.
ResponderEliminar¿Qué tipo de post es este para hacerme llorar en mis vacaciones?
Que sepas que yo cogeré todos tus posts, los editare, escribiré tu historia y nuestras charlas y sacare un libro. Y se lo mandare a tu hoja parroquial.
Hombre ya....aquí llorando.
Búho, me has dejado perpleja! Entre broma y broma, has tocado un tema que, como el de ser donantes de órganos, hay que conversarlo en familia pero por alguna razón casi todos le vamos sacando el poto (culo, pero en mapudungún) a la jeringa...y vamos chuteando y chuteando...hasta que la pelá nos viene a buscar de improviso y le dejamos el cacho a la parentela...
ResponderEliminarY cada uno y una ha dedicado horas, noches, días...a cada rinconcito llamado blog...Algunos darán para varios libros, quien sabe? mmm...
Me has dejado "pensando"...
Te veo melancólico últimamente, tanto en este post como en el anterior
ResponderEliminarPuestos a "filosofear", pienso que toda creación del Hombre tiende a ser cíclica o circular. Molinos dice que editará un libro, no sé si digital o tangible. Si es tangible, volveremos al punto de partida anterior al digitalismo etéreo. Es nuestro sino (música de fado para acompañar). En cualquier caso, Búho, haz todo lo posible para no pasar a mejor vida: amén.
ResponderEliminarPor el momento no entra en mis planes futuros el cascarla, solo jubilarme de la UPV/EHU que ganas ya tengo y aún me queda curso y medio. Y tampoco ando melancólico. Al escribir esta entrada, estaba en realidad algo cabreado de las cosas que decían los sicólogos en el artículo. Pero como soy tan educado no se me ha debido notar y aparte de estos comentarios tengo bastantes otros similares en tuits y DMs de Twitter y en mi email personal. Así que tranquilos, que haré todo lo que pueda por seguir incordiando y golfeando.
ResponderEliminarBúho, estoy seguro de que tus comentarios serán muy útiles para nuestros descendientes. Por ello deseo que esos jóvenes albaceas hagan el mismo caso de tus instrucciones que el que hicieron los de Kafka.
ResponderEliminarMe atrevería a afirmar que la quimifobia no es la única plaga alentada por una notable ignorancia del tema y unos prejuicios mal orientados. La "infofilia" parece hermana suya.
ResponderEliminarA juzgar por lo que yo se, los costes y riesgos potenciales de la magia informática tienden a exagerarse hasta el delirio. Parece que se ha olvidado el "efecto 2.000" cuando en cambio debería estudiarse en profundidad en las escuelas. Y desde hace decenios (o más) cualquier sistema multiusuario cuenta con herramientas adecuadas para, por ejemplo, monitorizar la actividad de las diversas cuentas y proceder en consecuencia. Todo ello "sin intervención de la mano del hombre", que decían "Les Luthiers" (RIP Daniel Rabinovich...)
Este comentario llega con mucho retraso -impropio de la instantaneidad de las comunicaciones internéticas- y, además, no se refiere al asunto central que plantea nuestro querido Búho, sino a uno de los comentarios que le siguen, así que, en realidad, este comentario es superfluo, pero, aún así, no me cohibo y ... ¡aquí va!. Gabriela dice que poto es mapuche, pero la Academia dice que es, o mochica, en su significado como nalga o culo, o quechua, en su significado como cuenco o vasija. ¿Sirve esto de algo, oiga?
ResponderEliminarComo hago normalmente...leyendo, leyendo, llegué hasta aquí , y me encontré con lo escrito por Aurora hace tiempo...
ResponderEliminarBueno, resulta que sí es mapuche la palabra "poto", y quiere decir trasero, pero desde el mochica en Perú, se pasó al quechua, donde fue usada para referirse a las vasijas...y al llegar al pueblo mapuche tomó el significado de las porciones redondas y carnosas que están al final de la columna vertebral...
Tremendo recorrido...de norte a sur...jeje