Puede que este post hunda sus raíces en el hecho de que mi casa paterna esté en Hernani, un "indómito" municipio en el que las papeleras han jugado un papel importante en su desarrollo a lo largo del siglo XX, papel que puede hacerse extensivo a otros municipios guipuzcoanos. Cualquier habitante en esos pueblos tiene alguien cerca que, directa o indirectamente, ha vivido (o vive) de las papeleras. Y yo no me escapo a esa regla. Pero puede que el post se deba más a mi natural escepticismo ante casi todo lo que parece socialmente aceptado. Sea por uno u otro motivo, el caso es que el logo que ilustra esta entrada no ha estado nunca entre mis favoritos. Y eso que no es de la versiones más drásticas. Otras incluyen hasta el número de resmas de papel que se fabrican a partir del corte de un árbol.
Puestos a poner algo similar al final de un email yo abogaría por una versión sustancialmente distinta: Puede Ud. imprimir este email si lo considera necesario. El papel es un producto biodegradable, reciclable y sostenible, fabricado a partir de la celulosa de los árboles. Los bosques bien gestionados proporcionan millones de puestos de trabajo y son buenos para el medio ambiente al proporcionar aire limpio y agua, constituyen el mejor habitat para la vida salvaje y son un perfecto sumidero de carbono. Gracias por contribuir a esa buena gestión que hace que hoy tengamos en Europa muchos más bosques y árboles que hace sesenta años". Tiene que quedar claro que dicho párrafo no implica el justificar un desperdicio desordenado del papel ni de ningún otro material, pero también es evidente que la opción drástica de no imprimir no tiene que nada que ver con salvar el planeta o los bosques, sino, en lo que a los bosques se refiere, más bien lo contrario. El que no me crea, puede leer este sencillo folleto de la European Environment Agency, en el que queda claro que la superficie cubierta por bosques en explotación ha venido creciendo regularmente en Europa a lo largo de los últimos sesenta años, así como también el número de árboles. Y, añado yo, ya sabemos lo que en algunas zonas de España ha supuesto el abandono de dichas prácticas y la falta de mantenimiento de algunos bosques.
Ya sé que alguno de mis habituales lectores se estará preguntando qué mosca me habrá picado en esta mañana luminosa de abril para meterme yo solito en lo que, probablemente, es un avispero. Pero lo cierto es que lo que antecede no es de mi cosecha. Es casi la traducción literal, con algunas adaptaciones a mi entorno próximo, de varios párrafos de un artículo de opinión publicado por The Wall Street Journal hace casi dos años, titulado "Save a Forest: Print Your Emails" y firmado por Chuck Leavell y Carlton Owen. El artículo termina con una frase rotunda: Nosotros apreciamos y aplaudimos a la gente sensible a los problemas medioambientales. Los dos amamos los bosques y somos entusiastas defensores del medio ambiente. Pero vamos a seguir imprimiendo emails cuando sea necesario sin sentirnos culpables.
Claro que quizás haya algún interés oculto. Según lo que reza el pie del artículo del WSJ, el Sr. Leavell es músico, ecologista y dedicado al negocio de la madera. El Sr. Owen es un ingeniero forestal, biólogo de la vida salvaje y Director Ejecutivo de la Fundación Americana para la Silvicultura y las Comunidades. Pero en su descargo diré que también "salir en la foto" es un interés oculto de algunos de los que imponen el uso de logos como el mencionado arriba o se apuntan a ello.
Puestos a poner algo similar al final de un email yo abogaría por una versión sustancialmente distinta: Puede Ud. imprimir este email si lo considera necesario. El papel es un producto biodegradable, reciclable y sostenible, fabricado a partir de la celulosa de los árboles. Los bosques bien gestionados proporcionan millones de puestos de trabajo y son buenos para el medio ambiente al proporcionar aire limpio y agua, constituyen el mejor habitat para la vida salvaje y son un perfecto sumidero de carbono. Gracias por contribuir a esa buena gestión que hace que hoy tengamos en Europa muchos más bosques y árboles que hace sesenta años". Tiene que quedar claro que dicho párrafo no implica el justificar un desperdicio desordenado del papel ni de ningún otro material, pero también es evidente que la opción drástica de no imprimir no tiene que nada que ver con salvar el planeta o los bosques, sino, en lo que a los bosques se refiere, más bien lo contrario. El que no me crea, puede leer este sencillo folleto de la European Environment Agency, en el que queda claro que la superficie cubierta por bosques en explotación ha venido creciendo regularmente en Europa a lo largo de los últimos sesenta años, así como también el número de árboles. Y, añado yo, ya sabemos lo que en algunas zonas de España ha supuesto el abandono de dichas prácticas y la falta de mantenimiento de algunos bosques.
Ya sé que alguno de mis habituales lectores se estará preguntando qué mosca me habrá picado en esta mañana luminosa de abril para meterme yo solito en lo que, probablemente, es un avispero. Pero lo cierto es que lo que antecede no es de mi cosecha. Es casi la traducción literal, con algunas adaptaciones a mi entorno próximo, de varios párrafos de un artículo de opinión publicado por The Wall Street Journal hace casi dos años, titulado "Save a Forest: Print Your Emails" y firmado por Chuck Leavell y Carlton Owen. El artículo termina con una frase rotunda: Nosotros apreciamos y aplaudimos a la gente sensible a los problemas medioambientales. Los dos amamos los bosques y somos entusiastas defensores del medio ambiente. Pero vamos a seguir imprimiendo emails cuando sea necesario sin sentirnos culpables.
Claro que quizás haya algún interés oculto. Según lo que reza el pie del artículo del WSJ, el Sr. Leavell es músico, ecologista y dedicado al negocio de la madera. El Sr. Owen es un ingeniero forestal, biólogo de la vida salvaje y Director Ejecutivo de la Fundación Americana para la Silvicultura y las Comunidades. Pero en su descargo diré que también "salir en la foto" es un interés oculto de algunos de los que imponen el uso de logos como el mencionado arriba o se apuntan a ello.
Yo también soy vecino de un pueblo con papelera (Errenteria, ¡hola vecino!), y tengo que decir que en esta ocasión no estoy de acuerdo. La industria papelera ha modificado mucho en paisaje de nuestro entorno a lo largo de éstas últimas décadas y lo ha hecho a peor. Ha promovido el monocultivo del Pino Insignis en muchas hectáreas a la redonda, hasta el punto de sustituir casi todo el bosque original. Los hayedos, robledales y otros bosques mixtos se han visto reducidos a la mínima expresión, hasta el punto que los ayuntamientos han tenido que tomar cartas en el asunto, empezando a repoblar los montes públicos con bosques más variados. No estoy en contra de la explotación del bosque, en otros casos el resultado no ha sido tan nefasto e incluso podría decirse que, en algunos casos, ha sido también positivo (hay que oír como resuenan las motosierras en Irati, algunos días), pero conviene hacerlo dentro de unos límites y para usos más variados, por que el papel parece ser que no deja muchas opciones.
ResponderEliminarMuchas gracias, Inaxio. El tuyo es un atinado comentario que muestra los muchos tonos grises del tema. Por mi edad, yo también he sufrido los problemas de los Insignis y las "nevadas" en agosto de las espumas producidas en el Urumea o el Oria por los vertidos de las papeleras. Cosas que se han subsanado. Pero en Hernani y tu pueblo mucha gente construyó su futuro y el de sus hijos en torno al papel.
ResponderEliminarYo no imprimo, pero porque el precio de los cartuchos de tinta es prohibitivo. Además, entre la tablet, el smartphone y el ebook ya puede llevar uno todos los documentos encima de manera más práctica.
ResponderEliminarMe permito indicaros el siguiente blog que mantengo sobre los verdaderos impactos medioambientales del papel.Y concretamente una entrada sobre las referencias que se hacen en los correos electrónicos a no imprimirlos.
ResponderEliminarEl enlance del blog es: http://papera-papel-paper-papier.blogspot.com.es/2011_03_01_archive.html
Un saludo.
Muchas gracias Iñaki. Y siento no haber conocido esa entrada de tu Blog al redactar la mía, evidentemente mucho menos argumentada. Te voy a seguir a partir de ahora.
ResponderEliminarTengo cerca una planta de celulosa y no es lo mejor que nos ha ocurrido, pues bota sus efluentes en un humedal que es Santuario de la Naturaleza, Sitio Ramsar, lo que provocó una mortandad de cisnes de cuello negro, desapareció el luchecillo, sustento de una variedad de especies herbívoras.En el 2004, a menos de 4 meses de su entrada en operación se hizo evidente el desastre ecológico y de más de 5000 cisnes, no quedaron ni 160. Se hicieron análisis del agua, y fue evidente el aumento de metales pesados como el Hierro y el Aluminio, lo mismo que se encontró en los hígados de los cisnes muertos.
ResponderEliminarTambién esos estudios revelaron un aumento de más de 2000% en el nivel de AOX en los sedimentos (dioxinas, furanos y organoclorados).
Aparte de esto, se cambió el bosque nativo por pino, por su crecimiento rápido, y por eucalipto, que consume demasiada agua y se provocaron problemas en las napas subterráneas y los pozos.
Desapareció la fauna propia de los bosques, y las plantas asociadas a un bosque nativo. El monocultivo ha sido nefasto.
Lo siento, Búho...pero en este avispero te metiste solito...
Evidentemente, alguien lo está haciendo mal. Y no solo la empresa. Luego te mando por email una foto ilustrativa del nivel de contaminación que nos provocaban las papeleras en el Pais Vasco en los años 60.
ResponderEliminarYo solo quiero hacer una reflexión, ¿a alguien le molestan las miles de hectáreas dedicadas al cultivo?
ResponderEliminarTengo la impresión de que cuando se trata de cultivo de árboles a todos nos parece mal, porque se parece demasiado a un bosque natural (lo cual, creo yo, es bueno), pero si es una huerta de tomates o un maizal, asumimos que es algo necesario, aunque el impacto sea muchísimo mayor (y ya no hablamos de la ganadería!)
En fin, estoy bastante de acuerdo con el artículo, pero si que es cierto que en Europa crece la extensión de bosque anualmente, pero se importa mucha madera de paises del sur.