En mi reciente entrada sobre Contador y el clembuterol establecía, como una de las patas en las que se sustenta la ola quimifóbica, la continua innovación que los químicos están realizando en el dominio de las técnicas instrumentales. Pero hay otras patas sin las cuales la mesa se quedaría un poco coja. Una de ellas se apoya en los propios fallos de la industria química, ya sea merced a su codicia, desidia o, en algunos casos, al desconocimiento real del riesgo que implicaba la puesta en el mercado de su "maravilloso" producto. Un buen ejemplo es el caso del agujero de ozono, generado por la emisión a la estratosfera de una familia de productos químicos que es, probablemente, la más inerte que haya podido parir la mente de un químico: los CFCs o clorofluorocarbonos.
A mi entender, otro “culpable” de la preocupación social sobre el impacto de la Química en nuestras vidas son los resultados de muchos estudios epidemiológicos, publicados en revistas científicas y recogidos, si la cosa promete, en los medios de comunicación y en internet. Aunque se trata de estudios de buena fe en la mayoría de los casos, algunos están basados en poblaciones humanas más o menos representativas, y tratan de establecer relaciones causa/efecto del tipo producto químico/cáncer. Estudios estadísticos de este tipo pueden ser complicados de interpretar en sistemas de tantas variables como los organismos vivos. En otros casos, indicios sobre la peligrosidad de un cierto producto, inducen estudios con animales de laboratorio que, en muchos casos, implican dosis elevadas del producto.
Por ejemplo, la pasada semana, Dave Bradley, en el Blog cuyo link figura a la derecha, criticaba, en la activa forma en la que él lo suele hacer, un estudio realizado sobre el aspartamo, un edulcorante artificial del que ya hablábamos en el verano de 2008 y sobre el que sigue cayendo la sospecha de todo tipo de males, dada su inclusión en muchas bebidas carbonatadas. Aunque, todo hay que decirlo, también es componente habitual en muchos medicamentos. Por ejemplo, para la muelita que me abandonó hace poco y de la que os hablaba en mi entrada anterior, el Dentista Jefe me recetó Espidifen 600 mg, como una forma de aliviar las posibles molestias de la extracción. Una simple lectura del sobrecito que lo contiene revela que, además de ibuprofeno, el preparado en cuestión contiene como excipiente aspartamo (E951) que, a pesar de su reconocido dulzor, no consigue enmascarar el horrible sabor del principio activo.
El citado estudio, que aparecerá en breve en la revista Food and Chemical Toxicology, establecía que una determinada dosis de aspartamo disuelto en agua, suministrada a sufridos ratones durante seis meses, causaba severos daños a su hígado. Claro que cuando uno leía la letra pequeña resultaba que al pobre bicho le suministraban entre 500 miligramos y un gramo de aspartamo diario por kilo de ratón. Dicho así puede que no os llame la atención, pero cuando uno hace los cálculos para un humano de peso normal (como un servidor, 74 ± 2, en los últimos treinta años) resulta que debiera beberme, durante seis meses, 400 latas diarias de bebidas carbonatadas. Con lo cual antes moriría de tsunami carbonatado que de cáncer de hígado.
Y debe quedar claro que los cálculos son correctos, porque Dave Bradley los ha contrastado con uno de los autores del artículo y éste se ha escudado en que esas sobredosis son habituales porque les sirven para entender "el mecanismo de la toxicidad del compuesto". Pues que lo aclaren en el trabajo, coñe, que si eso no es un asesinato de ratón, con premeditación y alevosía, que venga Dios y lo vea.
Al hilo de lo anterior, un colega me manda un link a una de esas páginas de marketing científico, habituales hoy en día en las Instituciones que tratan de hacer ingeniería financiera para recabar fondos públicos para sus no siempre eficaces investigaciones. En el marco de un Proyecto que lleva el nombre Epicuro (también forma parte de la ingeniería financiera buscar acrónimos impactantes), unos investigadores catalanes han llegado a relevantes (según ellos) conclusiones sobre el impacto de los trihalometanos (THMs) presentes en el agua potable sobre el organismo humano.
Los trihalometanos (THMs) son compuestos químicos volátiles que se generan durante el proceso de potabilización del agua, por reacción de la materia orgánica presente con el cloro utilizado para desinfectar. En esa reacción, se reemplazan tres de los cuatro átomos de hidrógeno del metano (CH4) por átomos de halógenos (flúor, cloro, bromo,...). Muchos trihalometanos son considerados peligrosos para la salud y el medio ambiente, e incluso carcinógenos, y, por ello, la normativa de la Comunidad Europea establece que no se deben superar los cien microgramos de trihalometanos por litro de agua para el consumo.
Pues bien, los esforzados miembros del proyecto Epicuro, que forma parte de un estudio nacional (no se si sólo catalán o algo más desparramado) sobre el cáncer de vejiga, han llegado a la impactante conclusión, tras arduos estudios, de que la gente con nivel socioeconómico medio-alto o mayores niveles de escolaridad, que beben agua embotellada en lugar de agua del grifo, también está expuesta a los THMs. De hecho, tras preguntar a 1.300 personas, los investigadores concluyeron que toda la población sufre alguna exposición a dichos compuestos, factores de riesgo del cáncer de vejiga, pues, al estar en el agua de grifo, pueden ser ingeridos o, alternativamente, absorbidos por la piel o inhalados en baños, duchas y/o piscinas públicas.
Y aunque las personas con un nivel socioeconómico más alto reducen su exposición a los THMs al beber agua embotellada, se duchan durante más tiempo, se bañan más frecuentemente y van más a las piscinas que las personas con un nivel socioeconómico bajo.
¡Toma conclusión!. Si ya lo decía el amigo Orges de lamargaritaseagita en un reciente comentario que dejó en este Blog, "acongojado" por las cosas que yo contaba sobre los estudios epidemiológicos relativos a la ingesta de alcohol: "Yo los datos epidemiológicos siempre los agarro con pinzas y con los guantes puestos". Tú si que sabes, colega...
A mi entender, otro “culpable” de la preocupación social sobre el impacto de la Química en nuestras vidas son los resultados de muchos estudios epidemiológicos, publicados en revistas científicas y recogidos, si la cosa promete, en los medios de comunicación y en internet. Aunque se trata de estudios de buena fe en la mayoría de los casos, algunos están basados en poblaciones humanas más o menos representativas, y tratan de establecer relaciones causa/efecto del tipo producto químico/cáncer. Estudios estadísticos de este tipo pueden ser complicados de interpretar en sistemas de tantas variables como los organismos vivos. En otros casos, indicios sobre la peligrosidad de un cierto producto, inducen estudios con animales de laboratorio que, en muchos casos, implican dosis elevadas del producto.
Por ejemplo, la pasada semana, Dave Bradley, en el Blog cuyo link figura a la derecha, criticaba, en la activa forma en la que él lo suele hacer, un estudio realizado sobre el aspartamo, un edulcorante artificial del que ya hablábamos en el verano de 2008 y sobre el que sigue cayendo la sospecha de todo tipo de males, dada su inclusión en muchas bebidas carbonatadas. Aunque, todo hay que decirlo, también es componente habitual en muchos medicamentos. Por ejemplo, para la muelita que me abandonó hace poco y de la que os hablaba en mi entrada anterior, el Dentista Jefe me recetó Espidifen 600 mg, como una forma de aliviar las posibles molestias de la extracción. Una simple lectura del sobrecito que lo contiene revela que, además de ibuprofeno, el preparado en cuestión contiene como excipiente aspartamo (E951) que, a pesar de su reconocido dulzor, no consigue enmascarar el horrible sabor del principio activo.
El citado estudio, que aparecerá en breve en la revista Food and Chemical Toxicology, establecía que una determinada dosis de aspartamo disuelto en agua, suministrada a sufridos ratones durante seis meses, causaba severos daños a su hígado. Claro que cuando uno leía la letra pequeña resultaba que al pobre bicho le suministraban entre 500 miligramos y un gramo de aspartamo diario por kilo de ratón. Dicho así puede que no os llame la atención, pero cuando uno hace los cálculos para un humano de peso normal (como un servidor, 74 ± 2, en los últimos treinta años) resulta que debiera beberme, durante seis meses, 400 latas diarias de bebidas carbonatadas. Con lo cual antes moriría de tsunami carbonatado que de cáncer de hígado.
Y debe quedar claro que los cálculos son correctos, porque Dave Bradley los ha contrastado con uno de los autores del artículo y éste se ha escudado en que esas sobredosis son habituales porque les sirven para entender "el mecanismo de la toxicidad del compuesto". Pues que lo aclaren en el trabajo, coñe, que si eso no es un asesinato de ratón, con premeditación y alevosía, que venga Dios y lo vea.
Al hilo de lo anterior, un colega me manda un link a una de esas páginas de marketing científico, habituales hoy en día en las Instituciones que tratan de hacer ingeniería financiera para recabar fondos públicos para sus no siempre eficaces investigaciones. En el marco de un Proyecto que lleva el nombre Epicuro (también forma parte de la ingeniería financiera buscar acrónimos impactantes), unos investigadores catalanes han llegado a relevantes (según ellos) conclusiones sobre el impacto de los trihalometanos (THMs) presentes en el agua potable sobre el organismo humano.
Los trihalometanos (THMs) son compuestos químicos volátiles que se generan durante el proceso de potabilización del agua, por reacción de la materia orgánica presente con el cloro utilizado para desinfectar. En esa reacción, se reemplazan tres de los cuatro átomos de hidrógeno del metano (CH4) por átomos de halógenos (flúor, cloro, bromo,...). Muchos trihalometanos son considerados peligrosos para la salud y el medio ambiente, e incluso carcinógenos, y, por ello, la normativa de la Comunidad Europea establece que no se deben superar los cien microgramos de trihalometanos por litro de agua para el consumo.
Pues bien, los esforzados miembros del proyecto Epicuro, que forma parte de un estudio nacional (no se si sólo catalán o algo más desparramado) sobre el cáncer de vejiga, han llegado a la impactante conclusión, tras arduos estudios, de que la gente con nivel socioeconómico medio-alto o mayores niveles de escolaridad, que beben agua embotellada en lugar de agua del grifo, también está expuesta a los THMs. De hecho, tras preguntar a 1.300 personas, los investigadores concluyeron que toda la población sufre alguna exposición a dichos compuestos, factores de riesgo del cáncer de vejiga, pues, al estar en el agua de grifo, pueden ser ingeridos o, alternativamente, absorbidos por la piel o inhalados en baños, duchas y/o piscinas públicas.
Y aunque las personas con un nivel socioeconómico más alto reducen su exposición a los THMs al beber agua embotellada, se duchan durante más tiempo, se bañan más frecuentemente y van más a las piscinas que las personas con un nivel socioeconómico bajo.
¡Toma conclusión!. Si ya lo decía el amigo Orges de lamargaritaseagita en un reciente comentario que dejó en este Blog, "acongojado" por las cosas que yo contaba sobre los estudios epidemiológicos relativos a la ingesta de alcohol: "Yo los datos epidemiológicos siempre los agarro con pinzas y con los guantes puestos". Tú si que sabes, colega...
Buenos días.
ResponderEliminarMe ha encantado tu post, porque refleja perfectamente las sensaciones que tengo cuando veo algunos de estos estudios, que son:
.- Sensación de que hay que sacar pasta, y para ello, hay que dar importancia al campo de trabajo propio. Y para ello, qué mejor que causar alerta.
.- Sensación de analfabetismo periodístico. Esos estudios, que en algunos casos pueden no ser malintencionados, se convierten en arma letal cuando caen en manos de periodistas ávidos de público, a los que la verdad no les arruina una noticia así los maten. Normalmente estos periodistas no leen el artículo completo, sino el extracto de una agencia de noticias. Así que olvídense de explicaciones, matices o consideraciones. Amarillismo científico puro y duro.
.-Sensación de sesgo. Cuando sale un estudio como el del aspartamo, tiene un reflejo inmediato en los medios de comunicación. Pero los periodistas olvidan los cientos (o miles) de estudios previos al respecto. Toman al estudio alarmante como verdad fehaciente, y lo utilizan como arma arrojadiza contra la administración y la industria.
.- Sensación de duda. Duda de si tal vez, en algunos casos, es mejor que algunos estudios no lleguen al gran público, porque son difíciles de interpretar. Pero por otro lado, eso implica una cierta forma de censura, lo que me parece inadmisible (por eso dudo). Cuando doy charlas de nuevas técnicas de cocinado, y explico el uso de determinados hidrocoloides para conseguir diversos efectos, suelo hacer una introducción sobre cómo se evalúa la inocuidad de estos compuestos. Pues bien, antes solía mostrar una ficha de evaluación toxicólogica, pero he tenido que acabar quitándola, porque era muy complicado explicar que el hecho de que (por ejemplo) se hallase una dosis tóxica intraperitoneal (altísima además) de metilcelulosa o de xantana en ratones, no significaba que ese compuestos fuera tóxico para el ser humano cuando era añadido a los alimentos. Intentaba explicar que esa misma dosis de sal o de azúcar, por esa misma vía , también sería peligrosa, pero nada, imposible. La cosa quedaba en que si tiene esa toxicidad, entonces también tendrá riesgo si se usa en el alimento.
Vamos, que lo has clavado. Y gracias por la cita.
Saludos
Buenos dias,
ResponderEliminarTras leer tu comentario me ha llamado la atención tu referencia a la presencia de trihalometanos (THM) en el agua potabilizada debido al uso de cloro.
Me consta que estos compuestos indeseados pueden minimizarse de forma considerable si se utiliza el dióxido de cloro en lugar del cloro. El problema es que al tratarse de un gas que no puede almacenarse precisa que se produzca in situ, mediante la reacción del clorito sódico (compuesto barato y estable) com un ácido y ello precisa de un reactor y un sistema de monitorizado además de un mayor mantenimiento. Todo esto se traduce en un coste del orden de 10 veces superior al típico dosificador de gotas de cloro.
Ese sobrecoste traducido al recibo sería muy poco significativo pero perceptible.
Este sistema se esta utilizando en muchos paises, con excelentes resultados y ademas se mejora mucho el sabor, lo cual añade un buen plus.
He aquí que estos estudios, tal vez exagerados, podrían ayudar a una buena causa, que sería justificar ante la opinión pública, muy sensibilizada, de soportar un pequeño sobrecoste a cambio de reducir los THM en que todos coincidiremos que es muy deseable.
Interesante comentario JR. Me tengo que estudiar tus consideraciones porque no había llegado a esos niveles.
ResponderEliminarHola Búho,
ResponderEliminarFirst of all, cuando ingieras Espidifen toma durante el tratamiento un comprimido de Omeprazol cada 24 h y así evitarás "pupitas" en tu aparato digestivo.
Mi difunto padrino, ya fallecido, era un gourmand y era divertidísimo ir con él a los "delishops", se leía todo de cabo a rabo sobre la composición de todos los productos que le podían interesar. Como buen comilón y obeso siempre estaba a dieta, su mote era Montignac, con eso queda todo dicho. Volviendo a los edulcorantes y otras porquerías como aditivos, colorantes, conservantes etc. cuando yo compraba algo a lo que él no daba su "nihil obstat" te ibas a casa con cierto sentido de culpabilidad y en espera de la aparición inminente de terribles efectos secundarios. Uno de los regalos que mas le gustaron fue un libro que contenía la lista de todos las guarrindongadas citadas con lo que últimamente llego a hacer personalmente la compra de todo lo que él posteriormente cocinaba, solo se fiaba de los inevitables sulfitos y de los productos bio eco y los de la huerta de mi hija que él también supervisaba. Para terminar ya he leído tu paso por el potro de tortura con exodoncia de un cordal y sustitución del edulcorante Hg por composites fotopolimerizables previo grabado con acido ortofosfórico (por si no lo sabías) así tendrás argumentos para otra entradita. Dicen (posible leyenda urbana) que la Coca Cola "lleva" en su composición el citado ácido.
Tuve el placer de criticar la difusión que los científicos del proyecto Epicuro hicieron de sus resultados. En lugar de destacar el hecho de que se está lejos de cualquier riesgo para la salud, su titular era que "toda la población, independientmente de su nivel socioeconómico, está expuesta a contaminantes del agua"
ResponderEliminarYo leí hace tiempo esto del agua de la piscina que con la materia orgánica de las células de piel, más la orina de algunos bañistas flojos, al mezclarse con el cloro producían estas sustancias que provocaban cáncer de vejiga...y sin saber mucho de química, me pareció exagerado en realidad. Te encuentro razón en que hay que andar con las pinzas listas para agarrar, leer y desmenuzar algunos
ResponderEliminarestudios, porque la falla puede estar en la traducción, o en la redacción, o en la interpretación del que escribe...
Bueno, ese es el valor de tu blog, pues Búho.
Te echaba de menos, Gabriela.
ResponderEliminarKaixo Yanko:
ResponderEliminarDos cuestiones te planteo. La primera es sobre esa cloración del agua y la aparición de esas sustancias, aparentemente, cancerígenas: ¿Ocurre lo mismo si se utiliza flúor? Ya sé que serán sustancias distintas pero, ¿los efectos son los mismos? Mira, no recuerdo si tienes una entrada cloro/flúor y ventajas/inconvenientes pero podías incluirla.
La otra cuestión me la planteo después de ver este video de fractales:
http://www.youtube.com/watch?v=UYu4NMYvPT4
Según esta ley, ¿es correcta el extrapolación que haces, y hacemos siempre en estos casos, entre la relación peso del ratón cantidad de medicamento, a peso de Yanko cantidad de medicamento que tendrías que tomar?
Tómate el tiempo que quieras para responder. Un abrazo, FFR
La normativa sobre halometanos en agua potable no solo se refiere al cloro (por eso se habla de halo- y no solo de cloro-). De hecho, revisando documentos relativos a ellos, como los de la EPA americana, puede observarse que los bromometanos o los fluorobromometanos son incluso peores (aunque no mucho) que los derivados clorados. Así que por ahí, aunque yo no soy un experto del tema, creo que hay poco que avanzar.
ResponderEliminarEn cuanto a las extrapolaciones ratón/Yanko no soy yo quien las hace. En el artículo de Dave Bradley queda claro que los propios autores del estudio epidemiológico las admiten como correctas. El vídeo de los fractales es una preciosidad pero creo que más que esclarecer la temática que me propones, todavía deja más en el aire el asunto de las extrapolaciones realizadas con animales de laboratorio.
Yanko:
ResponderEliminarComo todo no tiene por que ser sesudas preguntas o comentarios y, antes ya he intervenido con seriedad, ese “c’est moi”que utilizas en tu blog me ha recordado un chiste que leí hace años: Era un cura muy “anti-todoloquefueseosonaseafrancés”.
Cuando, en la homilía, tenía que hablar sobre Herodes decía: ¿Sabéis por qué Herodes mataba niños?, porque era francés y, también por ser francés, Poncio Pilatos entregó a Jesús. Cuando hablaba del Paraíso decía: ¿sabéis por qué Caín mató a Abel?, porque era francés…. Los mercaderes del templo, pues… también eran franceses y así continuaban sus interpretaciones. El tema llegó hasta el obispo que le llamó a capítulo para decirle que, sus interpretaciones, no eran lo más acertado y que debía cambiar.
En la siguiente homilía le tocaba hablar de la Última Cena y, cuando les hablaba de las negaciones, decía: .. y Jesús miró a Lucas que le dijo, ¿soy yo, Maestro?, no, ¡tú no!, le respondió. Luego a Juan que le preguntó, ¿soy yo, Maestro?, no, ¡tú no!, le respondió a Juan. Y así siguió con los otros apóstoles y, aumentando el énfasis de su voz, el cura dice: cuando Jesús se dirigió a Judas, ¿sabéis lo que le dijo Judas?, maestro, ¿c’est moi?
Perdón por el chiste y meterme con los franceses, porque ya sé que te gustan mucho sus campos de golf y su gastronomía y bebercio pero, un blog, siempre está abierto a “rupturas”. Un abrazo, FFR
Firmo las opiniones de Orges acerca del amarillismo periodístico y científico.
ResponderEliminarLos estudios epidemiológicos son herramientas útiles, pero hasta cierto punto. Este tipo de estudios permite detectar asociaciones estadísticas entre un "efecto" y una posible "causa" en "la vida real". Así se han detectado un sin fin de evidencias científicas que ahora no se pondrían en duda. Sin embargo, al carecer del limpio diseño de un trabajo de laboratorio, la cantidad de variables intervinientes y sesgos limitan la credibilidad de los mismos. Son más útiles para saber "de qué hilo hay que tirar".
En cuanto al cáncer de vejiga los factores de riesgo conocidos son: sexo masculino, tabaco, exposición a aril-aminas, fenacetina, ciclofosfamida o radiaciones ionizantes. Entre los factores de riesgo sospechosos está lo de la cloración del agua y un largo etcétera, incluyendo cosas pintorescas como ser pintor, tintorero o camionero. De todos el más claro es el tabaco.
Recuerdo un estudio donde se buscó asociación entre frecuencia de micciones y aparición de cáncer de vejiga, demostrando que aquellos que meaban varias veces al día tenían menos riesgo que quienes iban poco a cambiar el agua al canario, alegando mayor tiempo de contacto entre tóxicos presentes en la orina con el tejido vesical. En fin, así van los estudios epidemiológicos.
En cuanto a las dosis de sustancias empleadas en los estudios es frecuente que se empleen concentraciones muy elevadas para demostrar más claramente el efecto, y eso hay que tenerlo presente al leer un paper. En estudios toxicológicos existe la clásica DL50 o dosis letal media, es decir, la cantidad de una sustancia necesaria para cargarse a la mitad de los individuos (ratones o similares) sometidos a su efecto.
Sobre la proporcionalidad entre dosis y masa (ratón/Yanko) es cierto que no siempre es correcto hacer tales proyecciones, incluso dentro de una misma especie. Por ejemplo las dosis pediátricas de medicamentos se suelen calcular en mg/kg de peso corporal, pero hasta cierto límite de masa, de lo contrario un adulto tomaría una dosis muchísimo mayor del medicamento si se calculase como en un niño.
HERE'S A DIFFERENT KIND OF REALITY IN THE U.S.A. THAT PEOPLE TURN A BLIND EYE TO BUT AFFECTS THEM DAILY AND WILL EVENTUALLY KILL SOCIETY AS YOU & I BOTH KNOW IT UNLESS WE STAND UP & STOP THEM!
ResponderEliminar===========================================
***PART 1
THE U.S. CITIZENS HAVE THEIR BRAINS SCRAMBLED VIA FLUORIDE IN THE WATER & ALL THE ASPERTAME THEY CONSUME IN POP DRINKS, BUT THERE IS MORE.....
You see, Bush Sr., & Jr., Clinton, Reagan, Carter, Obama, Ford...ALL these presidents are in what is dubbed a SECRET SOCIETY called The Moloch Axis Demoniacs (i coined the phrase myself...Dr. A.P. and i don't use my full name because WHO knows WHAT sinister crap they'd do to me IF they found out?) or M.A.D. for short.
These people, and there’s obviously more of them (Cheney, Rumsfeld etc.) than the ones mentioned, control KEY positions not just in government, business, finance, society etc. They not only perpetuate what will keep them in power today, but take steps to GRADUALLY erode MORAL, SOCIAL and FAMILY VALUES in society. This degradation is so gradual that it's like hair loss! You see it ever so slowly and you have to be a keen eye to boot!
For example, women in the workforce...they go to work so WHO takes care of the kids? Some goofs getting minimum wage who could care less about those kids. Family split apart because NOW both parents work and the cost of life itself purposely increased to perpetuate this separation. Kids grow up with NO moral/social/family values. Repeat this a few generations and before you know it, you have mindless zombies that don't know RIGHT from WRONG! The masses will be easily programmable to get in debt, and be anti-Christ-like etc. Add ASPERTAME, Fluoride in tap water, MSG and genetically modified foodstuffs to the mix and the process expands both rapidly & exponentially.
Also, the coming mark of the beast 666. Remember HOW it all used to be ca$h only? Then they introduced checks, then credit cards to get yourself in serious financial troubles, then ATM cards, and now that STUPID SWIPE-PASS card. What is the purpose of all this? To get people broken down enough and stupid enough through putting FLUORIDE in the drinking water and ASPERTAME in soda drinks/pop cans so we ALL can accept the 666 chip. So NOBODY can buy or sell or own ANYTHING lest he has the mark of the beast (anti-Christ) which is 666.
I can go on for days & days as to the subtleties and more examples but i think you all SEE the points i make here. It's all SUBTLE and GRADUAL negative changes day in & day out that these M.A.D. demons (because they are demonic and have placed their trust in demons in exchange for their souls and material possessions here on earth) are passing into laws in Canada, USA, UK, SPAIN, FRANCE etc.
AVISO PARA NAVEGANTES
ResponderEliminarHe publicado el anterior comentario porque quiero dejar claro que otro cualquiera que me llegue de este tenor lo suprimiré. En cualquier caso sobre la fluoración de agua potable hablaremos.