miércoles, 13 de febrero de 2008

Pega que te pega

Estos yankees no dejan de sorprenderme. Los dos ciudadanos de la foto, Adrienne y Zac son los ganadores de un concurso a la vestimenta más original conseguida exclusivamente mediante el uso de cinta adhesiva. Ni que decir tiene que el patrocinador del evento es un fabricante de la mencionada cinta. En la edición de 2007 se han presentado 180 parejas ataviadas de parecida guisa y los ganadores lo han sido merced a los votos de 50.000 internautas (¡la de gente ociosa que pululamos por la red de redes!).
Cintas adhesivas hay muchas y no hay más que ir a un supermercado o ferretería para comprobarlo. Se usan para cuestiones domésticas o en asuntos más profesionales como la fontanería, la electrónica, la industria del automóvil o la medicina. Todas ellas entran dentro de la familia conocida como adhesivos de contacto. El asunto tiene mucha ciencia detrás y si tras leer este post una curiosidad científica imparable os cosquillea y quisierais disponer de más información al respecto, podeis visitar la sorprendente (al menos en su inicio) página personal de nuestro buen amigo Constantino Creton. En el apartado Tutorial que se exhibe en esa página de acogida se puede uno descargar un interesante documento sobre este tipo de adhesivos.

Al contrario de otros adhesivos, como las colas tradicionales o las tipo Araldit (epoxis), que son líquidos cuando se aplican y que endurecen posteriormente en virtud de la evaporación del disolvente que llevan o de una reacción química que se produce entre sus componentes, los adhesivos de contacto son sólidos, blandos, que se adhieren a las superficies sobre las que se ejerce con ellos una cierta presión. La adhesión es una consecuencia de la existencia de débiles fuerzas físicas conocidas como fuerzas de van der Waals entre el adhesivo y la superficie en la que se aplica. Los orígenes de estas cintas adhesivas se remontan a los años veinte cuando 3M comercializó la primera cinta de carrocero que permitía pintar la carrocería de diversos colores, enmascarando zonas de la misma con la cinta, tras lo que ésta se eliminaba sin dañar a la pintura seca. Una evolución de esa cinta de carrocero fue la cinta adhesiva transparente o Magic Tape, también de 3M.

El componente que da el carácter adhesivo a estas cintas es un polímero, como no podía ser de otra manera. Entre los adhesivos más habituales se encuentran polímeros acrílicos, siliconas y cosas más esotéricas para los no iniciados como los llamados copolímeros de bloque a base de estireno. En cualquier caso, hay una innumerable variedad de recetas dependiendo de la aplicación concreta que se quiera dar a las cintas. Muchas de ellas buscan, mediante aditivos, aumentar la fortaleza de la adhesión, asegurar una mayor facilidad en el pelado o desadhesión o, finalmente, tratar de que la cinta pueda usarse para el mismo fin varias veces, lo cual no es una cuestión baladí.

Cuando una cinta adhesiva se suelta de la superficie a la que está unida, el adhesivo se agrieta y en un subsiguiente intento de pegado, la eficacia es diferente. En muchos casos, incluso, una parte del adhesivo queda adherido a la superficie, mostrando a las claras ese fenómeno de ruptura. Tanto es así que en algunas bibliotecas están prohibiendo el uso de los Post It como marcadores, ya que es fácil de demostrar que en las páginas de los libros quedan restos del adhesivo de contacto que está en la base de su uso.

Para solventar este problema algunos investigadores se están fijando en el mecanismo de adhesión que permite a las ranas de árbol o a ciertos grillos el caminar por la superficie de los vegetales pegando y despegando sus extremidades en cada paso. En un intento de mimetizar la microestructura de esas extremidades, unos investigadores indios (Science 2007, 318, 203) están introduciendo microcanales (en los que se aloja un aceite de silicona) en el interior de la superficie de un adhesivo de contacto a base un polímero siliconado. Cosas veredes, Sancho, que decía Don Quijote......

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