Hoy no ha sido un día cualquiera. He asistido en el Donostia International Physics Center (DIPC) a una conferencia de Peter Lawrence, un antiguo fellow de Sir Francis Crick y amigo de Pedro Etxenike. Peter, que está a punto de jubilarse, ha dedicado su vida científica al papel de los genes en el desarrollo de las estructuras de los seres vivos. Su conferencia “Why we do science? me ha hecho sentirme como en el encuentro con un alma gemela. O, al menos, con alguien que ha pensado de idéntica forma sobre las mismas cosas que yo he rumiado a solas durante mucho tiempo y, particularmente, en los últimos meses. Y creo que me ha ayudado a tomar lo que considero una decisión importante, ahora que va a comenzar el mes de marzo.
En los últimos años me he equivocado. Y, definitivamente, estoy hastiado de estos macroproyectos en los que me he ido implicando empujado, en cierta forma, por nuestras Administraciones a todos los niveles. No estoy preparado para estas nuevas dinámicas que se me meten en el despacho en forma de informes, reuniones, descargos y demás parafernalia hueca. Es verdad que tengo algún proyecto que terminar porque me he comprometido a ello y soy persona formal. Así que el abandono definitivo aún me llevará tiempo. Pero no más nuevas aventuras de ese tipo. Cualquier día de estos se lo comunicaré a mis colegas de POLYMAT.
Prefiero dedicar una parte importante del tiempo (vital y profesional) que me quede tras esta renuncia a dos cosas: la docencia reglada que mi Departamento me asigne y a la divulgación científica. Y este blog es mi primer intento en lo que a la divulgación se refiere. He decidido plantearlo como un alegato sin tregua contra la Quimifobia que nos invade, tratando de explicar mi vipunto de vista sobre la irracionalidad que parece acompañar a la visión sociológica actual de la ciencia, visión que desdeña el papel por ella jugado en la calidad de vida que esa misma sociedad disfruta.
Si esto cuaja en pocas semanas, espero ir contando con la colaboración de otros colegas que sé que piensan lo mismo que yo. Ofrezco este modesto escaparate para ello.
Y para quien no lo sepa, Buhogris c’est moi.....
Juan J. Iruin
28 de febrero de 2006
En los últimos años me he equivocado. Y, definitivamente, estoy hastiado de estos macroproyectos en los que me he ido implicando empujado, en cierta forma, por nuestras Administraciones a todos los niveles. No estoy preparado para estas nuevas dinámicas que se me meten en el despacho en forma de informes, reuniones, descargos y demás parafernalia hueca. Es verdad que tengo algún proyecto que terminar porque me he comprometido a ello y soy persona formal. Así que el abandono definitivo aún me llevará tiempo. Pero no más nuevas aventuras de ese tipo. Cualquier día de estos se lo comunicaré a mis colegas de POLYMAT.
Prefiero dedicar una parte importante del tiempo (vital y profesional) que me quede tras esta renuncia a dos cosas: la docencia reglada que mi Departamento me asigne y a la divulgación científica. Y este blog es mi primer intento en lo que a la divulgación se refiere. He decidido plantearlo como un alegato sin tregua contra la Quimifobia que nos invade, tratando de explicar mi vipunto de vista sobre la irracionalidad que parece acompañar a la visión sociológica actual de la ciencia, visión que desdeña el papel por ella jugado en la calidad de vida que esa misma sociedad disfruta.
Si esto cuaja en pocas semanas, espero ir contando con la colaboración de otros colegas que sé que piensan lo mismo que yo. Ofrezco este modesto escaparate para ello.
Y para quien no lo sepa, Buhogris c’est moi.....
Juan J. Iruin
28 de febrero de 2006
maravilloso espacio, lo felicito, me sumerjo en cada una de sus publicaciones, me siento como si estuviera alli, viviendo lo que nos cuenta.
ResponderEliminarGracias por eso!
lo bueno de la universidad es que ahí lo que cuentan son las personas. No hay pasta, no hay intereses, rentabilidad, etc. Muchas cosas del resto del mundo académico, se pueden monetizar. El abrirse un blog es una declaración de querer hacer ciencia por amor al arte, y hacerla más accesible. Y esta semana por mi pasillo me han dicho: la gente brillante es accesible. El que no es brillante, tiene miedo de que lo sepan y se cierra en banda.
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