lunes, 27 de diciembre de 2021

Los polímeros de Elena Ceausescu


El día de Navidad de 1989 nos despertamos con las impactantes imágenes de la ejecución, tras un peculiar "juicio", del dictador rumano Nicolae Ceausescu y su esposa Elena. Ahora, treinta y dos años más tarde y también en fecha parecida, he podido leer un interesante artículo de Melissa Davey, en el periódico británico The Guardian, que se hace eco de los intentos de una serie de investigadores rumanos para hacer desaparecer como autora a Elena Ceausescu de unas decenas de artículos científicos. Entienden que dicha autoría es fraudulenta, consecuencia de la presión ejercida por el Régimen sobre sus verdaderos autores para construir así una falsa reputación científica de la esposa del Líder.

Tras una búsqueda bibliográfica en la Web of Science, seleccionando como autora a Elena Ceausescu, he podido comprobar que aparecen 47 documentos directamente atribuibles a ella, de los cuales 13 son patentes, 29 son artículos científicos convencionales y el resto son de otra índole. Muchos están publicados en revistas rumanas de poca relevancia internacional pero otros lo están en revistas conocidas de polímeros o de catálisis, editadas por reputados Grupos editoriales, de cuyas webs es todavía posible descargarse los documentos en cuestión.

Elena Ceausescu se graduó en Química en el Instituto Politécnico de Bucarest y tras su graduación empezó trabajando, parece que como técnico de laboratorio, en el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo en Química y Petroquímica (ICECHIM), en su Departamento de Elastómeros (cauchos) que, como mis sagaces lectores saben, es un tipo de polímero. Uno de los investigadores implicados en la reivindicación de los verdaderos autores de la bibliografía de la Ceausescu dice que, probablemente, esos comienzos fueron la razón por la que optó por "especializarse" en polímeros, después de que su marido ascendiera al poder y ella decidiera que era conveniente aparecer como una reputada científica.

La elaboración de su Tesis Doctoral y su posterior defensa estuvo también trufada de todo tipo de irregularidades. Titulada "Polimerizarea stereoespecifica a izoprenului" (polimerización esterereoespecífica de isopreno) se leyó a puerta cerrada (cosa inusual) tras una serie de trifulcas con académicos que se negaron a avalarla. Un ejemplar, editado posteriormente, puede verse en la foto que ilustra esta entrada. Durante años se corrió el bulo de que la Tesis la había escrito el Prof. Cristofor Simionescu, una figura relevante en el mundo académico relacionado con la celulosa (otro polímero). Hoy sabemos (tras agradecer al traductor de Google el permitirnos leer rumano) los nombres de los cuatro investigadores que escribieron la Tesis y que aparecen como coautores en algunos de los artículos de la Ceausescu. Y sabemos también que Simionescu se escabulló de la lectura de Tesis, argumentando que estaba enfermo.

A estas alturas de la película habrá más de un lector mosqueado conmigo por haberme metido en este jardín, pero es fácil de explicar por qué el artículo de The Guardian llamó inmediatamente mi atención. Resulta que mi Director de Tesis, el Prof. Gonzalo M. Guzmán, era amigo de Simionescu porque ambos estaban implicados en campos muy próximos del mundo de los polímeros de celulosa y almidón y se habían encontrado en reuniones y congresos. Y Simionescu, en los años 80, era el editor de una revista que todavía existe, Cellullose Chemistry and Technology. Nunca ha sido una revista de las más afamadas, pero mi jefe nos insistió durante aquellos años para que algo de lo que entonces hacíamos los incipientes poliméricos de la cochambrosa Facultad del barrio donostiarra de Alza, lo enviáramos a la revista de su amigo Cristofor, que seguro que lo consideraría con cariño. Así que el CV de este vuestro Búho contiene dos artículos publicados en esa revista, uno del año 1981 y otro del año 1985.

Pero las implicaciones de los poliméricos donostiarras en la historia que os estoy contando va todavía más lejos. Como consecuencia del creciente renombre de la Ceausescu (varias Universidades extranjeras le nombraron Doctor Honoris Causa), la rumana pudo maniobrar suficientemente en el ámbito internacional de los polímeros y, más concretamente, en la IUPAC (Unión Internacional de la Química Pura y Aplicada), consiguiendo que la edición de 1983 de los renombrados International Symposia on Macromolecules se celebrara en setiembre de ese año en Bucarest. Y allí se fueron dos colegas, vecinas del despacho contiguo al mío durante años. Aunque se perdieron la apertura del Congreso por parte de la Simionescu, porque no llegaron a tiempo al ser retenidas en Hungría por no llevar visado para ese país. Todavía se acuerdan de las vicisitudes.

El título del artículo de The Guardian habla de "la larga cola del fraudulento trabajo científico de Elena Ceausescu". Buscando documentación para esta entrada he podido comprobar que el asunto de los fraudes en las publicaciones científicas rumanas no murió con los Ceausescu, llegando incluso a afectar a Victor Ponta que fue Primer Ministro del país entre 2012 y 2015.

Y esto es todo amigos por este año. Sed lo más prudentes que podáis.

lunes, 20 de diciembre de 2021

Los colgantes anti-5G son radiactivos

Vaya por delante que yo tenía terminada una entrada para el día de hoy. Pero, a veces, le ponen a uno las entradas a huevo. Y este es el caso. Aviso también que de lo que voy a escribir no pertenece a mi negociado, puesto que mi amigo Alberto Nájera, y su blog Radiando, es el referente oficial sobre cosas como la que os voy a contar. Pero es que la noticia que me ha mandado un amigo (gracias Thomas) me ha alegrado la mañana y me he puesto a redactar inmediatamente esta entrada para hacerlo saber a los que me seguís. Con independencia de que, casi seguro, os llegue por otro lado.

Las teorías que circulan sobre los supuestos daños que causan, tanto el empleo del teléfono móvil como las emisiones de las antenas que posibilitan su uso, tienen ya bastantes años. Ahora que se está imponiendo el nuevo estándar, el llamado 5G, los contrarios a estas cosas atacan de nuevo, como ya lo hicieron (aunque el asunto va in crescendo) con el 3G o el 4G. Basta darse una vuelta por internet y poner, por ejemplo, anti 5G y encontrarse un buen grupo de webs de colectivos contrarios a esa tecnología. Y basta buscar adecuadamente en Amazon para localizar todo tipo de dispositivos, vestimentas y otros aditamentos para protegerse de la radiación emitida por antenas y dispositivos que la usan.

Pero hete aquí que diversos medios se han hecho eco este fin de semana de una alerta sanitaria emitida por la Autoridad de Seguridad Nuclear y Protección Radiológica (ANVS) de los Países Bajos, según la cual colgantes como el que se ve en la foto que ilustra esta entrada, y otros nueve productos similares que se encuentran en el mercado, utilizados para protegerse contra la radiación 5G, deberían no adquirirse porque, copio literalmente,

Los productos de consumo testados contienen materiales radiactivos y, por lo tanto, emiten continuamente radiación ionizante, exponiendo así al usuario. La exposición a la radiación ionizante puede causar efectos adversos para la salud. Por lo tanto, debido al riesgo potencial para la salud que plantean, estos productos de consumo que contienen materiales radiactivos están prohibidos por ley. La radiación ionizante puede dañar el tejido y el ADN y puede causar, por ejemplo, enrojecimiento de la piel. Solo se han medido bajos niveles de radiación en estos productos específicos. Sin embargo, alguien que usa un producto de este tipo durante un período prolongado (un año, 24 horas al día), podría exponerse a un nivel de radiación que exceda el estricto límite de exposición cutánea que se aplica en los Países Bajos. Para evitar cualquier riesgo, la ANVS pide a los propietarios de dichos artículos que no los usen a partir de ahora.

Resulta que muchos de estos y otros productos, para producir lo que en el mundillo se llaman "iones negativos", pueden contener ceniza volcánica, titanio, turmalina, zeolita e, incluso, elementos radiactivos naturales como el uranio y torio. Por supuesto, solo contienen trazas pero la radiación gamma emitida sigue siendo suficiente para que un equipo de medida de radiación la detecte. Y, en cualquier caso, la radiación gamma es mucho más potente que la emitida por las redes de telefonía.

No me digáis que no es un zasca en toda regla, el cazador cazado. Ya os he dicho en varias ocasiones que siempre que encontréis la palabra Quantum en algún producto aunque sea en un jabón para lavavajillas, mejor os tocáis la cartera. Y el colgante de marras de la foto de arriba lo lleva.