De vez en cuando me llama la atención alguna historia relacionada con mujeres científicas y, enseguida, me acuerdo del Blog Mujeres con Ciencia que edita la incansable Marta Macho Stadler, profesora del Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU. Y, si se tercia, escribo algo como modesta contribución al mismo. Esta vez la cosa ha venido rodada. Leí a principios de julio un interesante artículo de Andy Extance en Chemistry World sobre Dorothy June Sutor, una cristalógrafa cuya historia está relacionada con la de Rosalind Franklin, tanto por el ámbito científico en el que se movieron, como en los sitios en los que desarrollaron su actividad científica. Y, finalmente, en la influencia que en sus vidas tuvo el comportamiento poco ético de algunos colegas masculinos que les rodearon. Además, la pasada semana, se cumplían 99 años del nacimiento de Rosalind Franklin. Así que todo se prestaba a escribir lo que el pasado martes 30 de julio se publicó en el Blog cuyo logo se ve arriba. Aquí tenéis el enlace. Hay partes del texto un poco "para químicos", pero creo que la historia que subyace merece la pena.
No llevo bien que se mezcle la actividad científica, en este caso la divulgación, con todo tipo de reivindicaciones identitarias. Me queda la impresión de que es otra forma más de apropiarse en beneficio propio de algo que sabes tiene buena imagen pero en realidad ni te interesa ni te esfuerzas en comprender.
ResponderEliminarLa ciencia es una actividad aséptica, no por error ni mercadotecnia sino por necesidad. Se supone que Einstein era un judío con un expediente mediocre y hay quien dice que María (con un apellido polaco bastante impronunciable) un pendón para las costumbres y los tiempos que corrían. Ambos, entre otros muchos ejemplos diversos y de todos los colores, hicieron ciencia de verdad porque, por más que nos empeñemos en rehacer la historia para ver qué trincamos 100 años después, a ningún científico serio le importa otra cosa que entender mejor como funciona la naturaleza.
Y si, como decía una conocida escritora nacional, la igualdad entre sexos se alcanzará de verdad cuando haya tantas "incompetentas" como incompetentes en puestos de responsabilidad, decir tan solo que ya sufrí que mi tesis doctoral fuera dirigida por una incompetente y estoy a punto de jubilarme a edad reglamentaria. Así que hasta la igualdad real con un criterio como ese se alcanzó hace décadas.
Tengo que decirte que básicamente estoy de acuerdo con tu argumentación. Pero, si conoces mi Blog, habrás comprobado que tengo cierta tendencia (casi enfermiza) por ir contracorriente y, como derivada de ello, tengo cierta debilidad por los perdedores o por los que pasan grandes penas para conseguir su objetivo (que, a veces, consiguen). Y así me gustan personajes como Staudinger (el inventor del concepto de polímero contra los químicos orgánicos de su época que lo ningunearon) o J. Gordon Edwards, que defendió contra viento y marea las bondades del DDT. Y también Stephanie Kwolek (la que sacó adelante la fibra Kevlar a pesar de que todo estaba en su contra) o Erika Cremer, la verdadera inventora de la cromatografia de gases ( y cuyo artículo al respecto se perdió en los avatares de la segunda guerra mundial).
ResponderEliminarY cuando tengo cosas de estas pero que implican a mujeres lo comparto con Marta Macho que para eso es colega de la UPV y creo que ha hecho mucho por la divulgación científica. Es verdad que con su toque "de genero" pero cierto es que hasta leerte hoy no había podido pensar que alguien tuviera en cuenta ese matiz.
Por lo demás, y como te digo al principio, no tengo dudas de que el nivel de incompetencia en muchos aspectos (y en la Ciencia también) se reparte de forma bastante paritaria entre los géneros.
Gracias por leerme y por contribuir con este interesante comentario.