Ni tampoco mean microplásticos, tan de moda esta temporada que hasta la Fundeu la ha elegido como Palabra del Año 2018. Pero de microplásticos hablaremos con mucho detalle dentro de poco. Hoy nos vamos a centrar en otra noticia sobre el inefable Profesor Olea, Catedrático del Departamento de Radiología de la Universidad de Granada que, últimamente, me da mucho trabajo. Hace unos meses, en otra entrada, ya manifesté mi sorpresa ante sus declaraciones a Discovery Salud en las que proclamaba que las embarazadas granaínas también orinaban plástico. Así que parece una característica de los habitantes de la ciudad de la Alhambra, porque no me consta referencia alguna a esa especie de cálculos renales que, en lugar de formarse a base de oxalato o ácido úrico, parecen hacerlo a base de pequeñas porciones de plástico. Pero vamos a contar la nueva noticia con algo de detalle.
El diario Ideal de Granada se hacía eco la semana pasada de una rueda de prensa del Prof. Olea y algunos de sus colaboradores, en la que presentaban recientes resultados del Grupo que acababan de traducirse en dos artículos en dos revistas científicas. El primero de ellos [Environment International 127, 592-600 (2019)] es un estudio realizado sobre 32 pares de calcetines para niños pequeños, adquiridos tanto en baratillos como en conocidas franquicias. Os preguntaréis qué importancia pueden tener unos calcetines para tan dilectos investigadores. Pues dado el interés secular del Grupo en los efectos del Bisfenol A (en adelante BPA), en este caso se trataba de comprobar si los calcetines de niños comprados en Granada tenían BPA y, dada la actividad estrogénica del compuesto, evaluar los posibles efectos para los enanos que vistan esos calcetines.
Pues bien, el BPA estaba presente en casi todos los calcetines y en mayor concentración en los calcetines baratos que en los caros. Paralela y consecuentemente evidenciaron también, gracias a sus sofisticadas técnicas, la actividad estrogénica de los calcetines. Con ambos resultados experimentales en la mano, la rueda de prensa se convirtió en otro acto de la estrategia del miedo a la que nos tiene acostumbrados el Prof. Olea, llegando a recomendar a los padres que vigilen a sus tiernos infantes no vaya a ser que se chupen los calcetines, ingieran BPA y padezcan en el futuro males sin cuento.
Pero este vuestro Búho tiene varias cosas que contar a propósito del artículo de los calcetines. Primero, y sobre todo, que los análisis se hicieron con los calcetines sin lavar. Cosa lógica porque es la manera de poder detectar lo que hay en esas prendas tal y como salen de la tienda. Pero hay un detalle casi oculto en el artículo que demuestra que el asunto del lavado no es cuestión baladí. En la página 598 en el apartado 4.5. Fortalezas y debilidades, los autores reconocen que los calcetines se usaron sin lavar y que ello, presumiblemente eliminaría algo de los residuos químicos. Pues algo no, casi todo diría yo. Tengo delante un artículo [J. Chem.Eng.Data 52, 2511-2513 (2007)] en el que se estudia la solubilidad del Bisfenol A en agua pura y en agua con diversos surfactantes, habituales en los detergentes convencionales. A 25ºC la solubilidad del BPA es 381 miligramos por litro en agua pura y esa solubilidad llega hasta casi 600 en agua a 40 ºC, temperatura bastante usada en las lavadoras. Usando agua con diferentes concentraciones de surfactantes podemos llegar hasta a multiplicar por 6 la solubilidad del BPA en agua pura, como es el caso de la solubilidad en agua jabonosa con el surfactante CTAB (bromuto de cetil trimetil amonio) a 40 ºC, que llega a ser 2261 miligramos por litro.
La concentración media de BPA en los calcetines más contaminados fue de 255 nanogramos por gramo de muestra de calcetín, aunque alguna muestra se fue hasta 3739 nanogramos por gramo. Vamos a ponernos en el escenario límite de esta última muestra, muy poco representativa de los resultados. Un par de calcetines pequeños de mi Búha (que ya no es una niña) pesa unos 40 gramos y, si tuvieran esa concentración extrema de BPA, contendrían unos 150.000 nanogramos de la sustancia o, lo que es igual, 150 microgramos o 0,15 miligramos de BPA. Teniendo en cuenta la solubilidad más baja (en agua pura a 25 ºC, 381 miligramos por litro) y que una lavadora usa por lavado unos 40 litros de agua, es evidente que, con un solo lavado, hubiéramos eliminado la práctica totalidad del BPA de las muestras. Así que más que recomendar a los padres que vigilen que los niños no se chupen los calcetines, la medida más drástica es que los laven antes de ponérselos a los infantes, algo que cualquier progenitor responsable hace, haya oído o no hablar del BPA.
Para enredar más la cosa, los autores reconocen que el chupado de calcetines es algo excepcional y que lo más preocupante es la absorción de BPA a través de la piel, por aquello de que los tienen mucho tiempo puestos. Y, a la hora de calcular esa absorción de BPA por la piel, utilizando una complicada fórmula con muchas variables, introducen como dato la concentración de BPA en los calcetines sin lavar. Aún y así, la exposición al BPA a través de la piel resulta realmente baja, del orden de los picogramos por kilo de niño y día, exposición que sería irrelevante si el calcetín estuviera lavado.
Y os preguntaréis, ¿y lo de mear plásticos?. Pues lo he dejado para el final porque, en la propia rueda de prensa, el grupo de la Universidad de Granada presentó los resultados de otro artículo también reciente [Environmental Research 173, 443-451 (2019)], en el que medían la concentración de BPA en la orina de casi 300 niños granaínos entre 9 y 11 años, además de una serie de parámetros ligados a la obesidad. Según la crónica del periódico de Granada, los autores del trabajo encontraron que en 9 de cada diez personas había BPA en la orina y que mayores niveles de BPA se relacionaban con mayor riesgo de obesidad, sobrepeso y, especialmente, grasa abdominal.
Pero (ay! los jodidos peros del Búho), el periodista se olvida de mencionar que las propias conclusiones del trabajo dicen que esos resultados deben tomarse con precaución. Por un lado por el modesto tamaño de la muestra investigada y, por otro, por la dificultad de evaluar separadamente el efecto de otros factores como la dieta y estilo de vida de los niños, que todos sabemos de qué van.
Y es en ese contexto de la crónica periodística donde Olea vuelve a pronunciar su ya reiterada frase "No es normal mear plástico", usándola como ariete contra las Administraciones europea y española por no hacerle el debido caso. Olea (yo creo que a sabiendas) está queriendo inducir a la población a creer que el Bisfenol A es un plástico. Y ya empiezo a tener dudas sobre si miente o no sabe una higa de plásticos.
Así que las embarazadas y los niños de Granada no mean plástico. Probablemente ni siquiera meen Bisfenol A, algo que, nuevamente muy escondido en el texto del segundo artículo, reconocen los autores. Cuando dicen que el Bisfenol A se metaboliza rápidamente, como ya documenté en otra entrada con variada bibliografía. Lo más probable es que meen el resultado de ese metabolismo, el glucurónido de Bisfenol A que, mal que les pese a los científicos de estos dos artículos, no es estrogénico.
El diario Ideal de Granada se hacía eco la semana pasada de una rueda de prensa del Prof. Olea y algunos de sus colaboradores, en la que presentaban recientes resultados del Grupo que acababan de traducirse en dos artículos en dos revistas científicas. El primero de ellos [Environment International 127, 592-600 (2019)] es un estudio realizado sobre 32 pares de calcetines para niños pequeños, adquiridos tanto en baratillos como en conocidas franquicias. Os preguntaréis qué importancia pueden tener unos calcetines para tan dilectos investigadores. Pues dado el interés secular del Grupo en los efectos del Bisfenol A (en adelante BPA), en este caso se trataba de comprobar si los calcetines de niños comprados en Granada tenían BPA y, dada la actividad estrogénica del compuesto, evaluar los posibles efectos para los enanos que vistan esos calcetines.
Pues bien, el BPA estaba presente en casi todos los calcetines y en mayor concentración en los calcetines baratos que en los caros. Paralela y consecuentemente evidenciaron también, gracias a sus sofisticadas técnicas, la actividad estrogénica de los calcetines. Con ambos resultados experimentales en la mano, la rueda de prensa se convirtió en otro acto de la estrategia del miedo a la que nos tiene acostumbrados el Prof. Olea, llegando a recomendar a los padres que vigilen a sus tiernos infantes no vaya a ser que se chupen los calcetines, ingieran BPA y padezcan en el futuro males sin cuento.
Pero este vuestro Búho tiene varias cosas que contar a propósito del artículo de los calcetines. Primero, y sobre todo, que los análisis se hicieron con los calcetines sin lavar. Cosa lógica porque es la manera de poder detectar lo que hay en esas prendas tal y como salen de la tienda. Pero hay un detalle casi oculto en el artículo que demuestra que el asunto del lavado no es cuestión baladí. En la página 598 en el apartado 4.5. Fortalezas y debilidades, los autores reconocen que los calcetines se usaron sin lavar y que ello, presumiblemente eliminaría algo de los residuos químicos. Pues algo no, casi todo diría yo. Tengo delante un artículo [J. Chem.Eng.Data 52, 2511-2513 (2007)] en el que se estudia la solubilidad del Bisfenol A en agua pura y en agua con diversos surfactantes, habituales en los detergentes convencionales. A 25ºC la solubilidad del BPA es 381 miligramos por litro en agua pura y esa solubilidad llega hasta casi 600 en agua a 40 ºC, temperatura bastante usada en las lavadoras. Usando agua con diferentes concentraciones de surfactantes podemos llegar hasta a multiplicar por 6 la solubilidad del BPA en agua pura, como es el caso de la solubilidad en agua jabonosa con el surfactante CTAB (bromuto de cetil trimetil amonio) a 40 ºC, que llega a ser 2261 miligramos por litro.
La concentración media de BPA en los calcetines más contaminados fue de 255 nanogramos por gramo de muestra de calcetín, aunque alguna muestra se fue hasta 3739 nanogramos por gramo. Vamos a ponernos en el escenario límite de esta última muestra, muy poco representativa de los resultados. Un par de calcetines pequeños de mi Búha (que ya no es una niña) pesa unos 40 gramos y, si tuvieran esa concentración extrema de BPA, contendrían unos 150.000 nanogramos de la sustancia o, lo que es igual, 150 microgramos o 0,15 miligramos de BPA. Teniendo en cuenta la solubilidad más baja (en agua pura a 25 ºC, 381 miligramos por litro) y que una lavadora usa por lavado unos 40 litros de agua, es evidente que, con un solo lavado, hubiéramos eliminado la práctica totalidad del BPA de las muestras. Así que más que recomendar a los padres que vigilen que los niños no se chupen los calcetines, la medida más drástica es que los laven antes de ponérselos a los infantes, algo que cualquier progenitor responsable hace, haya oído o no hablar del BPA.
Para enredar más la cosa, los autores reconocen que el chupado de calcetines es algo excepcional y que lo más preocupante es la absorción de BPA a través de la piel, por aquello de que los tienen mucho tiempo puestos. Y, a la hora de calcular esa absorción de BPA por la piel, utilizando una complicada fórmula con muchas variables, introducen como dato la concentración de BPA en los calcetines sin lavar. Aún y así, la exposición al BPA a través de la piel resulta realmente baja, del orden de los picogramos por kilo de niño y día, exposición que sería irrelevante si el calcetín estuviera lavado.
Y os preguntaréis, ¿y lo de mear plásticos?. Pues lo he dejado para el final porque, en la propia rueda de prensa, el grupo de la Universidad de Granada presentó los resultados de otro artículo también reciente [Environmental Research 173, 443-451 (2019)], en el que medían la concentración de BPA en la orina de casi 300 niños granaínos entre 9 y 11 años, además de una serie de parámetros ligados a la obesidad. Según la crónica del periódico de Granada, los autores del trabajo encontraron que en 9 de cada diez personas había BPA en la orina y que mayores niveles de BPA se relacionaban con mayor riesgo de obesidad, sobrepeso y, especialmente, grasa abdominal.
Pero (ay! los jodidos peros del Búho), el periodista se olvida de mencionar que las propias conclusiones del trabajo dicen que esos resultados deben tomarse con precaución. Por un lado por el modesto tamaño de la muestra investigada y, por otro, por la dificultad de evaluar separadamente el efecto de otros factores como la dieta y estilo de vida de los niños, que todos sabemos de qué van.
Y es en ese contexto de la crónica periodística donde Olea vuelve a pronunciar su ya reiterada frase "No es normal mear plástico", usándola como ariete contra las Administraciones europea y española por no hacerle el debido caso. Olea (yo creo que a sabiendas) está queriendo inducir a la población a creer que el Bisfenol A es un plástico. Y ya empiezo a tener dudas sobre si miente o no sabe una higa de plásticos.
Así que las embarazadas y los niños de Granada no mean plástico. Probablemente ni siquiera meen Bisfenol A, algo que, nuevamente muy escondido en el texto del segundo artículo, reconocen los autores. Cuando dicen que el Bisfenol A se metaboliza rápidamente, como ya documenté en otra entrada con variada bibliografía. Lo más probable es que meen el resultado de ese metabolismo, el glucurónido de Bisfenol A que, mal que les pese a los científicos de estos dos artículos, no es estrogénico.
¡Vaya, que tranquilidad!
ResponderEliminarLlevamos semanas leyendo a cada rato artículos terroríficos sobre el Bisfenol A a propósito de las boletas, que nos dicen que no manipulemos, que las carteras están contaminadas, que luego respiramos ese Bisfenol, que nos entra por la piel...etc, etc...
Es realmente como una película de vampiros...
Gracias, Búho.
¿¿Discovery Salud?? ¿No era esta un revista ULTRAMAGUFA que propone todas las tonterías habidas y por haber en temas sanitarios?
ResponderEliminarEstás en lo cierto. Si quieres te mando la entrevista...
ResponderEliminarNo sabes, búho, que feliz me hace leer esta entrada de tu blog. Déjame explicarte.
ResponderEliminarDesde que el día 3 de mayo, "El decano de la prensa Guipuzcoana" publicara una escueto resumen de la rueda de prensa que del profe Olea, he estado tentado incluso de escribir a la sección de cartas al director de dicho periódico, para comentar ciertos aspectos de la noticia que en el artículo original si aparecen, pero allí se omiten.
Soy un iluso por pensar siquiera que me harían algo de caso, pero es que pienso, que cualquier padre o madre sin experiencia en el tema que se lea la noticia, empezando por el titular "9 de cada 10 calcetines de bebé contienen un químico dañino",se va a preocupar y con razón. Y mucho mas si encima, en ningún lugar se aclara, que son calcetines únicamente comprados en Granada, que hay una agencia que es la EFSA, que se encarga de que los productos que salen a la venta sean seguros, que lo de que el "químico" (quimifobia detected) sea dañino es una afirmación demasiado contundente, o que, simple y llanamente, el "problema" se soluciona lavando los calcetines, hecho este ultimo que me parece una aberración el haberlo omitido deliberadamente.
En fin, te doy las gracias en nombre de todos los padres y madres preocupados por la ropa que se pone en contacto con sus bebés, y te animo a que mandes tu entrada tal cual como esta, al susodicho periódico. Se que es improbable que lo hagas, pero creo que de ser publicada ayudaría a tranquilizar a mucha gente.
Un saludo
Mejor no escribes al DV. Ya ya lo hice cuando Olea les declaró chorradas hace tres años. Y ni puñetero caso me hicieron. Los anti catástrofes no vendemos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Y si necesitas mas info me escribes y nos vemos. Que no parece que vivas lejos. Lees lo que un amigo llama hoja parroquial, aka DV...
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ResponderEliminarYo quería preguntar por qué está el BPA en los calcetines, si forma parte de las fibras sintéticas o es un tratamiento que se da a todas las prendas en general, en ese caso cuál es la razón de ese tratamiento.
ResponderEliminarMuchas gracias
En el propio artículo de Olea y colaboradores, pagina 597, se dice que el origen del BPA en los calcetines no está claro. Desde luego no proviene de las propias fibras porque los máximos contenidos de BPA se dan en calcetines de ALGODON 100% o de esté con un pequeño porcentaje de poliéster. Citando diversa bibliografía se aduce que el BPA puede provenir de tratamientos que se dan a los calcetines para mejorar su duración y sus propiedades. Pero no lo tienen muy claro. Como prueba de ello te diré que en un párrafo de la discusión sobre el origen del BPA llegan a decir que quizás provenga de que las fibras sean recicladas de policarbonato y poliestireno. Sin embargo, sus propios análisis dicen que los calcetines contienen diferentes porcentajes de algodón, poliéster, poliamida y elastane. O se, que ese argumento no vale para el caso de los calcetines que ellos usan en el estudio.
ResponderEliminarEn los trabajos de Olea siempre pasan cosas de estas. En un estudio de BPA en agua embotellada encontraron la sustancia en agua embotellada en vidrio. Le echaron la culpa a la planta embotelladora y su manejo de ciertas piezas de plástico o al agua mineral original.
Vamos que no podemos fiarnos de los que dicen hacer ciencia como vamos a fiarnos de lo que dice usted en un blog XD.
ResponderEliminarLa estadística en humanos no es casi nunca ciencia, es estadística, y casi siempre incluyen lo de "la muestra no es suficientemente grande".
Yo lo siento pero ni te creo a ti ni al del estudio. Eso es lo que hemos conseguido los científicos XD.
Mas lo siento yo por no haberte convencido. Porque no creo que haya cargado el peso en la estadística ni en el tamaño de la muestra. Yo la he cargado con la manera de proceder de Olea, que en cada artículo hace siempre lo mismo. Detectar BPA en lo que sea y luego medir actividad estrogénica en el mismo objeto. El resto de los papers es literatura catastrofista sobre el BPA.
ResponderEliminarY, sobre todo, me he metido con las burradas que dice sobre los plásticos, como que las embarazadas o los niños de Granada mean plástico. Eso es literalmente falso y el debiera saberlo.
El BPA desaparece al lavar la prenda, pero entonces pasa al agua (que bebemos al fin y al cabo)?
ResponderEliminarNo creo que bebas aguas de lavadora.
ResponderEliminarBueno, el ciclo del agua es el ciclo del agua. Al final es la misma agua una y otra vez.
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