lunes, 3 de agosto de 2015

Alquimia de la buena

Me he enterado, gracias a un artículo publicado hoy mismo en el Chemical Engineering News y firmado por su corresponsal en Berlín, Sarah Everts, de la existencia de un interesante proyecto (The Making and Knowing Project), lanzado el pasado setiembre en la americana Columbia University, destinado a transcribir, traducir y reproducir las recetas de un manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional francesa. Conocido en la jerga de la Biblioteca como Mr. Fr. 604, es una obra anónima, abigarrada de texto y notas al margen, que describe una serie de recetas para producir pinturas, barnices, fabricar monedas, piezas de joyería, tratar de reproducir el coral, etc. Si queréis ver información sobre el proyecto e incluso navegar en la versión digitalizada del manuscrito, podéis pinchar aquí.

El explicar ese proyecto le sirve a Sarah Everts para construir un magnífico artículo, basado también en otras experiencias similares, en el que da cuenta de los, hoy por hoy, contados  intentos de una serie de científicos e historiadores de la Ciencia, tratando de reproducir antiguas recetas de ese precedente de la Química, la Medicina y otras Ciencias que conocemos como Alquimia. Asentada en la búsqueda de algo que hoy identificaríamos como magia o pseudociencia (la famosa piedra filosofal que convertiría metales en oro y plata o nos proporcionaría el elixir de la vida, que nos curaría de todos los males o nos haría inmortales), lo cierto es que los libros de Alquimia contienen material muy interesante que hoy se está tratando de redescubrir. Y que evidencia que, como dice uno de los científicos mencionados en el artículo, no todos los antiguos y premodernos eran estúpidos sino más bien al contrario, si no se pierde de vista el contexto en el que realizaron su obra.

El artículo contiene ejemplos dignos de reseñar sobre las dificultades de este tipo de recreaciones. Como el llevado a cabo por un químico e historiador de la Johns Hopkins University, quien trataba de reproducir una receta para hacer un vidrio de antimonio que, según un tratado de Alquimia, tenía propiedades curativas. El autor del manuscrito aseguraba además que la receta  era muy fácil de llevar a cabo. El moderno científico, sin embargo, no lo consiguió en numerosos intentos, hasta que se dió cuenta que su materia prima era un mineral de antimonio (la antimonita, en principio la misma que la de la receta), pero que no provenía de la misma zona geográfica que la de la empleada por el autor del manuscrito. En esa zona, la antimonita contiene siempre hasta un 3% de sílice que su materia prima no tenía. Cuando adicionó ese porcentaje de sílice, el cristal de antimonio salía siempre perfecto.

O como el estudio llevado a cabo por un Grupo francés, tratando de recrear una antigua receta romana para teñir el pelo. La receta original partía de óxido de plomo y cal pero en contacto con la queratina del pelo, algunos de cuyos aminoácidos contienen azufre, produce sulfuro de plomo que es el causante del color negro. Curiosamente, un conocido tinte de nuestros días, llamado Grecian, tambien usaba plomo para teñir el pelo. Pero los investigadores franceses llegaron más allá. Tal y como describen en un artículo publicado por la revista Nano Letters en 2006,  estudios microscópicos realizados, tras seguir la receta romana, evidenciaron que ese sulfuro de plomo se deposita sobre el pelo en forma de nanocristales!!!!!!. Nanociencia y Nanotecnología en la época romana y nosotros sin enterarnos.

Los ejemplos que acabo de describir son solo una muestra de los contenidos en el artículo, que desconozco por cuanto tiempo pero que, por ahora, podéis leer aquí.

10 comentarios:

  1. Interesante, como siempre! Pero me apareció una tremenda duda...Ese plomo de los teñidos de pelo, ¿acaso no se absorbe, no se acumula, no intoxica? Porque sabido es que antiguamente era harta la gente que enfermaba y no se sabía la causa...y hasta moría por los remedios caseros,y los preparados extraños...

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  2. Gabriela, tu y yo yo hablamos del asunto hace años en los comentarios de esta otra entrada:

    http://elblogdebuhogris.blogspot.com.es/2008/10/manda-emails-quimifbicos-que-algo-queda.html

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  3. Excelente Búho tu entrada, como siempre. Muy interesante. Lo de los materiales de partida sigue ocurriendo. A veces reproducir un experimento con reactivos comprados de otra casa comercial da problemas. De lo más sonado hace poco fue una controversia entre dos muy renombrados colegas nuestros sobre la actividad catalítica del oro que podría haber sido debida a contaminación en trazas por paladio (tan activo es este metal que bastan trazas para que se note su actividad catalítica). La cosa llegó a las revistas internacionales y fue la comidilla de varios congresos. Por eso hay que tener un cuidado extremo con la pureza de los sustratos de partida (metales, enzimas, fármacos, etc.) cuando se hace cualquier tipo de estudio.

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  4. No conozco la historia que mencionas, Pedro. Daría para una entrada, jejeje

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  5. Ya lo creo. Te pasolos datos por correo. Seguros que haces una entrada muy didáctica

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  6. Podrías redactarla tú. Siempre he admitido "firmas invitadas".

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  7. Búho, tienes toda la razón, pero te explicaré por qué mi pregunta...es simplemente mi ignorancia en química...porque pensé que quizás haya algunas combinaciones de plomo en que el plomo no se absorba...mira...pensé en el lío que hay con el mercurio y las vacunas, en que se confunde el Timerosal, que es el etilmercurio , con el metilmercurio, en que el primero es eliminado rápidamente y el segundo no...Tendrás que perdonarme y no cabrearte....jajajaja.
    Que estés bien.

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  8. Algo similar se supone que contiene el manuscrito Voynich, el problema es que aún no lo han descifrado... El misterioso manuscrito Voynich

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  9. Muy interesante artículo, felicidades. En mi opinión la Alquimia buscaba la transformación moral y espiritual de las personas cambiándolas de plomo (sin valor) a oro (lo más valioso) más que un tema material. Saludos

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  10. Como diría Obelix "Esos romanos estan locos".

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