Creo que fué en una entrada en la que hablaba de la rotenona, el principio activo de un pesticida usado hace algún tiempo por los partidarios de la agricultura orgánica, cuando empleé una frase como la que encabeza este post. Y venía a cuento porque cuando se empezaron a estudiar los posibles efectos tóxicos de dicha rotenona, con las mismas metodologías que se usan a la hora de investigar a un fármaco o a cualquier "sospechoso" producto químico, pasó lo que pasó. Que la rotenona dejó de ser verde e inofensiva, a la vista de los resultados. Pues con las hierbas de la medicina china o ayurvédica llevamos el mismo camino.
El crecimiento del mercado de los llamados productos naturales beneficiosos para la salud (Natural Health Products, NHP, es el término que usa la literatura anglosajona), crece sin pausa en el mundo occidental. Recientes publicaciones indican que el 60% de los americanos, el 50% de los europeos y hasta el 71% de los canadienses usan alguno de esos productos, con cifras de negocio de billones americanos de dólares. En el caso de Canadá, se estima que un 37% los consume diariamente en forma de un amplio segmento que incluye vitaminas, hierbas medicinales, suplementos, homeopatía, etc. Además, con el fenómeno de la globalización, pueden encontrarse en el mercado, con relativa facilidad, productos provenientes de culturas como la china o la asiática, sin que estén sujetos a protocolos específicos que permitan saber la composición de los mismos. Como resultado de ello, algunas Agencias gubernamentales que velan por la salud de sus ciudadanos han comenzado a evaluar los posibles riesgos de este tipo de productos no convencionales.
En junio de 2011, el primer aviso serio lo dió el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) del Gobierno americano que, en el duodécimo informe sobre productos cancerígenos, introducía en la lista de tales a la familia de los ácidos aristolóquicos que se encuentran en cantidades apreciables en plantas como la Aristolochia y la Asarum (el jengibre salvaje), que forman parte de muchos preparados de la medicina herbal china. La HHS advertía entonces que existen datos suficientes como para asegurar que el consumo de esas plantas incrementa el riesgo de cáncer de vejiga y del tracto urinario.
En noviembre del pasado año, investigadores canadienses y suecos [Plos One 7(11), 1-12 (2012)] han añadido un elemento más a considerar. En un trabajo en el que se estudian un total de 121 preparados provenientes de diversos ámbitos (incluyendo medicina china, ayurvédica o la basada en productos marinos) además de 49 medicamentos convencionales, los investigadores han analizado dichas muestras a la búsqueda de elementos tóxicos como mercurio, cadmio, plomo, arsénico, antimonio y un corto etcétera.
Las conclusiones del artículo son bastante ilustrativas de la tesis que mantengo personalmente y que, de alguna forma, resume el título de la entrada. Muchos de los elementos contaminantes investigados se han encontrado tanto en los preparados que hemos denominado arriba como NHP, como en los medicamentos. Sin embargo, cuando se pasa lista de aquellos que contienen esos elementos tóxicos por encima de los límites establecidos como seguros por las agencias, un relativamente pequeño porcentaje de los productos "naturales", frente a ninguno de los medicamentos, contenían niveles por encima de los peligrosos de mercurio, cadmio, plomo, arsénico y aluminio. Y eso era particularmente evidente en determinados preparados chinos en lo tocante al mercurio y al aluminio.
Como dicen los autores del artículo al final del mismo, "aunque es obvio que hay una menor presión social sobre los efectos secundarios de estos preparados, en comparación con la que se hace sobre la industria farmaceútica, los contaminantes mencionados aparecen en ellos de forma no infrecuente, con lo que resulta evidente la necesidad de regular el control de la composición de dichos preparados".
El crecimiento del mercado de los llamados productos naturales beneficiosos para la salud (Natural Health Products, NHP, es el término que usa la literatura anglosajona), crece sin pausa en el mundo occidental. Recientes publicaciones indican que el 60% de los americanos, el 50% de los europeos y hasta el 71% de los canadienses usan alguno de esos productos, con cifras de negocio de billones americanos de dólares. En el caso de Canadá, se estima que un 37% los consume diariamente en forma de un amplio segmento que incluye vitaminas, hierbas medicinales, suplementos, homeopatía, etc. Además, con el fenómeno de la globalización, pueden encontrarse en el mercado, con relativa facilidad, productos provenientes de culturas como la china o la asiática, sin que estén sujetos a protocolos específicos que permitan saber la composición de los mismos. Como resultado de ello, algunas Agencias gubernamentales que velan por la salud de sus ciudadanos han comenzado a evaluar los posibles riesgos de este tipo de productos no convencionales.
En junio de 2011, el primer aviso serio lo dió el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) del Gobierno americano que, en el duodécimo informe sobre productos cancerígenos, introducía en la lista de tales a la familia de los ácidos aristolóquicos que se encuentran en cantidades apreciables en plantas como la Aristolochia y la Asarum (el jengibre salvaje), que forman parte de muchos preparados de la medicina herbal china. La HHS advertía entonces que existen datos suficientes como para asegurar que el consumo de esas plantas incrementa el riesgo de cáncer de vejiga y del tracto urinario.
En noviembre del pasado año, investigadores canadienses y suecos [Plos One 7(11), 1-12 (2012)] han añadido un elemento más a considerar. En un trabajo en el que se estudian un total de 121 preparados provenientes de diversos ámbitos (incluyendo medicina china, ayurvédica o la basada en productos marinos) además de 49 medicamentos convencionales, los investigadores han analizado dichas muestras a la búsqueda de elementos tóxicos como mercurio, cadmio, plomo, arsénico, antimonio y un corto etcétera.
Las conclusiones del artículo son bastante ilustrativas de la tesis que mantengo personalmente y que, de alguna forma, resume el título de la entrada. Muchos de los elementos contaminantes investigados se han encontrado tanto en los preparados que hemos denominado arriba como NHP, como en los medicamentos. Sin embargo, cuando se pasa lista de aquellos que contienen esos elementos tóxicos por encima de los límites establecidos como seguros por las agencias, un relativamente pequeño porcentaje de los productos "naturales", frente a ninguno de los medicamentos, contenían niveles por encima de los peligrosos de mercurio, cadmio, plomo, arsénico y aluminio. Y eso era particularmente evidente en determinados preparados chinos en lo tocante al mercurio y al aluminio.
Como dicen los autores del artículo al final del mismo, "aunque es obvio que hay una menor presión social sobre los efectos secundarios de estos preparados, en comparación con la que se hace sobre la industria farmaceútica, los contaminantes mencionados aparecen en ellos de forma no infrecuente, con lo que resulta evidente la necesidad de regular el control de la composición de dichos preparados".
Y estoy completamente de acuerdo con los autores del artículo. Un medicamento ha de pasar por controles exhaustivos, largos y costosos para asegurar una serie de características antes de salir al mercado, como eficacia e “inocuidad” (y lo entrecomillo porque todos sabemos que prácticamente todos los medicamentos tienen efectos secundarios), por lo tanto, ¿por qué no ha de pasar los mismos o similares controles un producto natural? ¿porque es natural? A fin de cuentas también se usan para la salud y puede (tiene) riesgos si no se toma adecuadamente. El peligro de estos productos además es que muchas veces no viene ni especificada la dosis que hay que tomar, ni siquiera las indicaciones...
ResponderEliminarEs la primera vez que leo el nombre de esos ácidos :S impronunciables
Gracias Búho.
No digo yo que los NHP no contengan, por ejemplo mercurio, pero todos sabemos que nada comparable con los índices que contienen bonitos, atunes y demás exquisiteces. Que son para tomárselos bien en serio. ¿Y qué seguimiento y controles hay? Y nuestras conservas "marina" que no pasan los controles USA de contenido en Hg y aquí ¿algo que decir?
ResponderEliminarNada que objetar Alexforo: bonito, sidra, chacolí, chuletas y pescado a la brasa. Por solo mencionar cosas de mi circulo geografico mas proximo, que no se cual es el tuyo.. El que le quiera poner el cascabel al gato en estos elementos "culturales" que empiece. Pero todos con el mismo rasero que los "productos químicos".
ResponderEliminarY si alguien empieza, lo que me voy a divertir...
ResponderEliminarEstá claro que la cicuta es "natural" y no por eso deja de ser un veneno...El asunto que nadie controla es la DOSIS...en cuanto a las aguas de hierbas o cualquier menjunje que usemos, y la frecuencia con que lo usemos.
ResponderEliminarEs verdad que el atún contiene mercurio, pero no comemos atún a cada rato y todos los días! Creo que la mejor protección de nuestra salud , estará en la VARIEDAD de nuestra alimentación, pero en cuanto a medicamentos...habrá que hacer análisis y plantear las verdades y restricciones.
"Y si alguien empieza, lo que me voy a divertir..."
ResponderEliminarMe adhiero.
Buena reflexión, Yanko.
¡Salud!
Gracias por tus entradas Búho.
ResponderEliminarYo no incluiría la homeopatía entre las modalidades de ingesta de los NHP tal y como aparece en la relación de los modos en que los canadienses consumen estos productos. ¡Sólo faltaba que los "productos" homeopáticos contuviesen contaminantes a niveles significativos! Eso significaría que ¡los ponen a propósito! XD
Tienes razón, Enrique, pero en los datos que maneja el artículo al que hago mención, si incluye los homeopáticos. Aunque luego, evidentemente y como apuntas, no los analizan por razones obvias.
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