Uno ha demostrado a lo largo de más de 250 entradas su carácter de divulgador más o menos provocador, pero fino y elegante. Procura no emplear frases malsonantes ni imágenes inadecuadas (alguna se habrá colado). Pero el caso es que, este fin de semana, El País ha publicado un reportaje de dos páginas centrales dando otra vez la matraca con la homeopatía. Aunque hace bien poco (sólo dos entradas) he vuelto a importunaros con ella, el mencionado artículo ha catalizado mis instintos más procaces y he decidido contratacar, empezando la entrada con una imagen que me mandó mi cuñadísimo la semana pasada y que había decidido no divulgar más allá de los más próximos.
Lo que me ha hecho cambiar de opinión es que, en el mencionado artículo, Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina 2008 por sus descubrimientos en torno al VIH, se apunta a la posibilidad de que los pretendidos éxitos de la homeopatía se sustenten en la capacidad del agua de tener una especie de memoria de aquellas moléculas que, aún no estando en ella merced a las diluciones homeopáticas, han estado en el pasado. Dice el galardonado que "se ha observado que ciertas diluciones dentro del agua en las que no queda materia sí registran, en cambio, vibraciones. Esta dilución puede reconstruir la información genética de la materia (las negritas son mías). Y continúa: "Una información instructiva de la que la homeopatía no puede olvidarse, a pesar de que muchos críticos dicen que no hay nada. Pero sí hay algo. Nosotros hemos demostrado que hay estructuras en el agua que son inducidas por vibraciones electromagnéticas". Espero que El País "no haya sacado las frases de contexto", porque cuanto más las leo menos me lo creo.
Es evidente que esto es dar alas a la famosa "memoria del agua", propuesta en un artículo encabezado por J. Benviste en 1988, que yo mencionaba en una de las primeras entradas de este Blog y que Nature nunca debió publicar. Esa teoría es uno de los pocos agarraderos que les quedan a los homeopáticos para explicar lo inexplicable. Aunque, por si las moscas, ya han empezado a manejar conceptos cuánticos (ver aquí).
Claro que uno ya hace tiempo que llegó a la conclusión de que un Nobel no significa más que lo que significa. Hay Nobeles (o cuasi Nobeles) simpáticos y bordes, de derechas y de izquierdas, religiosos y ateos, humanistas (en el amplio sentido de la palabra) o encerrados en su torre de marfil, extrayendo el último corolario de su teoría más querida. En definitiva, que Montagnier sabrá un montón del VIH pero seguro que no sabe casi nada de otros campos de la Medicina e, intuyo, poco de electromagnetismo. Por si acaso, me he metido en la ISI Web of Science y despues de quedarme turulato con el impresionante h = 74 que tiene el ciudadano, no he podido encontrar un sólo artículo, de los casi 500 que allí aparecen, que indique una investigación en torno a lo que arriba se menciona. Es verdad que no he entrado en el detalle de todos ellos, pero nada parece indicar que Montagnier se haya dedicado a muchas más cosas que al VIH y sus aledaños. Si alguien sabe algo del tema que me lo deje en los comentarios.
Y es debido a esos despropósitos (al menos en mi opinión) el que se pueda dar lugar a reacciones como la figura que inicia este post, un tanto maleducada para mi natural discreto y pacífico. Pero es que con independencia de las frases que en ella se acuñan, que yo no he escrito y que pensaba haber limitado su difusión, la filosofía implícita en ella es espléndida y va al corazón de la falacia.
El agua es la sustancia química más importante de nuestras vidas. Por el agua que bebemos, excretamos y manejamos en múltiples usos cotidianos pasan moléculas sin fin. Entre ellas, algunas moléculas escatológicas provenientes de nuestras heces, a las que la figura hace referencia. Si el agua tiene memoria de los preparados homeopáticos que han pasado por ella, debe de tener la misma para cualquier otra molécula que en ella se haya alojado en el pasado en cualquier situación o evento. Así que, cualquier porción de agua tomada al azar de un grifo, una fuente, un manatial o un río contiene una memoria que ríase Ud. de los Gigas y los Teras. Y, por extrapolación, no parece lógico pensar que todas esas moléculas recordadas sean tan beneficiosas como las homeopáticas. Algún rincón de esa memoria contendrá una molécula maligna (¡con la cantidad de ellas que genera la Química!), que reconstruirá alguna información genética perversa para nuestro organismo, de la mano de adecuadas ondas electromagnéticas.
Así que estamos perdidos. Aventuro la hipótesis de que el coctel "químico" contenido en la memoria del agua es el origen de todos los males que nos aquejan y, además, será una fuente inagotable de otros contra los que nunca podremos luchar, pues ni siquiera con las técnicas analíticas más potentes podremos detectar al causante. Aunque ahora la pelota está en manos de los físicos. Los químicos ya hemos hecho todo lo posible gracias a Avogadro. Es a ellos a los que corresponde descifrar los términos contenidos en las frases en negrita.
Y un detalle adicional, y no baladí. Montagnier es francés, como Boiron, la multinacional de la homeopatía.
Lo que me ha hecho cambiar de opinión es que, en el mencionado artículo, Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina 2008 por sus descubrimientos en torno al VIH, se apunta a la posibilidad de que los pretendidos éxitos de la homeopatía se sustenten en la capacidad del agua de tener una especie de memoria de aquellas moléculas que, aún no estando en ella merced a las diluciones homeopáticas, han estado en el pasado. Dice el galardonado que "se ha observado que ciertas diluciones dentro del agua en las que no queda materia sí registran, en cambio, vibraciones. Esta dilución puede reconstruir la información genética de la materia (las negritas son mías). Y continúa: "Una información instructiva de la que la homeopatía no puede olvidarse, a pesar de que muchos críticos dicen que no hay nada. Pero sí hay algo. Nosotros hemos demostrado que hay estructuras en el agua que son inducidas por vibraciones electromagnéticas". Espero que El País "no haya sacado las frases de contexto", porque cuanto más las leo menos me lo creo.
Es evidente que esto es dar alas a la famosa "memoria del agua", propuesta en un artículo encabezado por J. Benviste en 1988, que yo mencionaba en una de las primeras entradas de este Blog y que Nature nunca debió publicar. Esa teoría es uno de los pocos agarraderos que les quedan a los homeopáticos para explicar lo inexplicable. Aunque, por si las moscas, ya han empezado a manejar conceptos cuánticos (ver aquí).
Claro que uno ya hace tiempo que llegó a la conclusión de que un Nobel no significa más que lo que significa. Hay Nobeles (o cuasi Nobeles) simpáticos y bordes, de derechas y de izquierdas, religiosos y ateos, humanistas (en el amplio sentido de la palabra) o encerrados en su torre de marfil, extrayendo el último corolario de su teoría más querida. En definitiva, que Montagnier sabrá un montón del VIH pero seguro que no sabe casi nada de otros campos de la Medicina e, intuyo, poco de electromagnetismo. Por si acaso, me he metido en la ISI Web of Science y despues de quedarme turulato con el impresionante h = 74 que tiene el ciudadano, no he podido encontrar un sólo artículo, de los casi 500 que allí aparecen, que indique una investigación en torno a lo que arriba se menciona. Es verdad que no he entrado en el detalle de todos ellos, pero nada parece indicar que Montagnier se haya dedicado a muchas más cosas que al VIH y sus aledaños. Si alguien sabe algo del tema que me lo deje en los comentarios.
Y es debido a esos despropósitos (al menos en mi opinión) el que se pueda dar lugar a reacciones como la figura que inicia este post, un tanto maleducada para mi natural discreto y pacífico. Pero es que con independencia de las frases que en ella se acuñan, que yo no he escrito y que pensaba haber limitado su difusión, la filosofía implícita en ella es espléndida y va al corazón de la falacia.
El agua es la sustancia química más importante de nuestras vidas. Por el agua que bebemos, excretamos y manejamos en múltiples usos cotidianos pasan moléculas sin fin. Entre ellas, algunas moléculas escatológicas provenientes de nuestras heces, a las que la figura hace referencia. Si el agua tiene memoria de los preparados homeopáticos que han pasado por ella, debe de tener la misma para cualquier otra molécula que en ella se haya alojado en el pasado en cualquier situación o evento. Así que, cualquier porción de agua tomada al azar de un grifo, una fuente, un manatial o un río contiene una memoria que ríase Ud. de los Gigas y los Teras. Y, por extrapolación, no parece lógico pensar que todas esas moléculas recordadas sean tan beneficiosas como las homeopáticas. Algún rincón de esa memoria contendrá una molécula maligna (¡con la cantidad de ellas que genera la Química!), que reconstruirá alguna información genética perversa para nuestro organismo, de la mano de adecuadas ondas electromagnéticas.
Así que estamos perdidos. Aventuro la hipótesis de que el coctel "químico" contenido en la memoria del agua es el origen de todos los males que nos aquejan y, además, será una fuente inagotable de otros contra los que nunca podremos luchar, pues ni siquiera con las técnicas analíticas más potentes podremos detectar al causante. Aunque ahora la pelota está en manos de los físicos. Los químicos ya hemos hecho todo lo posible gracias a Avogadro. Es a ellos a los que corresponde descifrar los términos contenidos en las frases en negrita.
Y un detalle adicional, y no baladí. Montagnier es francés, como Boiron, la multinacional de la homeopatía.
Búho, he gozado con esta entrada y las anteriores relacionadas...La verdad, eres clarito para explicar lo que no te gusta, lo que no aceptas, y lo que te saca de quicio...Lo siento, porque tendrás que pelearla contra diez mil médicos que juran que les funciona la homeopatía...¿cómo podrás convencerlos? ¡y a los miles de pacientes que juran que se mejoran!
ResponderEliminarEl pobre señor Avogadro debe estar revolcándose en su tumba...pero te felicito, porque no te das por vencido y eres muy educado , no te sales de madre.
Un abrazo.
Yo tampoco podía dar crédito a lo que estaba viendo cuando leí los comentarios de Montagnier,porque me parecía absolutamente delirante, y me alegro de que hayas investigado en sus publicaciones sin encontrar nada, pero supongo que algo habrá dicho relacionado con el tema, para que el periodista lo publique. Me ha gusttado mucho tu comentario sobre la memoria del agua y verdaderamente esta va a ser la causa de todo lo malo que pasa en este mundo
ResponderEliminar"El agua es el elemento más importante de nuestras vidas."
ResponderEliminarUf, Buho!! para los químicos la frasecita se las trae.
¿Qué tal sustituir 'elemento' por 'sustancia'?
Touché y corregido. No pensaba al escribirlo en términos de elementos y moléculas pero para un Blog de Química tienes toda la razón. Gracias anónimo
ResponderEliminarGracias por el servicio que prestas en este blog en favor de la sensatez.
ResponderEliminarPor cierto, en uno de los enlaces que facilitas he conocido la iniciativa contra el reconocimiento (aunque sea implícito) de un prestigio inmerecido a la homeopatía. Quizás alguien más esté interesado en protestar contra un disparate más de nuestros políticos. Si es así, sigue el enlace:
http://www.circuloesceptico.org/cartas.php?ver=8#top
Saludos
Alfonso
Como decía el suegro de Javi, lo de la memoria del agua será verdad, pero no me lo creo.
ResponderEliminar¿Los proximos PC serán de agua?
¡Que claro explicas los conceptos de las ciencia!
Una gran entrada.
ResponderEliminarHacer referencia al electromagnetismo para dar fundamento a la memoria del agua es del todo absurdo. Los movimientos moleculares debido a los puentes de hidrógeno son continuados y del todo azarosos.
Bueno Kary Mullis, premio nobel por la invencion del PCR, dice que el SIDA no existe. Si aplicamos el argumento de autoridad por tener el premio nobel, el indice h de montaigner lo ha conseguido diciendo mentiras para que las empresas farmaceuticas que se forren vendiendo antiretrovirales para una enfermedad que no existe
ResponderEliminarNo conocía tu blog y me ha encantado. Genial, y contundente esta entrada sobre la puñetera memoria del agua, que ya está bien, conio. Recibe un cordial saludo.
ResponderEliminarParece que nuestro asombro e indignación hacia semejante texto no es único:
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/opinion/Homeopatia/creencia/evidencia/elpepiopi/20100314elpepiopi_5/Tes
Menos mal que todavía existe gente con sentido común entre la comunidad científica.
Saludos buhoneros.
Gran reflexión sobre la memoria del agua y la homeopatia. Yo quiero hacer otra reflexión sobre le índice h y los Nobel. Creo que si un tipo con un h=74 alcanza el Nobel habría que poner muy en cuestión el valor de uno de los dos, o el de ambos...
ResponderEliminarEnhorabuena Búho. Me ha gustado muchísimo la entrada. Y tu estilo cortésmente enfadado me ha hecho sonreír. No cambies
ResponderEliminarHombre, si es cuestión de números, muchísimas más personas creen en el mundo que encomendándose a un dios, santo, espíritu o lo que sea pueden quedar sanados de incluso de las peores enfermedades aún sin cura. Por lo tanto, siguiendo ese razonamiento, acabemos con todas las medicinas, tanto las que han demostrado científicamente sus resultados como las que no, ya que una inmensa cantidad de personas, creen en los milagros y por tanto, sólo de la fe depende la curación, puesto que sólo hace falta estar convencido de que la cosa funciona, sin más pruebas.
ResponderEliminarSin embargo, la historia nos cuenta algo diferente. Las tasas de mortalidad humanas sólo comenzaron a descender desde el momento en el que la ciencia se libró de las ataduras de las supercherías y pudo libremente investigar para producir medicamento, vacunas y técnicas quirúrjicas efectivas. Desgraciadamente, por esa puerta se colaron algunos mercachifles, igual que por algunas tuberías, se cuelan cucarachas en casas perfectamente limpias, pero es inevitable y es un precio que debemos estar dispuestos a pagar.
Debe ser duro considerarse con toda la razón del mundo y encontrarse con estudios científicos que desarman su verdad universal. Lo mejor, es que prohíban toda prueba u opinión que vaya contra las creencias propias.
ResponderEliminarNo soy científico, y creo que nadie tiene la razón de todo. Soy un usuario, que como miles, la medicina tradicional no me ha dado respuestas y por medio de la homeopatía me he curado. ¿Prefieren creer que es placebo? Vale, soy tonto, pero me curo, y eso no lo vas a cambiar tú con tu cerrazón. ¿A que tienes miedo con tanto ataque?
Muchas gracias Andoni por tu comentario. Sobre todo porque de él he extraído la conclusión de que no se he entendido bien mi postura frente a los usuarios (que no frente a los que se lucran) de la homeopatía o cualquier otra medicina alternativa. Así que, si me da tiempo, este fin de semana voy a tratar de clarificarlo en una nueva entrada.
ResponderEliminarPero adelanto unas pocas matizaciones. Yo no considero tontos (faltaría más) a los usuarios de la homeopatía. Ni quiero cambiar sus convicciones. Ni tengo poder ni deseos de prohibir opiniones que vayan en contra de las mías. Y no hay ningún miedo que me impulse a atacar a la homeopatía como negocio (¡yo no la voy a usar nunca!).
Insigne que alguien diga que le ha encantando este blog. Personalmente disiento Sr. Buho, como admite el interés en la lectura de los trabajos de Montaigner no sobra decirle una cuantas cosas. Que Montaigner no está solo, los co-autores son físicos o químicos algo sabrán los primeros de electromagnetismo. Un poco de lo que es la Multidisciplina y el cómo se hace la ciencia hoy en día podrían evitarle textos embarazosos.
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