Conocía que el término animálico no estaba en el diccionario de la RAE. Pero quise saber lo que pudiera decir al respecto la FUNDEU (Fundación del Español Urgente) y lo pregunté en su web. De forma diligente, como suelen, me contestaron en unas pocas horas que aunque dicho término forma parte del ámbito de los cosméticos, lo habitual en español es usar el término de "origen animal". Con lo que los que no hayan oído nunca el término del título ya saben de qué hablamos, de aromas que recuerdan olores animales. Y me metí en este lío porque una lectura casual en una revista de coches, a los que siempre he sido aficionado, me recordó que hace tiempo prometí completar la información sobre un tipo de ingredientes que forman parte de la prehistoria de la perfumería. Resulta que Ford ha empezado a vender en Europa la versión eléctrica de su mítico Ford Mustang, denominada Mach-E. Y casi al mismo tiempo, la marca americana ha lanzado una fragancia bajo ese mismo nombre, fragancia que pretende (leo textualmente) que los conductores de ese vehículo no echen de menos los olores y sensaciones de los legendarios Mustang de combustible fósil. Según dice la noticia, la agradable fragancia final lleva tonos de gasolina, notas ahumadas que recuerdan a los sufridos neumáticos e, incluso y a eso iba, algún elemento animálico.
Desde los inicios de la perfumería, los perfumistas no han usado solo extractos de flores o plantas para generar lo que se llama una fragancia base, sino también componentes derivados de olores animales. En este Blog ya hay una entrada dedicada específicamente a uno de ellos, el ámbar gris, una secreción semisólida formada en el intestino de los cachalotes cuando se ponen ciegos a comer calamares gigantes, lo que genera una especie de bolo intestinal que, si pueden, acaban expulsando en tamaños que van desde los gramos hasta las decenas de kilos. Recién expulsados por el cachalote son negros y viscosos, con aromas fecales como nota olfatoria distintiva. Pero, mientras flota en el mar, va sufriendo un proceso de oxidación debido al oxígeno del aire, al sol, al agua de mar y a la temperatura, que lo va convirtiendo progresivamente en algo más blanquecino y duro que ya no huele tan mal y por eso se usó en perfumes.
Musk (en castellano almizcle) es un término que muchas fragancias lo llevan hasta en su nombre comercial. Derivado del sánscrito muská, que significa testículo, ese reputado componente en los perfumes de la familia de los almizcles, provenía en el pasado de una glándula situada en la zona anal de los machos del ciervo almizclero, que segrega una sustancia como reclamo para atraer a las hembras de su especie. Algo similar a lo que ocurre en otros animales como la civeta o el castor. En esos tres casos, esas glándulas se extraían sacrificando a los animales y para eliminar su repugnante olor original, se dejaban secar. Tras lo cual se trituraban y se introducían en alcohol. Tras una filtración, la disolución alcohólica resultante (denominada tintura) presenta agradables aromas que se han usado durante decenios en perfumes míticos como el Chypre de François Coty (1917) o el Chanel 5 en su versión original (1921).
Otro animal que se han usado en perfumería es el damán del Cabo (Procavia capensis), aunque en este caso no era necesario sacrificar al animal. Se trata de un pequeño mamífero de Sudáfrica con la apariencia de un gran roedor. La orina rica en feromonas de los miembros de una colonia de damanes se deposita siempre en el mismo lugar, generalmente cuevas. Después de años o siglos, la orina se petrifica y toma la forma de una piedra de un color marrón oscuro (Hyraceum). Aunque no es una nota muy extendida en perfumería, se ha venido usando desde la antiguedad.
De una de las glándulas del ciervo almizclero, una vez sacrificado, no se obtenían mas allá de 20 o 30 gramos de la materia seca usada para obtener las tinturas de almizcle. Así que no es de extrañar que a mediados del siglo XIX, cuando el aroma se puso de moda entre la gente de posibles, el precio se disparó. La chiripa hizo que, en esa época, un tal Albert Baur, un químico que andaba buscando sustancias parecidas al Trinitro Tolueno (TNT), uno de los explosivos más famosos, descubriera en 1888 un compuesto relativamente parecido químicamente al TNT que, aunque no servía como explosivo, tenía un olor agradable, dulce y almizclado. Ese fue el inicio de una serie de otros compuestos que hicieron rico a Baur y que se conocen como Nitroalmizcles que reproducían los olores de los almizcles animales e, incluso, alguno de origen vegetal. También usado alguno de ellos en el Chanel 5 ya mencionado, se han ido posteriormente eliminando como materia prima de la perfumería por su carácter neuro- o fototóxico, aunque es cierto que constituyeron el punto de partida para nuevas sustancias químicas de síntesis que reprodujeran el olor de los almizcles naturales, permitiendo así dejar en paz a los pobres animales.
Pero hay un detalle que siempre constituyó un desafío para químicos posteriores a Baur. Los nitroalmizcles no son moléculas que se encuentren realmente en las tinturas de ciervos almizcleros, civetas o castores o en los extractos de damanes. Así que, sí o sí, era preciso tratar de aislar, identificar y, en último extremo, sintetizar las verdaderas moléculas que dan el aroma característico a esos productos de origen natural. Pero la cosa ha llevado su tiempo. En 1906, ya se pudo aislar la molécula química que proporcionaba el olor característico de la tintura obtenida con la materia seca de la glándula del ciervo almizclero, sustancia que su descubridor Heinrich Walbaum denominó Muscona y que, curiosamente, estaba en la materia seca en concentraciones tan pequeñas como el 1%. El establecimiento de la estructura química exacta de la Muscona (abajo a la izda) se debe al Premio Nobel de Química 1939, Leopold Ruzicka. Ello abrió la vía para conocer la estructura de la civetona (identificada en la civeta) con estructura química parecida. En el caso del castor, la cosa se está resistiendo.
Muscona y civetona, asi como otras moléculas relacionadas que hoy en día también se usan en perfumería son, como se ve en el caso de la muscona, moléculas complejas constituidas por ciclos de muchos átomos de carbono y algún oxígeno o, en otros casos, por varios ciclos unidos entre si. Y sintetizarlas en un laboratorio no fue un asunto baladí. El punto clave fue el desarrollo en los años 90 de un método de síntesis que le valió a Robert Grubbs el Premio Nobel de Química en 2005. Merced a ello, además de la muscona y la civetona sintéticas, hoy en día tenemos toda una serie de moléculas conocidas en perfumería como White musks o Almizcles blancos y que se están usando de modo regular en muchas fragancias como la denominada White de Armani o la Clair de musc de Serge Lutens.
Cuando os quieran vender, con marketing agresivo, el origen "natural" de los perfumes, recordad siempre que casi todos los aromas que hoy se emplean en las fragancias base de los mismos son sintéticos, aunque muchos de ellos con la misma estructura química que el aroma distintivo de una flor, una planta o un animal. Y se usan más, entre otras cosas, porque son más baratos.
Desde los inicios de la perfumería, los perfumistas no han usado solo extractos de flores o plantas para generar lo que se llama una fragancia base, sino también componentes derivados de olores animales. En este Blog ya hay una entrada dedicada específicamente a uno de ellos, el ámbar gris, una secreción semisólida formada en el intestino de los cachalotes cuando se ponen ciegos a comer calamares gigantes, lo que genera una especie de bolo intestinal que, si pueden, acaban expulsando en tamaños que van desde los gramos hasta las decenas de kilos. Recién expulsados por el cachalote son negros y viscosos, con aromas fecales como nota olfatoria distintiva. Pero, mientras flota en el mar, va sufriendo un proceso de oxidación debido al oxígeno del aire, al sol, al agua de mar y a la temperatura, que lo va convirtiendo progresivamente en algo más blanquecino y duro que ya no huele tan mal y por eso se usó en perfumes.
Musk (en castellano almizcle) es un término que muchas fragancias lo llevan hasta en su nombre comercial. Derivado del sánscrito muská, que significa testículo, ese reputado componente en los perfumes de la familia de los almizcles, provenía en el pasado de una glándula situada en la zona anal de los machos del ciervo almizclero, que segrega una sustancia como reclamo para atraer a las hembras de su especie. Algo similar a lo que ocurre en otros animales como la civeta o el castor. En esos tres casos, esas glándulas se extraían sacrificando a los animales y para eliminar su repugnante olor original, se dejaban secar. Tras lo cual se trituraban y se introducían en alcohol. Tras una filtración, la disolución alcohólica resultante (denominada tintura) presenta agradables aromas que se han usado durante decenios en perfumes míticos como el Chypre de François Coty (1917) o el Chanel 5 en su versión original (1921).
Otro animal que se han usado en perfumería es el damán del Cabo (Procavia capensis), aunque en este caso no era necesario sacrificar al animal. Se trata de un pequeño mamífero de Sudáfrica con la apariencia de un gran roedor. La orina rica en feromonas de los miembros de una colonia de damanes se deposita siempre en el mismo lugar, generalmente cuevas. Después de años o siglos, la orina se petrifica y toma la forma de una piedra de un color marrón oscuro (Hyraceum). Aunque no es una nota muy extendida en perfumería, se ha venido usando desde la antiguedad.
De una de las glándulas del ciervo almizclero, una vez sacrificado, no se obtenían mas allá de 20 o 30 gramos de la materia seca usada para obtener las tinturas de almizcle. Así que no es de extrañar que a mediados del siglo XIX, cuando el aroma se puso de moda entre la gente de posibles, el precio se disparó. La chiripa hizo que, en esa época, un tal Albert Baur, un químico que andaba buscando sustancias parecidas al Trinitro Tolueno (TNT), uno de los explosivos más famosos, descubriera en 1888 un compuesto relativamente parecido químicamente al TNT que, aunque no servía como explosivo, tenía un olor agradable, dulce y almizclado. Ese fue el inicio de una serie de otros compuestos que hicieron rico a Baur y que se conocen como Nitroalmizcles que reproducían los olores de los almizcles animales e, incluso, alguno de origen vegetal. También usado alguno de ellos en el Chanel 5 ya mencionado, se han ido posteriormente eliminando como materia prima de la perfumería por su carácter neuro- o fototóxico, aunque es cierto que constituyeron el punto de partida para nuevas sustancias químicas de síntesis que reprodujeran el olor de los almizcles naturales, permitiendo así dejar en paz a los pobres animales.
Pero hay un detalle que siempre constituyó un desafío para químicos posteriores a Baur. Los nitroalmizcles no son moléculas que se encuentren realmente en las tinturas de ciervos almizcleros, civetas o castores o en los extractos de damanes. Así que, sí o sí, era preciso tratar de aislar, identificar y, en último extremo, sintetizar las verdaderas moléculas que dan el aroma característico a esos productos de origen natural. Pero la cosa ha llevado su tiempo. En 1906, ya se pudo aislar la molécula química que proporcionaba el olor característico de la tintura obtenida con la materia seca de la glándula del ciervo almizclero, sustancia que su descubridor Heinrich Walbaum denominó Muscona y que, curiosamente, estaba en la materia seca en concentraciones tan pequeñas como el 1%. El establecimiento de la estructura química exacta de la Muscona (abajo a la izda) se debe al Premio Nobel de Química 1939, Leopold Ruzicka. Ello abrió la vía para conocer la estructura de la civetona (identificada en la civeta) con estructura química parecida. En el caso del castor, la cosa se está resistiendo.
Muscona y civetona, asi como otras moléculas relacionadas que hoy en día también se usan en perfumería son, como se ve en el caso de la muscona, moléculas complejas constituidas por ciclos de muchos átomos de carbono y algún oxígeno o, en otros casos, por varios ciclos unidos entre si. Y sintetizarlas en un laboratorio no fue un asunto baladí. El punto clave fue el desarrollo en los años 90 de un método de síntesis que le valió a Robert Grubbs el Premio Nobel de Química en 2005. Merced a ello, además de la muscona y la civetona sintéticas, hoy en día tenemos toda una serie de moléculas conocidas en perfumería como White musks o Almizcles blancos y que se están usando de modo regular en muchas fragancias como la denominada White de Armani o la Clair de musc de Serge Lutens.
Cuando os quieran vender, con marketing agresivo, el origen "natural" de los perfumes, recordad siempre que casi todos los aromas que hoy se emplean en las fragancias base de los mismos son sintéticos, aunque muchos de ellos con la misma estructura química que el aroma distintivo de una flor, una planta o un animal. Y se usan más, entre otras cosas, porque son más baratos.