Puestos a hablar de azules, como hemos hecho en la entrada anterior, vamos a continuar con algo que ha aparecido esta pasada semana en el periódico más vendido de mi provincia. El lunes 20 de agosto, el Diario Vasco titulaba, como una de las noticias de la sección de Deportes, "La envolvente azul ya se deja ver en el nuevo Anoeta". Y hoy ha repetido con un nuevo reportaje sobre el asunto. Los que me conocen bien saben que paso de fútbol y, particularmente, del ambiente que le rodea. En el caso concreto de la renovación de Anoeta, me altera el dinero público destinado a un espectáculo que, por otros parámetros como los fichajes y los sueldos, no parece que debiera exigir, en su voracidad financiera, que el Gobierno Vasco o el Ayuntamiento de mi ciudad ayuden a hacer el estadio más grande. Ni las Instituciones consentir tamaña petición.
Pero la noticia esconde algo más que lo que provoca mi cabreo como contribuyente. La "envolvente azul" de la noticia hace referencia a que una parte importante del remodelado estadio va a estar cubierta por una protección a un base de láminas de un polímero denominado técnicamente como ETFE, acrónimo de un copolímero de etileno y tetrafluoretileno. O, dicho de forma más sencilla, un plástico que se produce cuando, en reactores químicos adecuados, se introducen dos gases de los que en este Blog ya hemos hablado en otras ocasiones. Por un lado, el etileno, un gas clave en la maduración de las frutas y que es la materia prima con la que se fabrica el polietileno de las bolsas de basura y otras muchas cosas (aquí tenéis una entrada sobre todo ello). Y, por otro, el tetrafluoretileno, que es el gas que da origen al plástico conocido como Teflón, famoso, entre otras cosas, por su uso como material de recubrimiento antiadherente de muchas de las sartenes que andan por el mundo mundial. Así que el plástico que van a colocar en Anoeta es un primo del Teflón.
Sobre el Teflón, además de la entrada que acabo de mencionar, ya hablamos cuando el dilecto Prof. Olea anduvo por estos lares no hace mucho tiempo, propugnando todo tipo de maldades inherentes al uso del mismo. Si entráis en Google, tendréis miles de páginas sobre el asunto o, más específicamente, sobre una sustancia que se usó en la síntesis del Teflon, el PFOA (ácido perfluoro octanoico), que a pesar de que no se usa actualmente y que su contenido en el Teflon final es irrelevante, siguen circulando por la red. Así que puede que, con esta entrada, no consiga más que exacerbar, entre los que se vayan a sentar en las gradas del nuevo Anoeta, la quimiofobia existente en torno a los plásticos y otros compuestos fluorados. Y que algún socio se lo piense y se borre, por miedo o por preocupación medioambiental. Lo cual sería una victoria pírrica por mi parte, pero victoria al fin, contra el establishment futbolístico.
El ETFE es un plástico con unas propiedades relevantes que le hacen muy útil para variadas aplicaciones en ámbitos que van desde la industria automovilística a la medicina, pasando por la electrónica y, como vamos a ver, en la construcción. Tiene unas propiedades mecánicas excepcionales, aguanta sin inmutarse temperaturas a las que nunca llegará el agujero en el que se aposenta Anoeta, por mucho calentamiento global que el IPCC nos pronostique, soporta impertérrito miles de horas expuesto a la radiación UV proveniente de nuestro Sol y, encima, puede autolimpiarse del polvo que se acumule sobre él cada vez que llueva, algo de lo que en Donosti no nos privamos. Los átomos de flúor existentes en su molécula hacen que las gotas de lluvia formen sobre su superficie estructuras casi esféricas, que rodarán con facilidad por sus paredes y arrastrarán una parte importante de la suciedad. Un efecto que podéis contemplar en muchos paraguas modernos, cuyo tejido está tratado con compuestos de flúor, y que provoca que el agua de lluvia, en forma de esas gotas casi redondas, se evacúe del parapluie en un santiamén.
Para fabricarlo no se emplea PFOA. Puede que, sujeto a luz y el calor, emita en sus primeros tiempos algunas sustancias volátiles atrapadas en cantidades ridículas en el plástico, pero dado que no procrean, se irán poco a poco al aire hasta desaparecer sin provocar efecto alguno apreciable. Eso si, en caso de incendio, el ETFE produciría ácido fluorhídrico, un gas corrosivo donde los haya, circunstancia esta que impide que, una vez que haya que deshacerse de él, la incineración no sea una buena solución, no vayamos a cargarnos el horno de la incineradora. Aunque no muchas, hay sin embargo otras alternativas para reciclarlo.
Pero con sus importantes propiedades y sus "defectos", lo cierto es que, en los últimos años, el ETFE se ha buscado un interesante nicho de mercado en el revestimiento de grandes edificios. Si entráis en esta página de Wikipedia (que está en inglés) podéis ver, hacia el final y en el apartado Notable Buildings, muchas construcciones singulares en el mundo que llevan (o llevarán dentro de poco tiempo) cubiertas fabricadas a base de este material. La lista incluye ya al nuevo Anoeta y a otros sitios como el Allianz Arena que aparece en la foto que ilustra esta entrada (el campo del Bayern Munich), donde el material se ha empleado en forma de grandes cojines que albergan en su interior dispositivos luminosos que permiten cambiar los colores de la cubierta, dependiendo de los que sean distintivos del equipo que va a jugar en el estadio. Desconozco, por el momento, con qué formato se van a implantar las láminas de ETFE en Anoeta; parece que van a ser azules de forma permanente y que brillarán particularmente cuando las luces del estadio estén encendidas. Pero pronto lo veremos.
Pero la noticia esconde algo más que lo que provoca mi cabreo como contribuyente. La "envolvente azul" de la noticia hace referencia a que una parte importante del remodelado estadio va a estar cubierta por una protección a un base de láminas de un polímero denominado técnicamente como ETFE, acrónimo de un copolímero de etileno y tetrafluoretileno. O, dicho de forma más sencilla, un plástico que se produce cuando, en reactores químicos adecuados, se introducen dos gases de los que en este Blog ya hemos hablado en otras ocasiones. Por un lado, el etileno, un gas clave en la maduración de las frutas y que es la materia prima con la que se fabrica el polietileno de las bolsas de basura y otras muchas cosas (aquí tenéis una entrada sobre todo ello). Y, por otro, el tetrafluoretileno, que es el gas que da origen al plástico conocido como Teflón, famoso, entre otras cosas, por su uso como material de recubrimiento antiadherente de muchas de las sartenes que andan por el mundo mundial. Así que el plástico que van a colocar en Anoeta es un primo del Teflón.
Sobre el Teflón, además de la entrada que acabo de mencionar, ya hablamos cuando el dilecto Prof. Olea anduvo por estos lares no hace mucho tiempo, propugnando todo tipo de maldades inherentes al uso del mismo. Si entráis en Google, tendréis miles de páginas sobre el asunto o, más específicamente, sobre una sustancia que se usó en la síntesis del Teflon, el PFOA (ácido perfluoro octanoico), que a pesar de que no se usa actualmente y que su contenido en el Teflon final es irrelevante, siguen circulando por la red. Así que puede que, con esta entrada, no consiga más que exacerbar, entre los que se vayan a sentar en las gradas del nuevo Anoeta, la quimiofobia existente en torno a los plásticos y otros compuestos fluorados. Y que algún socio se lo piense y se borre, por miedo o por preocupación medioambiental. Lo cual sería una victoria pírrica por mi parte, pero victoria al fin, contra el establishment futbolístico.
El ETFE es un plástico con unas propiedades relevantes que le hacen muy útil para variadas aplicaciones en ámbitos que van desde la industria automovilística a la medicina, pasando por la electrónica y, como vamos a ver, en la construcción. Tiene unas propiedades mecánicas excepcionales, aguanta sin inmutarse temperaturas a las que nunca llegará el agujero en el que se aposenta Anoeta, por mucho calentamiento global que el IPCC nos pronostique, soporta impertérrito miles de horas expuesto a la radiación UV proveniente de nuestro Sol y, encima, puede autolimpiarse del polvo que se acumule sobre él cada vez que llueva, algo de lo que en Donosti no nos privamos. Los átomos de flúor existentes en su molécula hacen que las gotas de lluvia formen sobre su superficie estructuras casi esféricas, que rodarán con facilidad por sus paredes y arrastrarán una parte importante de la suciedad. Un efecto que podéis contemplar en muchos paraguas modernos, cuyo tejido está tratado con compuestos de flúor, y que provoca que el agua de lluvia, en forma de esas gotas casi redondas, se evacúe del parapluie en un santiamén.
Para fabricarlo no se emplea PFOA. Puede que, sujeto a luz y el calor, emita en sus primeros tiempos algunas sustancias volátiles atrapadas en cantidades ridículas en el plástico, pero dado que no procrean, se irán poco a poco al aire hasta desaparecer sin provocar efecto alguno apreciable. Eso si, en caso de incendio, el ETFE produciría ácido fluorhídrico, un gas corrosivo donde los haya, circunstancia esta que impide que, una vez que haya que deshacerse de él, la incineración no sea una buena solución, no vayamos a cargarnos el horno de la incineradora. Aunque no muchas, hay sin embargo otras alternativas para reciclarlo.
Pero con sus importantes propiedades y sus "defectos", lo cierto es que, en los últimos años, el ETFE se ha buscado un interesante nicho de mercado en el revestimiento de grandes edificios. Si entráis en esta página de Wikipedia (que está en inglés) podéis ver, hacia el final y en el apartado Notable Buildings, muchas construcciones singulares en el mundo que llevan (o llevarán dentro de poco tiempo) cubiertas fabricadas a base de este material. La lista incluye ya al nuevo Anoeta y a otros sitios como el Allianz Arena que aparece en la foto que ilustra esta entrada (el campo del Bayern Munich), donde el material se ha empleado en forma de grandes cojines que albergan en su interior dispositivos luminosos que permiten cambiar los colores de la cubierta, dependiendo de los que sean distintivos del equipo que va a jugar en el estadio. Desconozco, por el momento, con qué formato se van a implantar las láminas de ETFE en Anoeta; parece que van a ser azules de forma permanente y que brillarán particularmente cuando las luces del estadio estén encendidas. Pero pronto lo veremos.