Pues eso. Que esta es la quingentésima entrada de este Blog, de acuerdo con las cuentas que echa el editor Blogger. No pensaba escribir nada que denotara tamaña efeméride pero, en las últimas semanas, ha habido una cierta movida en Twitter entre conocidos blogueros a los que llevo siguiendo desde hace tiempo y que se han ido planteando diversas preguntas en torno a este tipo de actividad. Así que me ha parecido procedente contar mi propia visión de algunos de los temas que han ido saliendo. Como, por ejemplo, ¿por qué sigo escribiendo este puñetero Blog?.
Vaya por delante que pienso que, en el ámbito de la actividad bloguera dedicada a la divulgación científica, hemos sobrepasado ya un cierto máximo de apogeo y vamos camino de una autorregulación natural a la baja, consecuencia de los muchos cambios que se han producido a lo largo de los últimos años en este ámbito. La divulgación científica se ha profesionalizado (dentro de límites modestos) y los blogs más afamados, aquellos que han sabido cautivar y seguirán cautivando a la gente mientras el autor tenga ganas para seguir escribiendo, son, en muchos casos, escaparates de la actividad casi profesional de sus autores, algo que tiene poco que ver con lo que otros muchos hacemos.
Yo empecé con las entradas de este blog un 28 de febrero de 2006. Estaba en un momento delicado de mi vida académica. Los años empezaban a pesar y los cambios cada vez más acelerados en la manera de hacer Ciencia me estaban haciendo mucha pupa. Por otro lado, mis largos años de docencia me habían dado mucha materia para enganchar a mis estudiantes en la repercusión de la Química en nuestra vida diaria y para desmontarles muchos de los bulos que la Quimiofobia rampante iba introduciendo en sus jóvenes e influenciables mentes. Y luego estaba el gusanillo de escribir, latente desde que dejé de mandar casi una misiva diaria a la Búha en mis tiempos de estudiante en Zaragoza y, posteriormente, en largos intercambios epistolares con un amigo del alma. La aparición del email anestesió esta pasión por escribir durante un tiempo, porque la facilidad que da el escribir y enviar un email siempre deja espacio para toques personales más o menos "literarios", por muy profesional que sea el contenido de los mismos. En otras palabras, yo siempre me he enrollado en mis emails.
Pero llegó un momento que tocaba buscarse una nueva razón para escribir con más fundamento y opté por lo que los más viejos seguidores de este Blog han conocido a lo largo de los años. Así que, esencialmente, escribo porque me gusta escribir (lo haga bien o mal), porque ello me permite (y más ahora, como jubilado) tirar del hilo de temas que me preocupan o interesan y estudiarlos, sin prisas, para hacerme con una opinión al respecto, al margen de lo que sea política o científicamente correcto. Eso me ha dado una carrocería mental, yo diría que bastante escéptica, sobre la mayor parte de los temas con los que me encuentro en el día a día. Y, lo que ahora es muy importante, me hace casi trabajar a media jornada (para la otra media tengo otras devociones).
De alguna manera, por tanto, comparto la opinión de Francis Villatoro, que dice que escribe en su Blog para aprender sobre los temas que le interesan. Y con ello no me opongo a la versión de mi amigo José Manuel López Nicolás, que le dio un giro semántico a la frase de Francis diciendo que él aprende divulgando. Muy sutil, pero eso no define por qué escribe divulgación sino qué le ocurre mientras lo hace. Conociendo a Jose sé que lo hace porque, desde el principio (y me conozco sus principios), su desbordante personalidad mediterránea disfruta divulgando, sea escribiendo el blog o impartiendo conferencias.
Lo que si sé es que yo nunca me he planteado esto como un oficio, entre otras cosas porque, como oficio, no tiene "salida", al menos en los parámetros en los que yo me lo planteo. Me da una pereza inmensa, por ejemplo, tratar de poner parte de mis entradas en forma de libro (como el amigo José Miguel Mulet y otros han hecho de forma tan exitosa). Ni quiero tampoco convertirme en un itinerante a lo largo y ancho de la piel de toro, compartiendo mis disquisiciones con los forofos de la Ciencia. No me importa colaborar y dar alguna charla ocasional donde me llamen pero, a ser posible, lo suficientemente cerca de mi casa como para dormir en mi cama.
También he tenido siempre claro que mis entradas no eran para especialistas en Química. Evidentemente, uno tiene sus sesgos y, más de una vez, se me ha ido la mano y he tenido que sufrir los rapapolvos de mis lectores más próximos, con comentarios del tipo "te has pasao, muy técnico...". Pero mi intención ha sido siempre la contraria. Algunos en las RRSS han bautizado ese punto de vista como "escribir para que te entienda tu abuela". En mi caso, vamos a dejarlo en escribir para que me entienda "la gente de mi edad" que para eso tengo ya una edad provecta. No me parece mal que haya Blogs más técnicos, dedicados a temas muy especializados (¡faltaría plus!), pero ese no es el nivel al que yo quiera (y pueda) divulgar. Aunque rebajar mucho el nivel de un tema no siempre es tarea fácil y, a veces, tiene el peligro de que tus pretensiones se acaben convirtiendo en una caricatura. Mi admirado Pedro M. Etxenike, cuando hemos hablado de los problemas de divulgar, me ha mencionado más de una vez una frase de Einstein “Todo debe hacerse tan sencillo como sea posible. Pero no más”. Aunque el mismo Einstein también parece que decía que "Si no lo puedes explicar de forma sencilla, es que no lo has entendido bien". Y por ahí creo que anda el reto de cada cual.
Lo que si tengo claro es que no llegaré a escribir otras quinientas entradas en lo que me queda de resuello.
Vaya por delante que pienso que, en el ámbito de la actividad bloguera dedicada a la divulgación científica, hemos sobrepasado ya un cierto máximo de apogeo y vamos camino de una autorregulación natural a la baja, consecuencia de los muchos cambios que se han producido a lo largo de los últimos años en este ámbito. La divulgación científica se ha profesionalizado (dentro de límites modestos) y los blogs más afamados, aquellos que han sabido cautivar y seguirán cautivando a la gente mientras el autor tenga ganas para seguir escribiendo, son, en muchos casos, escaparates de la actividad casi profesional de sus autores, algo que tiene poco que ver con lo que otros muchos hacemos.
Yo empecé con las entradas de este blog un 28 de febrero de 2006. Estaba en un momento delicado de mi vida académica. Los años empezaban a pesar y los cambios cada vez más acelerados en la manera de hacer Ciencia me estaban haciendo mucha pupa. Por otro lado, mis largos años de docencia me habían dado mucha materia para enganchar a mis estudiantes en la repercusión de la Química en nuestra vida diaria y para desmontarles muchos de los bulos que la Quimiofobia rampante iba introduciendo en sus jóvenes e influenciables mentes. Y luego estaba el gusanillo de escribir, latente desde que dejé de mandar casi una misiva diaria a la Búha en mis tiempos de estudiante en Zaragoza y, posteriormente, en largos intercambios epistolares con un amigo del alma. La aparición del email anestesió esta pasión por escribir durante un tiempo, porque la facilidad que da el escribir y enviar un email siempre deja espacio para toques personales más o menos "literarios", por muy profesional que sea el contenido de los mismos. En otras palabras, yo siempre me he enrollado en mis emails.
Pero llegó un momento que tocaba buscarse una nueva razón para escribir con más fundamento y opté por lo que los más viejos seguidores de este Blog han conocido a lo largo de los años. Así que, esencialmente, escribo porque me gusta escribir (lo haga bien o mal), porque ello me permite (y más ahora, como jubilado) tirar del hilo de temas que me preocupan o interesan y estudiarlos, sin prisas, para hacerme con una opinión al respecto, al margen de lo que sea política o científicamente correcto. Eso me ha dado una carrocería mental, yo diría que bastante escéptica, sobre la mayor parte de los temas con los que me encuentro en el día a día. Y, lo que ahora es muy importante, me hace casi trabajar a media jornada (para la otra media tengo otras devociones).
De alguna manera, por tanto, comparto la opinión de Francis Villatoro, que dice que escribe en su Blog para aprender sobre los temas que le interesan. Y con ello no me opongo a la versión de mi amigo José Manuel López Nicolás, que le dio un giro semántico a la frase de Francis diciendo que él aprende divulgando. Muy sutil, pero eso no define por qué escribe divulgación sino qué le ocurre mientras lo hace. Conociendo a Jose sé que lo hace porque, desde el principio (y me conozco sus principios), su desbordante personalidad mediterránea disfruta divulgando, sea escribiendo el blog o impartiendo conferencias.
Lo que si sé es que yo nunca me he planteado esto como un oficio, entre otras cosas porque, como oficio, no tiene "salida", al menos en los parámetros en los que yo me lo planteo. Me da una pereza inmensa, por ejemplo, tratar de poner parte de mis entradas en forma de libro (como el amigo José Miguel Mulet y otros han hecho de forma tan exitosa). Ni quiero tampoco convertirme en un itinerante a lo largo y ancho de la piel de toro, compartiendo mis disquisiciones con los forofos de la Ciencia. No me importa colaborar y dar alguna charla ocasional donde me llamen pero, a ser posible, lo suficientemente cerca de mi casa como para dormir en mi cama.
También he tenido siempre claro que mis entradas no eran para especialistas en Química. Evidentemente, uno tiene sus sesgos y, más de una vez, se me ha ido la mano y he tenido que sufrir los rapapolvos de mis lectores más próximos, con comentarios del tipo "te has pasao, muy técnico...". Pero mi intención ha sido siempre la contraria. Algunos en las RRSS han bautizado ese punto de vista como "escribir para que te entienda tu abuela". En mi caso, vamos a dejarlo en escribir para que me entienda "la gente de mi edad" que para eso tengo ya una edad provecta. No me parece mal que haya Blogs más técnicos, dedicados a temas muy especializados (¡faltaría plus!), pero ese no es el nivel al que yo quiera (y pueda) divulgar. Aunque rebajar mucho el nivel de un tema no siempre es tarea fácil y, a veces, tiene el peligro de que tus pretensiones se acaben convirtiendo en una caricatura. Mi admirado Pedro M. Etxenike, cuando hemos hablado de los problemas de divulgar, me ha mencionado más de una vez una frase de Einstein “Todo debe hacerse tan sencillo como sea posible. Pero no más”. Aunque el mismo Einstein también parece que decía que "Si no lo puedes explicar de forma sencilla, es que no lo has entendido bien". Y por ahí creo que anda el reto de cada cual.
Lo que si tengo claro es que no llegaré a escribir otras quinientas entradas en lo que me queda de resuello.