Como ya hemos contado varias veces en este blog y debería enseñarse en el Bachillerato, Hahnemann, el inventor de la Homeopatía a finales del siglo XVIII y principios del XIX, fue un personaje fascinante, de gran renombre en esa época, muy crítico con la medicina de esos años, una medicina heroica (sobre todo para el paciente) basada en sangrados, provocar vómitos y diarreas con sustancias muy peligrosas y otra sarta de medidas que más que curar empeoraban al paciente. Y que merced a esas prácticas se llevó por delante a coetáneos como Georges Washington, Leopoldo II de Austria o, quizás, el propio Mozart. Como consecuencia de su descontento con esa medicina, Hahnemann empezó a buscar formas alternativas de curar. Y, tras varios años de experiencias, sentó las bases de la Homeopatía sobre tres principios fundamentales que, según él, había que seguirlos religiosamente. Hoy en día, doscientos y pico años después, sus seguidores han evolucionado algo (no mucho, la verdad) y algunos de ellos han abandonado la estricta ortodoxia original. Ese es el caso de uno de los gigantes en la preparación y venta de "medicamentos homeopáticos", como un envase que me ha llegado de la mano de una amiga a la que se lo recomendaron como forma de paliar el sufrimiento de sus ojos, sometidos a un excesivo trabajo por mor de un molesto examen. Vais a perdonarme que no de nombres pero es que el mundo de la Homeopatía se ha vuelto muy quisquilloso y andan metiendo demandas a blogueros y tuiteros.
El primero de los principios establecidos por Hahnemann se basó en sus propias experiencias con extractos de corteza de quino o cinchona, que hoy sabemos que contiene quinina y que, entonces, se estaban empezando a usar para curar la malaria. Según su propio relato, Hahnemann comprobó en si mismo que administrando quinina a una persona no afectada por malaria como él, se experimentaban síntomas muy parecidos a los enfermos de dicha dolencia. De donde dedujo (a mi me sigue sorprendiendo) que cualquier sustancia que causara a una persona sana síntomas parecidos a una enfermedad, podía curar a un enfermo de esa dolencia. Lo que plasmó en el famoso principio "Similia similibus curantur". A día de hoy y tras diversos intentos por parte de estudiosos de la vida y obra de Hahnemann, en los que ha sido imposible reproducir los efectos que, según él, la quinina producía en una persona sana, la hipótesis más probable es que nuestro personaje fuera alérgico a la quinina o a algún otro componente de los extractos de corteza de cinchona.
Además de la quinina y de cara a provocar síntomas similares a los de otras muchas enfermedades, Hahnemann empleó todo tipo de sustancias: extractos de plantas o de insectos, venenos, fluidos corporales como el pus, diversos minerales o sustancias inorgánicas entonces conocidas. Muchas de las cuales tenían efectos indeseados sobre el individuo sano que le servía como conejillo de indias, así que nuestro hombre empezó a experimentar con disoluciones más diluidas, llegando a una segunda conclusión sorprendente que quedó plasmada en un segundo principio. Cuanto más diluía la "tintura" o preparado original, más eficaz era la dilución resultante a la hora de curar. Hahnemann estableció que la dilución más eficaz para sus preparados era la que conocemos como dilución centesimal 30C, que aún hoy sigue siendo muy popular en la farmacopea homeopática. Como probablemente sepáis, obtener un preparado homeopático 30C implica partir de una tintura madre, por ejemplo un extracto de bayas de la peligrosa belladona, tomar una parte de ese extracto, diluirlo con 99 partes de agua, alcohol o mezcla de ambos, agitar bien, coger una parte de esa nueva disolución, diluirla con 99 de agua o alcohol, agitar y así sucesivamente. La ultima de las diluciones puede venderse tal cual o evaporarse sobre glóbulos de azúcar, una popular forma de presentación. Hay casos en los que este proceso de dilución se lleva más lejos, como en el caso del conocido Oscillococinum, contra catarros y gripes, que va hasta C200, esto es, 200 veces el proceso arriba descrito (una nadería).
¿Pueden diluciones a los niveles del 30C o 200C, infinitamente lejos de lo que cualquier técnica analítica puede detectar, ejercer algún efecto en el organismo humano?. Al modesto entender de este vuestro químico no. Sobre todo porque a partir de una dilución 12C-13C, el número de Avogadro (algo bien asentado en Química pero que Hahnemann no conocía en su momento) establece que, en esas diluciones, no puede haber ni una sola molécula del principio activo. Cuando estos planteamientos se hacen a los homeópatas de hoy que conocen lo que el número de Avogadro implica, la respuesta es que nos olvidamos de que, tras cada una de las diluciones, la muestra se somete a una agitación vigorosa (sucusión) en tres dimensiones para “dinamizar” la estructura de la nueva disolución e infundir en ella la llamada “energía vital” del principio activo original contenido en la tintura madre. Sobre el asunto de la agitación en las preparaciones homeopáticas tenéis una entrada relativamente reciente.
Pero hay otro tipo de preparados homeopáticos, como el que ahora tengo sobre mi mesa, que emplean diluciones mucho más moderadas, las llamadas diluciones decimales. En ellas, una parte de la tintura madre se diluye con solo nueve (y no 99) partes de agua o alcohol, una parte de la disolución resultante se vuelve a diluir con 9 de agua o alcohol y así sucesivamente. En este tipo de diluciones menos "agresivas" se usa una D o una X antes del número de diluciones, para denotar el tipo de preparación que se ha hecho (la D viene de decimal, pues en cada etapa estamos diluyendo 1:10; la X del símbolo de diez en números romanos). El prospecto del preparado en cuestión dice que contiene diluciones D5 de cuatro plantas: Euphrasia officinalis, Cochlearia officinalis, Pilocarpus jaborandi y Echinacea angustifolia. Y avisa también de que está elaborado conforme a las normas de la Farmacopea Homeopática Alemana (HAB), lo que también se refleja en la caja, al presentar el producto como "medicamento homeopático".
A diferencia de otros muchos preparados (mal) vendidos en la mayoría de las farmacias (no todas), los elaborados con diluciones D no sobrepasan, en la mayoría de los casos, el límite del número de Avogadro que he mencionado arriba. Tengo la secreta sospecha de que emplear estas diluciones es una forma de esquivar precisamente el asunto del número de Avogadro, aunque es cierto que se han empleado desde los principios de la Homeopatía, sobre todo tras su implantación en los EEUU a principios de los años 40 del siglo XIX. Pero estas bajas diluciones traicionan uno de los principios de la Homeopatía y supongo que hacen que el viejo Hahnemann se revuelva en su tumba, recordando a los "traidores" (así los llamaba él) que cuanto más diluido está el preparado más efectivo es contra el mal que nos asola. El preparado al que me estoy refiriendo traiciona también otro de los consejos hahnemannianos, uno que se suele citar menos. En su composición se mezclan extractos de más de una planta (cuatro en nuestro caso y encima lleva como acompañantes o excipientes cloruro de sodio, o sea sal, y un par de fosfatos, para regular el pH de los colirios homeopáticos). La empresa que lo prepara lo llama homeopatía combinada (otros lo llaman homeopatía compleja) pero Hahnemann pensaba que cada enfermedad tenía su principio activo específico para la curación y propugnaba que mezclar preparados podría hacer que el que tenía que curar dejara de hacerlo por interferencia de los otros.
Tampoco tengo claro (aunque no he investigado mucho, la verdad) que la empresa en cuestión siga en este preparado el primero de los principios básicos de la homeopatía, cual es aquel de que "lo similar cura a lo similar". Y digo eso porque la Eufrasia officinalis es una planta que se ha utilizado desde el pasado en afecciones oculares, debido a su contenido en taninos, acido cafeico y otras sustancias, pero desconozco si se ha probado que poniéndola en un ojo sano provoque similares efectos a los de pasarse todo el día castigando nuestra vista. Y esa es la prueba del nueve para el principio que acabo de mencionar. Así que para no ser una empresa homeopática completamente heterodoxa, esperemos que lo de seguir las normas de la Farmacopea Homeopática Alemana sea porque, al menos, agite bien tras cada dilución.
Pero volvamos a la eufrasia que nos ocupa. Como ya se ha mencionado, el empleo de la eufrasia contra los males oculares está bien documentado en la Botánica tradicional, de forma parecida a la manzanilla que mi madre me aplicaba cuando tenía legañas. Para preparar una infusión con propiedades curativas de eufrasia o manzanilla era habitual coger unas cuantas plantas secas (o flores, en el caso de la manzanilla) y hervirlas en agua, filtrar para eliminar los sólidos y una vez frío el filtrado, aplicarlo con una gasa en los ojos. Nada que objetar a esto. La Botánica se ha estudiado en la carrera de Farmacia de forma importante hasta hace veinte o treinta años y sabemos que muchas plantas contienen sustancias químicas que son activas desde un punto de vista farmacológico. Pero ese hecho es manipulado por compañías de Homeopatía para seguir preparando productos que, debido a la inconsistencia de los principios básicos que hemos mencionado arriba, carecen de cualquier efecto curativo debidamente probado.
Vamos a explicar, de forma un poco burda y usando como ejemplo a la eufrasia, lo que hace la multinacional alemana para preparar los colirios homeopáticos que recomendaron a mi amiga. Supongamos que han cocido unas cuantas hierbas secas (unos 20 gramos) en un litro de agua, han filtrado y se han quedado con, aproximadamente, el mismo litro de agua en el que están los productos químicos beneficiosos de la planta. En lugar de aplicar esa infusión al ojo, directamente en esa concentración como recomienda la Botánica tradicional, la empresa cogería ese litro y lo mezclaría con 99.999 litros de agua destilada. Y a partir de ahí prepararía los viales de 0,45 mililitros que venden en las farmacias. Es decir, que a partir de la cocción de unas pocas hierbas secas, se podrían preparar 222.223 dosis o viales. Veo en internet que una farmacia vende una caja con 15 viales de esos colirios a 9,45 € la caja o, lo que es lo mismo, a 0,63 € el vial. En otras palabras, de una cocción similar a la que hacían nuestras abuelas con eufrasia o manzanilla ellos obtienen la friolera de 140.000 €. Y, supuestamente, cada colirio tiene los mismos efectos curativos que aplicar con una gasa un producto 100.000 veces más concentrado que el que está en los viales.
¿Algo falla, no? A pesar de que te prometan que te van a aliviar de tus molestias en los ojos. ¿Y si simplemente usaras suero fisiológico (esto es, agua y cloruro sódico, como el excipiente de los viales)?. Por poco más de dos eurillos te puedes comprar medio litro del mismo. O si ya te quieres rascar el bolsillo, puedes comprar un colirio como el que usa mi comadrona en viajes largos en avión y que contiene agua, un polímero de origen vegetal como la hidroxipropil celulosa y los mismos fosfatos que se emplean en el colirio homeopático. Se vende en cajas de 30 viales de medio mililitro cada uno, al precio de unos 7,28 euros o, lo que es igual, a unos 0,25 el vial. Probablemente otro negocio pero, al menos, en este sabes que en cada mililitro vendido hay 3,20 miligramos del principio activo que, dicho sea de paso, solo sirve para hacer más viscosa el agua empleada y que la gota que te pongas en el ojo (que llaman lágrima artificial), se quede más tiempo en el mismo.
El primero de los principios establecidos por Hahnemann se basó en sus propias experiencias con extractos de corteza de quino o cinchona, que hoy sabemos que contiene quinina y que, entonces, se estaban empezando a usar para curar la malaria. Según su propio relato, Hahnemann comprobó en si mismo que administrando quinina a una persona no afectada por malaria como él, se experimentaban síntomas muy parecidos a los enfermos de dicha dolencia. De donde dedujo (a mi me sigue sorprendiendo) que cualquier sustancia que causara a una persona sana síntomas parecidos a una enfermedad, podía curar a un enfermo de esa dolencia. Lo que plasmó en el famoso principio "Similia similibus curantur". A día de hoy y tras diversos intentos por parte de estudiosos de la vida y obra de Hahnemann, en los que ha sido imposible reproducir los efectos que, según él, la quinina producía en una persona sana, la hipótesis más probable es que nuestro personaje fuera alérgico a la quinina o a algún otro componente de los extractos de corteza de cinchona.
Además de la quinina y de cara a provocar síntomas similares a los de otras muchas enfermedades, Hahnemann empleó todo tipo de sustancias: extractos de plantas o de insectos, venenos, fluidos corporales como el pus, diversos minerales o sustancias inorgánicas entonces conocidas. Muchas de las cuales tenían efectos indeseados sobre el individuo sano que le servía como conejillo de indias, así que nuestro hombre empezó a experimentar con disoluciones más diluidas, llegando a una segunda conclusión sorprendente que quedó plasmada en un segundo principio. Cuanto más diluía la "tintura" o preparado original, más eficaz era la dilución resultante a la hora de curar. Hahnemann estableció que la dilución más eficaz para sus preparados era la que conocemos como dilución centesimal 30C, que aún hoy sigue siendo muy popular en la farmacopea homeopática. Como probablemente sepáis, obtener un preparado homeopático 30C implica partir de una tintura madre, por ejemplo un extracto de bayas de la peligrosa belladona, tomar una parte de ese extracto, diluirlo con 99 partes de agua, alcohol o mezcla de ambos, agitar bien, coger una parte de esa nueva disolución, diluirla con 99 de agua o alcohol, agitar y así sucesivamente. La ultima de las diluciones puede venderse tal cual o evaporarse sobre glóbulos de azúcar, una popular forma de presentación. Hay casos en los que este proceso de dilución se lleva más lejos, como en el caso del conocido Oscillococinum, contra catarros y gripes, que va hasta C200, esto es, 200 veces el proceso arriba descrito (una nadería).
¿Pueden diluciones a los niveles del 30C o 200C, infinitamente lejos de lo que cualquier técnica analítica puede detectar, ejercer algún efecto en el organismo humano?. Al modesto entender de este vuestro químico no. Sobre todo porque a partir de una dilución 12C-13C, el número de Avogadro (algo bien asentado en Química pero que Hahnemann no conocía en su momento) establece que, en esas diluciones, no puede haber ni una sola molécula del principio activo. Cuando estos planteamientos se hacen a los homeópatas de hoy que conocen lo que el número de Avogadro implica, la respuesta es que nos olvidamos de que, tras cada una de las diluciones, la muestra se somete a una agitación vigorosa (sucusión) en tres dimensiones para “dinamizar” la estructura de la nueva disolución e infundir en ella la llamada “energía vital” del principio activo original contenido en la tintura madre. Sobre el asunto de la agitación en las preparaciones homeopáticas tenéis una entrada relativamente reciente.
Pero hay otro tipo de preparados homeopáticos, como el que ahora tengo sobre mi mesa, que emplean diluciones mucho más moderadas, las llamadas diluciones decimales. En ellas, una parte de la tintura madre se diluye con solo nueve (y no 99) partes de agua o alcohol, una parte de la disolución resultante se vuelve a diluir con 9 de agua o alcohol y así sucesivamente. En este tipo de diluciones menos "agresivas" se usa una D o una X antes del número de diluciones, para denotar el tipo de preparación que se ha hecho (la D viene de decimal, pues en cada etapa estamos diluyendo 1:10; la X del símbolo de diez en números romanos). El prospecto del preparado en cuestión dice que contiene diluciones D5 de cuatro plantas: Euphrasia officinalis, Cochlearia officinalis, Pilocarpus jaborandi y Echinacea angustifolia. Y avisa también de que está elaborado conforme a las normas de la Farmacopea Homeopática Alemana (HAB), lo que también se refleja en la caja, al presentar el producto como "medicamento homeopático".
A diferencia de otros muchos preparados (mal) vendidos en la mayoría de las farmacias (no todas), los elaborados con diluciones D no sobrepasan, en la mayoría de los casos, el límite del número de Avogadro que he mencionado arriba. Tengo la secreta sospecha de que emplear estas diluciones es una forma de esquivar precisamente el asunto del número de Avogadro, aunque es cierto que se han empleado desde los principios de la Homeopatía, sobre todo tras su implantación en los EEUU a principios de los años 40 del siglo XIX. Pero estas bajas diluciones traicionan uno de los principios de la Homeopatía y supongo que hacen que el viejo Hahnemann se revuelva en su tumba, recordando a los "traidores" (así los llamaba él) que cuanto más diluido está el preparado más efectivo es contra el mal que nos asola. El preparado al que me estoy refiriendo traiciona también otro de los consejos hahnemannianos, uno que se suele citar menos. En su composición se mezclan extractos de más de una planta (cuatro en nuestro caso y encima lleva como acompañantes o excipientes cloruro de sodio, o sea sal, y un par de fosfatos, para regular el pH de los colirios homeopáticos). La empresa que lo prepara lo llama homeopatía combinada (otros lo llaman homeopatía compleja) pero Hahnemann pensaba que cada enfermedad tenía su principio activo específico para la curación y propugnaba que mezclar preparados podría hacer que el que tenía que curar dejara de hacerlo por interferencia de los otros.
Tampoco tengo claro (aunque no he investigado mucho, la verdad) que la empresa en cuestión siga en este preparado el primero de los principios básicos de la homeopatía, cual es aquel de que "lo similar cura a lo similar". Y digo eso porque la Eufrasia officinalis es una planta que se ha utilizado desde el pasado en afecciones oculares, debido a su contenido en taninos, acido cafeico y otras sustancias, pero desconozco si se ha probado que poniéndola en un ojo sano provoque similares efectos a los de pasarse todo el día castigando nuestra vista. Y esa es la prueba del nueve para el principio que acabo de mencionar. Así que para no ser una empresa homeopática completamente heterodoxa, esperemos que lo de seguir las normas de la Farmacopea Homeopática Alemana sea porque, al menos, agite bien tras cada dilución.
Pero volvamos a la eufrasia que nos ocupa. Como ya se ha mencionado, el empleo de la eufrasia contra los males oculares está bien documentado en la Botánica tradicional, de forma parecida a la manzanilla que mi madre me aplicaba cuando tenía legañas. Para preparar una infusión con propiedades curativas de eufrasia o manzanilla era habitual coger unas cuantas plantas secas (o flores, en el caso de la manzanilla) y hervirlas en agua, filtrar para eliminar los sólidos y una vez frío el filtrado, aplicarlo con una gasa en los ojos. Nada que objetar a esto. La Botánica se ha estudiado en la carrera de Farmacia de forma importante hasta hace veinte o treinta años y sabemos que muchas plantas contienen sustancias químicas que son activas desde un punto de vista farmacológico. Pero ese hecho es manipulado por compañías de Homeopatía para seguir preparando productos que, debido a la inconsistencia de los principios básicos que hemos mencionado arriba, carecen de cualquier efecto curativo debidamente probado.
Vamos a explicar, de forma un poco burda y usando como ejemplo a la eufrasia, lo que hace la multinacional alemana para preparar los colirios homeopáticos que recomendaron a mi amiga. Supongamos que han cocido unas cuantas hierbas secas (unos 20 gramos) en un litro de agua, han filtrado y se han quedado con, aproximadamente, el mismo litro de agua en el que están los productos químicos beneficiosos de la planta. En lugar de aplicar esa infusión al ojo, directamente en esa concentración como recomienda la Botánica tradicional, la empresa cogería ese litro y lo mezclaría con 99.999 litros de agua destilada. Y a partir de ahí prepararía los viales de 0,45 mililitros que venden en las farmacias. Es decir, que a partir de la cocción de unas pocas hierbas secas, se podrían preparar 222.223 dosis o viales. Veo en internet que una farmacia vende una caja con 15 viales de esos colirios a 9,45 € la caja o, lo que es lo mismo, a 0,63 € el vial. En otras palabras, de una cocción similar a la que hacían nuestras abuelas con eufrasia o manzanilla ellos obtienen la friolera de 140.000 €. Y, supuestamente, cada colirio tiene los mismos efectos curativos que aplicar con una gasa un producto 100.000 veces más concentrado que el que está en los viales.
¿Algo falla, no? A pesar de que te prometan que te van a aliviar de tus molestias en los ojos. ¿Y si simplemente usaras suero fisiológico (esto es, agua y cloruro sódico, como el excipiente de los viales)?. Por poco más de dos eurillos te puedes comprar medio litro del mismo. O si ya te quieres rascar el bolsillo, puedes comprar un colirio como el que usa mi comadrona en viajes largos en avión y que contiene agua, un polímero de origen vegetal como la hidroxipropil celulosa y los mismos fosfatos que se emplean en el colirio homeopático. Se vende en cajas de 30 viales de medio mililitro cada uno, al precio de unos 7,28 euros o, lo que es igual, a unos 0,25 el vial. Probablemente otro negocio pero, al menos, en este sabes que en cada mililitro vendido hay 3,20 miligramos del principio activo que, dicho sea de paso, solo sirve para hacer más viscosa el agua empleada y que la gota que te pongas en el ojo (que llaman lágrima artificial), se quede más tiempo en el mismo.
Porfa, quita los puntos que van después de los signos de interrogación. Por ejemplo, «¿Algo falla, no?.».
ResponderEliminarComo mucho, podrías poner después la interrogación un punto homeopático 200K como este: « »
:-)
Hecho. Gracias a tu comentario he aprendido algo que no sabía.
ResponderEliminarInteresante!!!
ResponderEliminarUna cosilla... hacia el final del segundo párrafo dices: "según él, la malaria producía en una persona sana", pero si no he entendido mal, es la quinina la que produce esos efectos, no la malaria.
Corregido. Gracias.
ResponderEliminarLos alumnos del IES José Planes han aprendido lo que es la homeopatía a través de un proyecto de innovación interdisciplinar e internivel, han "fabricado" un "medicamento homeopático" y han experimetando en el laboratorio haciendo disoluciones infinitesimales.
ResponderEliminarhttp://pinceladasdepseudociencia.cienciacierta.es/p/serie.html
Estamos totalmente de acuerdo contigo, en el IES los alumnos deben adquirir pensamiento crítico para enfrentarse a la avalancha de pseudociencia real y virtual que nos rodea.
Equipo Ciencia Cierta, los profesores @Juanamariabio (bióloga) & @margaritatm (química) & Chema Cardaldas (biólogo)
Un saludo desde Murcia
Gracias colega,
ResponderEliminarEstoy convencido de que si hay una manera de cambiar la opinión que en muchos ámbitos se mantiene sobre las "bondades" de la homeopatía, nada como la educación. Animo!!
Siempre que hablas de las diluciones homeopáticas me queda una sensación de vacío o inseguridad en mis conocimientos químicos, porque, los razonamientos acerca de si la dilución contiene todavía o ha perdido ya la sustancia pretendidamente curativa, me desconciertan. Termodinámicamente, las concentraciones son valores medios de la disolución, de modo que no tiene sentido decir que podemos fijarnos en una parcela de la disolución en la que no haya moléculas de soluto y en otra parcela en que sí las haya. Es verdad que las concentraciones, aunque son valores medios, no son uniformes, porque la Termodinámica reconoce que hay fluctuaciones locales debidas a la movilidad molecular, pero estas fluctuaciones también actúan sobre las propiedades a través de su valor medio. Así que, termodinámicamente, no veo que pueda decirse: en esta parte de la disolución ha quedado una molécula de soluto y en esta otra parte no, porque en toda la disolución, por diluidísima que sea, existe una misma concentración termodinámica. Hay una barrera que separa el razonamiento macroscópico de concentraciones del razonamiento molecular, lo mismo que en física hay un principio de incertidumbre para el nivel microscópico que deja de sentirse en el nivel macroscópico. Este es mi problema con esos niveles de dilución.
ResponderEliminarAparte de este problema, que es de base, casi filosófico, también reconozco que hay otros problemas, de corte más experimental, para entender esas disoluciones tan diluídas. Tales son: que la concentración de impurezas en el agua disolvente (inevitables) llega a ser mayor que la del soluto añadido en un principio; y que el recipiente donde se alojan esas disoluciones no es inerte (nada es inerte en Química) y adsorbe selectivamente las sustancias presentes, en general tanto más cuanto más diluidas están.
En otro terreno, y hablando de la hierba en cuestión, me permito copiar aquí la definición que da el DRAE:
chinchona
De la condesa de Chinchón, Ana de Osorio, virreina del Perú de 1628 a 1639, que se curó con ella.
1. f. Bol., Ec. y Perú. quina2.
Gracias Aurora, como siempre.
ResponderEliminarVayamos a lo más fácil. Lo de Cinchona o Chinchona. El nombre de la planta viene, efectivamente, de la Condesa de Chinchón. Hoy en día se usan ambas acepciones aunque en Botánica, Cinchona es lo establecido.
En cuanto a lo de tus problemas con las diluciones, más que una cuestión termodinámica es de estadística. Y te voy a poner un ejemplo que espero aclare tus ideas. Supongamos que tenemos un recinto con 100 personas vestidas de rojo y 5555 de blanco (los números están elegidos con respecto a un mol de una sustancia en 1 litro de agua (55,55 moles).
Una persona entra en ese recinto, con los ojos cerrados, elige 10 personas al azar y las mete en un segundo recinto en el que hay 990 personas vestidas de blanco.
En ese nuevo recinto, la misma persona con los ojos cerrado elige diez personas al azar que pasan a un segundo recinto con otras 990 vestidas de blanco.
Tras varios procesos de ese tipo, ¿no crees que la probabilidad de que nuestro seleccionador elija al azar una sola persona vestida de rojo es practicamente nula?.
Pues repite el proceso 200 veces y me dices.
En cuanto al párrafo de las impurezas y el recipiente, me gustaría que me explicaras más tus argumentos.
ResponderEliminarMe temo que esta cometa va a tener mucho hilo, más del que suele darse en un blog, pero bueno, aquí van mis inquietudes. En primer lugar, la Termodinámica es estadística ¿o no? En segundo lugar, el escenario de las personas vestidas de dos colores es puramente macroscópico, no hay dos mundos de distinto nivel como en el caso de las disoluciones en las que se hacen operaciones macroscópicas: añadir gramos al disolvente, extraer una porción y completar con más disolvente, etc., pero, luego, se hace una pregunta del mundo microscópico, como es: ¿dónde hay moléculas? En esta mezcla de mundos es donde yo me desconcierto y me parece ver inconsistencia en el razonamiento. Lo comparaba con el principio de incertidumbre porque la incertidumbre aparece cuando quieres precisar dónde están las partículas subatómicas además de saber cómo se mueven, si no quieres averiguar ambas cosas a la vez no hay incertidumbre. También está la similitud de que en ese mundo subatómico no puedes averiguar nada sin interferir con la partícula; lo mismo veo cuando manejas cantidades macroscópicas de soluto y disolvente y luego quieres saber dónde están las moléculas, lo cual requiere que interfieras con ellas (las selecciones, en tu ejemplo de personas). Un problema similar es el representado por el diablillo de Maxwell.
ResponderEliminarYo no me atrevería a decir que cuando se toma una muestra de la solución para volverla a diluir, en esa muestra ya no hay ninguna molécula. Tampoco me atrevería a decir que es seguro que sí la hay. La hay, pero de una manera estadística, como tu dices. Hay una cierta probabilidad de que esté, aunque esa probabilidad tenga un número astronómico de ceros.
El otro asunto de las impurezas y de la interacción con las paredes es más pedestre: si en las concentraciones iniciales se puede hablar de una solución de un soluto en agua, en las diluciones más avanzadas habría que hablar preferentemente de solución de sales y demás impurezas del agua, contaminada con los insignificantes restos del soluto puesto al principio. Y las paredes aportan sus impurezas también, dejar una superficie limpia no es tarea fácil y, en cualquier caso, la limpieza de esa superficie no va más allá de un cierto límite. Además, al ser un material sólido tiene una actividad apreciable para atraer o repeler otras sustancias que estén en la solución y, para muchas de ellas, la interacción será atractiva, es decir, el poco soluto que tengamos se va a quedar adherido en las paredes, por mucho que agitemos.
En fin ... la Termodinámica.
Vayamos por lo fácil, de nuevo, la parte de las impurezas y la interacción. Todo lo que dices es cierto. Incluso hay por ahí un artículo en un número monográfico de la revista Homeopatía de julio de 2007 en el que se plantea una teoría alternativa a la memoria del agua en la que el vidrio tiene que ver. Cuando uno prepara diluciones en vidrio, y según los autores, siempre hay silicatos disueltos provenientes del propio vidrio del tubo o frasco. Y esos silicatos pueden autoorganizarse en torno a los principios activos del fármaco que actúan como una especie de molde o "template". De forma que, cuando el principio activo desaparece, los silicatos autoorganizados recuerdan a la mólécula del principio activo y hacen que el preparado funcione. O sea, que en homeopatía, además de la memoria del agua, hay memoria del vidrio. Nadie parece haber caído que también tendría que haber memoria del azúcar de los glóbulos, porque el agua se evapora sobre ellos..
ResponderEliminarEn cuanto a la adsorción sobre las paredes, es cierto, aunque la Termodinámica establece que sólo una parte de las sustancias presentes en la disolución se adsorberán.
ResponderEliminarEn cuanto al asunto que planteas al principio de tu comentario, no se si el hilo va a durar tanto como crees porque no entiendo muy bien tu argumento y no sé a qué nivel contestarte. Al menos para mí, la Termodinámica clásica es esencialmente la ciencia de lo macroscópico y del equilibrio. Si yo tengo un litro de agua en un recipiente, la termodinámica considera sus propiedades en el equilibrio. Cómo aumenta su temperatura cuando le doy una determinada cantidad de calor, en virtud de su capacidad calorífica, cuál es su presión de vapor a una determinada temperatura, cuál es su punto de ebullición normal, su densidad, su tensión superficial, etc. Sabemos que ese litro de agua pura pesa aproximadamente 1000 gramos y que está constituido por moléculas de agua en una cantidad que se calcula como 55,55 veces el número de Avogadro.
Cuando adicionamos un soluto, por ejemplo el Arsenicum Album de los homeópatas (que no es sino el trióxido de arsénico, una sustancia muy tóxica por ingestión) y agitamos, este se disuelve hasta un límite que la Termodinámica llama disolución saturada (20 gramos por litro en este caso). Si dejamos la disolución en paz un rato, se alcanza un nuevo equilibrio en el que la disolución está constituida por moléculas de agua y trióxido de arsénico. Desde el punto de vista de la Termodinámica esa disolución tiene unas propiedades consustanciales a esa concentración: tiene un nuevo punto de ebulllición (más alto y definido) una nueva presión de vapor, etc. Y si sigo diluyendo, la Termodinámica constata unas nuevas propiedades macroscópicas que van tendiendo a las del agua pura a medida que la disolución se hace más y más diluidas.
Tanto en las disoluciones concentradas como en las diluidas, disolvente y soluto comparten el espacio que llamamos disolución, se mueven aleatoriamente, pero sus propiedades macroscópicas se mantienen en el tiempo, haga yo tres medidas o tres mil, así que la interacción con la disolución para la medida no tiene efecto alguno ni en la concentración ni en el resto de propiedades a ella ligadas. ¿Qué tiene eso que ver con el principio de incertidumbre?. No entiendo tu razonamiento.
Y ya que no te gusta el ejemplo de las personas voy a ponerte otro más ligado a la propia preparación del Arsenicum Album. Imagina que tomo 1 litro de una disolución saturada de trióxido de arsénico ( aproximadamente 0.1 molar) y lo disuelvo en la necesaria cantidad de agua para obtener una dilución homeopática 30C, que es como se vende muy habitualmente. Necesitaría la friolera de 1000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000 litros de agua, que es 1000000000000000000000000000000000000000 veces la cantidad de agua contenida en todos los océanos del mundo. Imagina que con esa disolución en un gigantesco recipiente voy a preparar unos pocos glóbulos de Arsenicum Album 30C. Tendría que coger unos pocos mililitros de esa ingente cantidad de disolución, verterlos sobre los glóbulos y evaporar el agua. ¿Qué probabilidad hay de que quede algo del trióxido de arsénico en los glóbulos?. Matemáticamente puede expresarse ciertamente en términos de una probabilidad, igual que puede expresarse matemáticamente la probabilidad de que te toque el Gordo de la lotería en 100 sorteos consecutivos (por ahí anda una y otra probabilidad). Ciertamente no es cero pero cero a todos los efectos. Y en el caso de esa dilución, las propiedades de los mililitros que hayas cogido serán las del agua pura al 100%.
Y para el razonamiento anterior no tengo que medir a nivel microscópico ninguna variable de las pocas y aisladas moléculas del soluto. Ni interaccionar con ellas. Solo hacer un cálculo de probabilidades.
Entiendo todo lo que dices, está muy claro (lástima que yo no acierte a explicarme tan claro), por lo que no hay motivo para que yo alargue este hilo, pero quiero plantearte otra versión de mi desconcierto con esas disoluciones tan diluidas. En realidad, todo lo que digo no tiene que ver con la homeopatía como técnica médica, sino con los conceptos químicos de la disolución. Mi desconcierto surge a propósito del ejemplo que pones: una cierta masa de soluto en una inmensidad (inalcanzable) de disolvente. En esa disolución imaginada introduzco un cacillo y saco una porción. ¿Hay o no hay soluto en esa porción del cacillo? Si no lo hay, ¿puedo repetir la operación hasta que en una de las tomas haya soluto? El soluto está en la disolución, luego, alguna vez entrará en el cacillo. Entonces, ¿qué concentración tendrá la porción del cacillo en la que hemos "pescado" algo del soluto? Ciertamente será una concentración muy, muy superior a la concentración media de la disolución madre. ¿Quiere esto decir que, con la simple toma de muestra mediante cacillo, hemos logrado concentrar la disolución? Incluso, con los cacillos que sacamos y que no contienen soluto, hemos ido concentrando la solución madre, pues cada vez que hemos sacado un cacillo sin soluto hemos eliminado disolvente. ¿No suena raro esto de deshacer la uniformidad por ir separando pequeñas porciones del total? En estas preguntas que te hago, he usado el término macroscópico de "soluto", pero, donde dice soluto, podría haber dicho "moléculas de soluto". ¡Qué líos me monto!, ¿verdad?
ResponderEliminarQue risa de blog:
ResponderEliminar1. "Similia similibus curantu"
¿No te faltó algo?
2. 'Hahnemann estableció que la dilución más eficaz para sus preparados era la que conocemos como dilución centesimal 30C, que aún hoy sigue siendo muy popular en la farmacopea homeopática. Como probablemente sepáis, obtener un preparado homeopático 30C implica partir de una tintura madre, por ejemplo un extracto de bayas de la peligrosa belladona, tomar una parte de ese extracto, diluirlo con 99 partes de agua, alcohol o mezcla de ambos, agitar bien, coger una parte de esa nueva disolución, diluirla con 99 de agua o alcohol, agitar y así sucesivamente. La ultima de las diluciones puede venderse tal cual o evaporarse sobre glóbulos de azúcar, una popular forma de presentación. Hay casos en los que este proceso de dilución se lleva más lejos, como en el caso del conocido Oscillococinum, contra catarros y gripes, que va hasta C200, esto es, 200 veces el proceso arriba descrito (una nadería).'
Me encanta esto, estás describiendo a Hahnemann y luego pasas bruscamente con el Oscillococcinum. Siempre hacen esto, ¿a qué se debe? ¿a qué su target es Boiron?
3. 'Sobre todo porque a partir de una dilución 12C-13C, el número de Avogadro (algo bien asentado en Química pero que Hahnemann no conocía en su momento) establece que, en esas diluciones, no puede haber ni una sola molécula del principio activo.'
Que risa, una visión tan simplista de la constante de Avogadro.
4. 'Cuando estos planteamientos se hacen a los homeópatas de hoy que conocen lo que el número de Avogadro implica, la respuesta es que nos olvidamos de que, tras cada una de las diluciones, la muestra se somete a una agitación vigorosa (sucusión) en tres dimensiones para “dinamizar” la estructura de la nueva disolución e infundir en ella la llamada “energía vital” del principio activo original contenido en la tintura madre. Sobre el asunto de la agitación en las preparaciones homeopáticas tenéis una entrada relativamente reciente.'
Esta es fantástica, porque nadie hace las agitaciones como tú afirmas, eso fue un invento de Randi.
Más risas:
ResponderEliminar"Pero estas bajas diluciones traicionan uno de los principios de la Homeopatía y supongo que hacen que el viejo Hahnemann se revuelva en su tumba, recordando a los "traidores" (así los llamaba él) que cuanto más diluida está la pócima más efectiva es contra el mal que nos asola."
Ah, es que si "traicionan" a Hahnemann debes reconocer que la homeopatía sí evolucionó, pero al mismo tiempo te quejas de que haya evolucionado. Además, ¿te gusta usar "pócima" para dar a entender a tu lector que la homeopatía son como magia?
'Pero ese hecho es manipulado por compañías de Homeopatía para seguir preparando productos que, debido a la inconsistencia de los principios básicos que hemos mencionado arriba, carecen de cualquier efecto curativo debidamente probado.'
¿Manipulado? ¿no reconoces que una heterodoxa? ¿Dónde está la manipulación en eso?
Y para margarita Tortosa:
ResponderEliminarhttp://explicandoalexplicador.blogspot.com/2015/04/la-religion-de-la-ciencia-la-feligresia_17.html
Graciosos comentarios del autor:
ResponderEliminar"Imagina que tomo 1 litro de una disolución saturada de trióxido de arsénico ( aproximadamente 0.1 molar) y lo disuelvo en la necesaria cantidad de agua para obtener una dilución homeopática 30C, que es como se vende muy habitualmente. Necesitaría la friolera de 1000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000 litros de agua, que es 1000000000000000000000000000000000000000 veces la cantidad de agua contenida en todos los océanos del mundo. Imagina que con esa disolución en un gigantesco recipiente voy a preparar unos pocos glóbulos de Arsenicum Album 30C."
¿Y así te dieron el título? ¿De verdad crees que engañas con tu truco barato? ¿Desde cuándo una dilución en serie es igual a una simple proporción? ¿Por qué en una 30C no se usan ese inmenso volumen de agua? Es básico, de primero de química y matemáticas.
Y respecto de lo demás, tu respuesta no vale la pena. Es simplemente rídicula, quieres evaluar algo con termodinámica clásica de hace más de 50 años, simplemente te basas en el equilibrio químico. Por favor. XD
De nuevo es un problema de probabilidades el que al tomar una pequeña porción de ese inmenso recipiente aciertes a cazar una o varias moléculas del soluto. La probabilidad es muy baja pero no podemos decir que no exista en absoluto (lo de la lotería que te contaba ayer). Evidentemente si repites varias veces el proceso y solo vas acertando a coger disolvente, la concentración irá variando algo pero en lo niveles que nos estamos manejando.... Sacar mil veces un mililitro sin soluto (sacar, por tanto, un litro de disolvente) como comprenderás no supone nada en la casi inimaginable cantidad de litros que tenemos originalmente.
ResponderEliminarAlguna vez podrás tener una molécula del solito. Pues muy improbable pero sí. Y la concentración de esa porción será más alta que la original.
Pero no entiendo lo de deshacer la uniformidad. Supuesto que la disolución está convenientemente agitada las moléculas de solito y disolvente seguirán uniformemente distribuidas. Y si, termodinámicamente hablando, la disolución es estable (no tiende a separarse en fases) el propio movimiento debido a la temperatura de las moléculas de uno y otro componente asegura esa uniformidad en el tiempo.
El anterior mensaje era para Aurora
ResponderEliminarGracias Anónimo por leerme con detalle.
ResponderEliminar1. Corregido lo de curantur. Como puedes ver en los comentarios anteriores no era el único gazapo.
2. Cuando hago referencia al Oscillococcinum es por poner un ejemplo del desmesurado uso de las diluciones en algunos remedios homeopáticos.
3. No se si lo que consideras incorrecto es lo de las tres dimensiones. En cualquier caso no es difícil verlo en las webs de las casas comerciales. En una entrada anterior puse un link al procedimiento de Helios Homeopathy usando golpes sobre una Biblia por parte de un operador:
https://www.helios.co.uk/es/remedios/remedy-preparation
y aquí va otro con un agitador mecánico:
https://www.youtube.com/watch?v=g2WyhsnyPcI
Puede que consideres que el brazo humano o mecánico se mueve en una sola dirección. Pero la disolución interior se mueve en tres dimensiones como bien se ve en el segundo vídeo.
Vaya lío que me estoy trayendo con el orden de los comentarios. En este contesto a Anónimo en su comentario de hoy a las 3:28.
ResponderEliminarHe eliminado lo de pócima. Por la paz un Avemaría. Sobre el resto del comentario, yo no tengo nada que decir, cada lector puede sacar sus conclusiones sobre lo escrito.
Contestando el comentario del 8 de julio de 2017, 3:35 de Anónimo
ResponderEliminarA la hora de llegar a obtener una concentración más diluida a partir de una más concentrada: ¿qué diferencia hay entre una serie de diluciones sucesivas o preparar la diluida una sola vez?. Aparte de lo de agitación dinamizadora, no se me ocurre otra. En cuanto a por qué no lo hacen en una sola vez cuando preparan una 30C, la respuesta es obvia: porque sería un coñazo manejar semejante cantidad de agua o alcohol.
En cuanto a tu menosprecio por la Termodinámica, que tiene muchos más que 50 años, permite a este gris catedrático de Química Física jubilado te diga que sus principios (que nadie ha conseguido falsear) rigen los procesos de nuestra vida real. Incluidas las disoluciones de un principio activo en un disolvente.
Aclaro lo de deshacer la uniformidad. Si separamos una porción de una disolución, lo habitual es que esa porción separada tenga igual concentración que la disolución original. Sin embargo, en estas disoluciones imaginarias de concentración infinitesimal, la porción separada y la disolución restante no tienen la misma concentración. La concentración teórica resultante de considerar las dos partes sumadas sí es igual al total original, pero la hemos partido en dos concentraciones distintas, por el simple hecho de tomar una muestra. Esto, en las disoluciones no infinitesimales no pasa, luego aquí hay algún misterio.
ResponderEliminarQuiero añadir un comentario a propósito de todas esas intervenciones insultantes o despreciativas que han aparecido, y mi comentario es: "Viva San Fermín".
Lo gracioso es que te piden fuentes y no las das:
ResponderEliminar1. Un gazapo como eso es de primerio, es injustificable en un militante que se autodesigna escéptico.
2. Si hablas de Hahnemann entonces el Oscillococcinum no tiene por qué estar ahí, es como si para ridiculizar a Newton lo pones a lado de un físico que tiene otras ídeas no falsables como la teoría de cuerdas.
3. No sólo lo considero incorrecto, es incorrecto. Lo de las tres dimensiones no tiene nada que ver con usar un vortex y con eso de que "Pero la disolución interior se mueve en tres dimensiones como bien se ve en el segundo vídeo" entonces te deberías de burlar de todos los procedimientos químicos que usan vortex o de la liofilización de tantos procesos que usan agitacines mecánicas en tres dimensiones. Tu excusa es absurda. Además, el invento de las "tres dimensiones" en un sentido de acto de magia y como si fueran necesarias es invento de James Randi. http://explicandoalexplicador.blogspot.com/2015/10/el-genial-emperador-iv-lactando-lactosa.html
Y no noto que Helios use la biblia por su contenido, sino por el material.
1. "En cuanto a tu menosprecio por la Termodinámica, que tiene muchos más que 50 años, permite a este gris catedrático de Química Física jubilado te diga que sus principios (que nadie ha conseguido falsear) rigen los procesos de nuestra vida real. Incluidas las disoluciones de un principio activo en un disolvente."
ResponderEliminarQue no te ocurra otra cosa es debido a que te quedas en un simplismo de la termoquímica del equilibrio. Y no es que no sea facíl, es que simplemente la termoquímia clásica se queda corta para explicar procesos vitales. Es como si quisieras negar la cuántica con la pura física clásica. Y no menosprecio la termodinámica, que tú seas catedrático jubilado me permite aplicar lo que te comenté antes: Vives en una época donde la termodinámica del equilibrio se separa bastante de la biología.
"En cuanto a por qué no lo hacen en una sola vez cuando preparan una 30C, la respuesta es obvia: porque sería un coñazo manejar semejante cantidad de agua o alcohol."
Porque tú mismo deberías saber que una disolución en serie no se puede hacer a partir de una sola vez, es química analítica básica. Así que tu comparación es irrelevante, salvo que la uses como metáfora y en cuanto a proporción matemática si lo hicieras de una vez.
Gracias Aurora por tu apoyo y ¡Viva San Fermín!. Mañana a las 8 como un clavo a ver el encierrico.
ResponderEliminarYa te he entendido ahora en lo de uniformidad. Y, ciertamente, el ejercicio mental con las disoluciones ultradiluidas puede resultar entretenido. Pero misterio no me parece. Es solo cuestión de probabilidades.
Para Anónimo, que creo que se llama Enrique. Vamos a dejarlo, porque ni tú me entiendes, ni yo te entiendo. Pero tomo nota de tu blog y prometo seguirlo, a ver si voy encontrando puntos de convergencia. Quizás en derivadas del calentamiento global...
ResponderEliminarPara Búho Gris
ResponderEliminarHay un dicho en Internet que dice: don't feed the troll.
Aunque ciertamente es harto divertido dar de comer a los trolls de internet.
Un saludo
Gracias colega. Pero este ha sido siempre un Blog tranquilo, sin más sobresaltos que los que aparecen, no siempre, cuando publico algo sobre homeopatía. Y así va a seguir. Yo no estoy por un internet de malas formas (por eso nunca he permitido que mis entradas estén en meneame). Y si alguien se pasa de la raya roja que yo he marcado, borro el comentario y aquí paz y despues gloria. El resto de comentaristas uede decir lo que quiera, que yo voy a publicar lo que pienso, hasta que me aburra o me quede lelo. Les parezca lo que les parezca a los jóvenes airados que pululan por las RRSS.
ResponderEliminarCon retraso intervengo en la interesante discusión sobre los productos homeopáticos. Y lo hago para corroborar lo que señala el Búho: los colirios homeopáticos deben su capacidad curativa a los excipientes (agua destilada y sal, como el suero fisiológico) y no a las diluciones de las sustancias pretendidamente activas.
ResponderEliminarAsí se confirma en el prospecto de Stodal, un medicamento homeopático antitusígeno que he usado en alguna ocasión y que refiere diez diluciones de diferentes componentes; y al final, donde suelen figurar los excipientes, dos jarabes usados para combatir la tos que se contienen en proporciones veinte veces mayores.
" Y lo hago para corroborar lo que señala el Búho: los colirios homeopáticos deben su capacidad curativa a los excipientes (agua destilada y sal, como el suero fisiológico) y no a las diluciones de las sustancias pretendidamente activas."
ResponderEliminar¿Y qué corroboraste con tu opinión? ¿Entonces dar suero fisiológico reduce la tos? Si así fuera entonces no sé que espera sanidad a implementarlo en lugar de gastar en carísimos fármacos inútiles como el Flumil y otros.