viernes, 10 de agosto de 2012

Malos tiempos...

Para todos, pero también para los homeopáticos. En cuestión de meses  y semanas se les están acumulando los frentes en los que las cosas no van bien. Sin ir más lejos, el pasado mes de julio saltaba la noticia de que la ministra de Salud de Holanda había prohibido a los laboratorios de medicinas homeopáticas que consignen en la etiqueta las dolencias que el producto cura, a menos que la efectividad del "medicamento" haya sido probada científicamente. Como muy bien ha detallado el amigo Fer Frías en un excelente artículo en Amazings, eso no quiere decir que la legislación holandesa, una transposición de la normativa europea, haya cambiado sustancialmente. Lo que ha ocurrido, simplemente, es que la ministra se ha hartado ya de los manejos del lobby homeopático y ha decidido que tienen que cumplir la ley como todo el mundo.

Como Fer lo ha contado con todo lujo de detalles, propios de alguien que lleva siguiendo mucho tiempo el tema, si estais interesados en la normativa vigente y las artimañas que se han usado por parte de las tramposas empresas que venden estos productos, os recomiendo encarecidamente la lectura del post arriba mencionado. Pero por si eso era poco, durante el mes de agosto han pasado muchas cosas más en el progresivo declinar del negocio, de las que dos son las que más me han llamado la atención, porque rayan ya en la zona del chiste (si no fuera por las peligrosas implicaciones que el propio negocio homeopático tiene).

En marzo de 2011, la agencia inglesa Medicines and Healthcare products Regulatory Agency (MHRA) envió una serie de cartas a distribuidores de "medicinas" homeopáticas como Ainsworths, Helios y otros para que revisaran sus websites y eliminaran todo tipo de anuncios sobre una serie de kits homeopáticos que contenían productos que no estaban ni registrados ni autorizados. De hecho Helios tenía registrados en ese momento solo una veintena y Ainsworth 33, mientras ambos se vanaglorian de tener cientos o miles de productos contra todo tipo de males.

La carta ha provocado una serie de réplicas y contrarréplicas entre las industrias mencionadas y la MHRA en las que no voy a entrar, porque el que esté interesado puede verlas con mucho detalle aquí. Pero entre esa parafernalia de argumentos hay uno que resulta muy peculiar y que ha sido resaltado por Martin Robbins en un artículo en The Guardian. En uno de los escritos a la MHRA y tras una serie de quejas sobre la "campaña" que contra la homeopatía se está haciendo en redes sociales (para que luego digan que son pasatiempos de jovencillos imberbes), la empresa Helios se declara dispuesta "si es necesario, a revisar el método de preparación, el etiquetado de la botellas y los kits para presentarlos como no-medicinas y no-homeopáticas y venderlas como GOLOSINAS". Toma del frasco! (y nunca mejor dicho).

El otro hecho que me ha resultado estrambótico es el que ayer mismo contaba Andy Lewis (uno de los tuiteros más activos contra la homeopatía, bajo su nombre de guerra  @lecanardnoir) en su The Quackometer Blog. Resulta que la FDA americana ha decidido inspeccionar a la empresa inglesa Nelson, fabricante también de varias pócimas homeopáticas, en virtud de que dicha empresa las exporta a Estados Unidos. Así que, ni corta ni perezosa, la FDA envió a sus técnicos a la factoría en la que Nelson prepara sus productos, siguiendo el mágico ritual homeopático, y éstos se dedicaron a inspeccionar el proceso siguiendo clásicos Manuales de Calidad. Y hay párrafos de la carta de la FDA a Nelson que son para partirse de risa, si no fuera porque si eso le pasa a una industria cualquiera se le cae el pelo. Los investigadores de la FDA habían descubierto que:

1. En la zona de empaquetado de los viales había restos de vidrio, supuestamente de viales que se habían roto durante el proceso, por lo que se acusa a Nelson de ser poco cuidadoso y poder provocar que algunos de esos trozos acaben en los viales.

2. Nelson no tiene manuales escritos de calidad que aseguren que los productos finales tengan la identidad, calidad y pureza que se supone posee cualquier preparado que se vende bajo una cierta denominación.

3. Durante la preparación de una de las pócimas, el agente de la FDA observó que una de cada seis botellas no recibía la dosis prescrita de la disolución homeopática madre porque, como consecuencia de las agitaciones y movimientos de la máquina, la dosis.... se caía fuera del vial!!!.

Para un escéptico homeopático como yo, lo del vidrio es preocupante pero las otras dos objeciones son irrelevantes porque estoy convencido de que, en esos preparados, no hay más que agua o agua y etanol. Pero no me digais que no tiene guasa que en lugar de meterse en el meollo de la cuestión (no hay nada), la FDA se dedique a comprobar que en una de cada seis botellas, además de no haber nada, no hay nada de nada...

En cualquier caso, creo que vamos en el buen camino. Y necesitamos que en el mercado español vayan pasando cosas similares y no que farmaceúticos y políticos miren a otro lado mientras se venden cientos de productos homeopáticos (o miles, si creemos a Boiron), cuando el propio Ministerio, y solo muy recientemente, ha aprobado los primeros doce. Necesitamos un Edzard Ernst en alguna Facultad española. Y muchos Fer Frías....

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